domingo, 11 de septiembre de 2011

LINGÜÍSTICA PARA NACIONALISTAS - VI:
De la diacronía lingüística de la Península Ibérica y de la supremacía del castellano o español *

· El Reino de España actual es una realidad plurilingüe, que hunde sus raíces en la larga y procelosa historia de la Península Ibérica. Antes de la llegada de los romanos, Iberia era un mosaico de pueblos y lenguas diferentes. Su conquista por Roma (ss. III y II a. de J. C.) provocó la desaparición de esta diversidad lingüística (con la excepción del vascuence), propiciando al mismo tiempo una cierta unidad lingüística, más o menos sólida, según la fecha, la intensidad y la efectividad de la “romanización” de las distintas regiones.

· La llegada de los árabes-bereberes a la Península, en 711, y su estancia a lo largo de ocho siglos acabaron con la unidad lingüística, producto de la romanización, y fueron una de las causas de la fragmentación lingüística actual. En efecto, enseguida, a partir de 722, los cristianos, que se habían refugiado en las montañas de Asturias y de los Pirineos, organizaron la resistencia contra los invasores árabes y comenzaron la Reconquista a partir de cuatro centros diferentes e independientes: Covadonga (Asturias), Pamplona (Navarra), Jaca (situada en los altos valles aragoneses) y la Marca Hispánica (Norte de la Cataluña actual). Esta pluri-resistencia dio lugar, a medida que avanzaba la Reconquista, a reinos diferentes e independientes, orientados de norte a sur. Ahora bien, la Reconquista propició, al mismo tiempo, el desarrollo y la implantación de cinco tipos lingüísticos o dialectos, que fueron, de este a oeste: el catalán, el navarro-aragonés, el castellano, el leonés y el gallego-portugués (Díez y alii, 1977, 43-48). Por eso, Menéndez Pidal (1960) escribió que “la fragmentación lingüística actual de la Península Ibérica es, en lo fundamental y decisivo, resultado de la Reconquista”.

· Al final de la Edad Media, con la conquista del reino musulmán de Granada en 1492, los Reyes Católicos consolidaron la unidad espiritual de la Península. Por otro lado, gracias al matrimonio de Isabel y Fernando (los Reyes Católicos), la unión de los reinos de  Castilla y de Aragón estaba asegurada. Sin embargo, cada uno de estos reinos era, en realidad, una federación de estados que conservaron celosamente sus fueros (leyes), sus cortes (parlamentos), sus aduanas, sus monedas, sus impuestos, sus pesos y medidas,... y también sus lenguas (Valdeón, 1981, 116; Villar, 1979, 41-43). Así, un nuevo mosaico lingüístico, fruto de la romanización y de la posterior Reconquista, alicató el mapa de la Península Ibérica.

· Desde la Edad Media y hasta el reinado de Felipe IV (1621-1665), todos los reyes respetaron las particularidades regionales; entre ellas, las lingüísticas. No obstante, Felipe IV, aconsejado por el Conde-Duque de Olivares, quiso imponer las leyes de Castilla a todos los reinos de España, provocando la separación de Portugal, la guerra de Cataluña y el paso de las tierras catalanas de allende el Pirineo a la soberanía francesa. Sin embargo, y a pesar de haber ganado la guerra de Cataluña, Felipe IV respetó las libertades catalanas (Meliá, 1970). Pero esto no duró mucho tiempo.

· Con la llegada al trono, en 1713, del primer Borbón, Felipe V, la centralización progresa y la prohibición formal y explícita de cualquier lengua que no sea el castellano es una decisión reiterada por los sucesivos monarcas. Así, Valencia, Aragón y Cataluña, que habían apoyado, en la guerra de Sucesión (1701-1713), al otro pretendiente al trono de España (el Archiduque Carlos de Habsburgo), perdieron sus instituciones propias y la mayor parte de sus libertades, entre las cuales la de utilizar la lengua catalana (primero, en los Tribunales; y luego, en las “escuelas de primeras letras”), en el caso de Valencia y Cataluña (cf. Decreto de Nueva Planta de 1716 ). Con Carlos III, una Real Cédula de 1768 hace explícita la orden de enseñar en castellano en la Corona de Aragón. Otra Real Cédula de 1780 extiende esta orden a todo el Reino de España. Y la Ley de Instrucción Pública de 1857 (o Ley Moyano, que dotó al sistema educativo español de un marco legal, que perduró sin grandes cambios hasta la Ley General de Educación de 1970) vuelve a reiterar la misma orden (Díez y alii, 1977, 54-56).

· Ahora bien, este intervencionismo lingüístico se inició cuando el castellano gozaba ya de una hegemonía casi absoluta sobre las otras lenguas peninsulares. Por otro lado, estas órdenes, que postulaban una explícita política lingüística de castellanización, fueron más simbólicas o formales que efectivas, ya que sólo podían dirigirse a las elites regionales —la tasa de analfabetismo rondaba aún el 70% en 1875, más de un siglo y medio después (Lerena, 1976, 154-155)—; y, además, no se previeron los medios necesarios para que fueran cumplidas (Milhou, 1989).

· El castellano, más bien, se fue imponiendo sobre las otras lenguas o dialectos peninsulares, ya desde la época de la Reconquista, gracias a los continuos avances de Castilla en la recuperación de los territorios bajo dominio musulmán, a su creciente poder político, económico y demográfico, así como al prestigio y peso del castellano como lengua común de los distintos reinos y como lengua de cultura y de comunicación internacional. En efecto, en tiempos de Alfonso X (1221-1284), el castellano era ya la “lingua franca” que permitió traducir y dar a conocer en Occidente las grandes obras históricas, jurídicas, literarias y científicas de la cultura de Oriente; y en esto jugó un papel importante la labor de la Escuela de Traductores de Toledo. Además, el castellano fue la primera lengua peninsular que fue objeto de “normativización”, gracias a la primera Gramática de la Lengua Castellana (1492) y a las Reglas de ortografía castellana (1517) de Elio Antonio de Nebrija (García Martín, 2003). Por estos motivos, el castellano adquirió una gran relevancia como medio de comunicación en el campo jurídico y administrativo, como lengua vehicular de la enseñanza, de la creación literaria y científica y de la comunicación internacional. Por estas razones, las elites de las regiones con lengua diferente lo habían adoptado voluntariamente, sin ser obligadas a ello con métodos autoritarios y coercitivos (González Ollé, 1995, 137-139). Y por eso, se puede afirmar que, desde la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XIX, la cuestión lingüística no planteó ningún problema y el español o castellano fue adquiriendo cada vez más importancia y fue conquistando nuevos espacios de comunicación, no por la imposición autoritaria de los poderes del Estado, sino por su prestigio, su pujanza y su peso específico, largamente arraigados (Madariaga, 1978).

· No obstante, a mediados del s. XIX (para el catalán y el gallego) y a finales (para el vascuence), en todas las regiones con una lengua vernácula diferente del castellano, se manifestó, influenciado por el Romanticismo, un interés creciente por las lenguas peninsulares, así como por el pasado histórico y literario de las mismas. De esta forma se inició una recuperación y una reivindicación de las lenguas vernáculas como instrumentos de creación literaria y como objetos de estudio y de normativización. Y esto comenzó a ser utilizado, como bandera política y como banderín de enganche, para fundamentar y justificar las reivindicaciones nacionalistas de autonomía política y/o de construcción y/o de invención de la nación, principalmente en Cataluña y el País Vasco (Díez y alii, 1977, 56; Entwistle, 1982, 132-135; Vidal-Quadras, 1996, 6-7). Así surgió el llamado “nacionalismo lingüístico”, en el que la lengua es sólo una excusa o coartada o instrumento para llevar a cabo la conquista, el disfrute y la conservación del poder (Vidal-Quadras, 1996, 12).

· Estas aspiraciones y reivindicaciones lingüísticas y políticas no siempre fueron secundadas por el poder central del Estado y sufrieron los vaivenes de los traumáticos cambios políticos de la primera mitad del siglo XX, alternando los cortos períodos tolerantes con otros, más largos, en los que la intransigencia política y lingüística fue total. El primer cuarto del siglo XX fue de relativa permisividad (se permitió el uso de las lenguas vernáculas en ciertos contextos: ámbito local y regional; así como la enseñanza en lengua vernácula, en ciertos colegios). Ahora bien, durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), se prohibió la enseñanza de las lenguas regionales (cf. Real Decreto de 11 de junio de 1926). Sin embargo, con la llegada de la Segunda República (1931-1939), se inauguró un nuevo período dialogante y permisivo, durante el cual se dio satisfacción a las reivindicaciones lingüísticas y políticas de las regiones con una lengua vernácula. En efecto, se produjo un reconocimiento constitucional de las precitadas lenguas para que pudieran ser utilizadas y enseñadas (Art. 4 y 50 de la Constitución republicana de 1931), y se aprobaron los Estatutos de autonomía de Cataluña (1932) y del País Vasco (1936), en los que se reguló también la cuestión lingüística (Díez y alii, 1977, 57-58).

· Ahora bien, el golpe de Estado de 1936 y la instauración del Régimen Franquista (1939) acabaron con los “brotes verdes” republicanos, que presagiaban y prefiguraban un oasis político y lingüístico en Cataluña y en las otras regiones, en las que una parte de sus habitantes tenían también una lengua vernácula diferente del castellano. La victoria de los golpistas provocó no sólo la anulación de los estatutos de autonomía sino también la prohibición explícita de utilizar y de enseñar las lenguas vernáculas o en las lenguas vernáculas, en el sistema educativo. Sin embrago, esta intransigencia lingüística no fue constante y rígida durante los cuarenta años de dictadura. En efecto, se suelen distinguir dos etapas (Herreras, 2006, 39-42).

· La primera (desde la Guerra Civil hasta finales de los años cincuenta) puede ser caracterizada por la intransigencia lingüística hacia las lenguas regionales y por la defensa a ultranza del unilingüismo en castellano. Las lenguas vernáculas no eran reconocidas oficialmente como realidades tangibles y se prohibió expresamente su enseñanza y su uso en el sistema educativo (como lengua vehicular), en el Registro Civil, en la redacción de los estatutos de asociaciones o sociedades, en las denominaciones de marcas, nombres comerciales, rótulos de establecimientos, etc. (Orden de 18 de mayo de 1938 y Orden del Ministerio de Industria y Comercio de 20 de mayo de 1940).

· En la segunda etapa (desde finales de los cincuenta hasta la desaparición de la Dictadura, en 1975), ante la necesidad de apertura internacional para asegurar la viabilidad del Régimen Franquista (Tamames, 1983), se hizo la vista gorda y se empezó a tolerar aquello que estuvo prohibido durante la primera etapa (Orden de 14 de noviembre de 1958 y Orden de 20 de junio de 1968). En efecto, se volvieron a permitir los nombres regionales en el Registro Civil; se toleró la reaparición o el nacimiento de asociaciones o instituciones culturales, que jugarán un papel importante en la recuperación de las lenguas regionales (Institut d’Estudis Catalans, Omnium Cultural y Rosa Sensat, en Cataluña; los Cursos de Llengua Valenciana, en el País Valenciano; la Obra Balear y el Institut d’Estudis Eivisencs, en Baleares); o se fue condescendiente con formas de enseñanza proscritas hasta entonces (las ikastolas, en el País Vasco y Navarra). Ahora bien, habrá que esperar hasta la Ley General de Educación (LGE) de 1970 para que se produzca un reconocimiento formal y oficial de la realidad plurilingüe española y para que las lenguas regionales pudieran ser tenidas en cuanta, enseñadas y aprendidas en los niveles de Preescolar y Educación General Básica (EGB) (cf. Art. 1, apartado 3; Art. 14; y Art. 17 de la LGE). En realidad, la LGE fue papel mojado, ya que sólo con los decretos de aplicación de 1975 (Decreto 1433/1975, de 30 de mayo y Decreto 2929/1975, 31 de octubre), se hicieron efectivas, pero sólo sobre el papel, las previsiones de la LGE (Muset y Arenas, 1982, 135-136; Díez y alii, 1977, 60-61; y Mestre, 1981, 204-207).

· Así pues, desde el punto de vista lingüístico, se puede afirmar, que España fue, oficial y legalmente, un monocromático desierto lingüístico desde el inicio del Régimen Franquista y hasta la muerte de F. Franco, el 20 de noviembre de 1975. Con la desaparición física del dictador y la aprobación de la Constitución de 1978, se va a iniciar el proceso para salir del “desierto lingüístico” y penetrar en lo que he denominado “oasis lingüístico español”, en el que los ciudadanos de las distintas regiones de España han podido recuperar su pasado, sus tradiciones y sus derechos lingüísticos. Así, un nuevo mosaico lingüístico, fruto de la Transición, empezó a alicatar de nuevo el mapa de España. Ahora bien, este nuevo alicatado, que fue flexible, racional y razonable de 1975 a 1992, derivó hacia una radicalización lingüística, a partir de los llamados decretos de inmersión lingüística (1992), radicalización que está poniendo en entredicho y en peligro la paz social y sociolingüística en España. Este nuevo proceso de alicatado, tanto el flexible como el radical, y sus consecuencias nefastas serán objeto de otras entregas de esta “Lingüística para Nacionalistas”.

© Manuel I. Cabezas Cabezas
m.ignacio.cabezas@gmail.com
15 de enero de 2010
Publicado en Ciudadanos en la Red

(*) Este texto es la primera parte resumida de un largo ensayo, titulado “Del oasis sociolingüístico español a la entropía lingüística de las CC. AA. con dos lenguas oficiales (el caso catalán)”, que será publicado en las actas del coloquio internacional sobre “L’Europe des 27 et ses langues”, que tuvo lugar en París del 3 al 5 de diciembre de 2009.

Algunas fuentes para verificar lo expuesto e ir más lejos:

 · Díez, M. y alii (1977), Las lenguas de España, Col. Breviarios de Educación, Servicio de Publicaciones del MEC, Madrid.
· Entwistle, W.J. (1982), Las lenguas de España: Castellano, Catalán, Vasco y Gallego-Portugués, E. Istmo, Madrid.
· García Matín, J.M. (2003), “Hacia la constitución de la norma del español entre los siglos XVI y XVIII: interacción entre norma y lengua oficial”, in J.C. Herreras (Dir.), Norme linguistique et société, Cresle, PU Valenciennes, pp. 9-40.
· González Ollé, F. (1995), “El largo camino hacia la oficialidad del español”, in M. Seco y G. Salvador (Coords.), La lengua española, hoy, Fundación Juan March, Madrid.
· Herreras, J.C. (2006), Lenguas y normalización en España, Gredos, Madrid.
· Lerena, C. (1976), Escuela, ideología y clases sociales en España, Ariel Barcelona.
· de Madariaga, S. (1978), España. Ensayo de historia contemporánea, E. Sudamericana, Buenos Aires.
· Meliá, J. (1970), Informe sobre la lengua catalana, Magisterio Español, Madrid.
· Menéndez Pidal, R. (1960), Enciclopedia Lingüística Hispánica, T.-1, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.
· Mestre Ferre, O. (1981), “I. Cataluña. Situación actual del bilingüismo en la enseñanza en cataluña”, in Revista de Educación, 268, pp. 203-252.
· Milhou, A. (1989), « L’impérialisme linguistique castillan; mythe et réalité », in Cahiers du CRIAR, 9.
· Muset, M. y Arenas, J. (1982), “Informe sobre la situación de la enseñanza  en catalán y del catalán en Cataluña”, in  Siguán M. (coord.), Lenguas y educación en el ámbito del Estado español, Serie Seminario – 15, Ediciones de la Universidad de Barcelona, pp.133-154.
· Tamames, R. (1983), La República. La era de Franco, Alianza Editorial, Madrid.
· Valdeón, J. (1981), “Los Reyes Católicos. La unidad dinástica de Castilla y Aragón”, in La Baja Edad Media. Crisis y renovación en los siglos XIV y XV, Col. Historia-16, Historia de España nº 5, 109-127..
· Vidal-Quadras, A. (1996), Multilingüismo y política (El caso catalán), Quaderns de la Fundació Concordia, nº 4, Barcelona.
· Villar, P. (1979), Historia de España, Crítica, Barcelona.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

MEMECES PROFERIDAS POR LOS POLÍTICOS, LOS SINDICATOS, LAS ASOCIACIONES DE PADRES Y PROFESORES,… ANTE LA SENTENCIA DEL TSJC

· La sentencia-ultimátum del TSJC, hecha pública el viernes 2 de septiembre de 2011, confirmando la sentencia del Tribunal Supremo en relación con el modelo de inmersión lingüística y la marginación del castellano como lengua vehicular en el sistema educativo de Cataluña, es clara.  En un plazo de dos meses, la Generalitat debe  introducir los cambios pertinentes para que las dos lenguas propias de la mayor parte de los ciudadanos de Cataluña y, además, “lenguas oficiales” de Cataluña (el catalán y el castellano) sean lenguas vehiculares en el sistema educativo catalán.  

· Ante esta sentencia, los nacionalistas de todo cuño (CiU, PSC, ICV-EUiA, ER y SI) se han echado al monte y la han considerado casus belli (Pujol, dixit); y el Gobierno de la Generalitat (poder ejecutivo) ya ha declarado, por activa y por pasiva, que el modelo de inmersión lingüística es innegociable e inamovible, es una “línea roja”, que no se puede traspasar. Esto implica un nuevo desacato explícito a una resolución judicial. Si no estoy confundido, creo que estamos en un Estado de Derecho en el que, formalmente, existe una división de poderes, para evitar el mangoneo, el mamoneo y la arbitrariedad. Y en un verdadero Estado de Derecho, las resoluciones judiciales deben ser acatadas y  cumplidas. No hacerlo, como ha amenazado el Presidente de la Generalitat (y a ello ha invitado y azuzado a las distintas instituciones catalanas y a la sociedad civil), implica implantar la ley de la selva,  implica destruir el Estado de Derecho y poner en circulación la moneda de la arbitrariedad y de la discrecionalidad, fuente y justificación de toda injusticia.

· Por otro lado, esta sentencia del TSJC ha desencadenado una psicoverborrea (colitis verbal) de los políticos, de la mayoría de los sindicatos, de ciertas asociaciones de padres y profesores y también del Gobierno de la Generalitat. En efecto, todos estos actores, cegados por la fe nacionalista, han proferido una serie de memeces, que no son nuevas (es lo que repiten siempre, sin ton ni son, y sin venir a cuento) y que no se pueden dejar pasar por alto. He aquí una pequeña antología de estas memeces, que propalan valoraciones gratuitas sobre las bondades y los beneficios de la “inmersión precoz y total” y sobre los peligros y las catástrofes que traería consigo el equiparar el catalán y el castellano como lenguas vehiculares de la enseñanza en Cataluña y así tratar de alcanzar un “bilingüismo integral e integrador

· El Honorable Artur Mas considera un ataque y una agresión que el español tenga el mismo estatus (lengua vehicular) que el catalán en el sistema educativo de Cataluña. Irene Rigau, Consejera de Educación, por su lado, se permite afirmar que el modelo educativo catalán se caracteriza por su eficacia, que el castellano no queda excluido y que, al final de la enseñanza obligatoria, “se garantiza que el alumno conoce las dos lenguas”; además, habla de los “beneficios del actual modelo, que ha contribuido a la cohesión social, ya que no genera diferencias”; por otro lado, afirma gratuitamente que “en Cataluña todo el mundo es bilingüe”. La ministra Carme Chacón defiende también el modelo de inmersión, ya que “ha garantizado la cohesión social y lingüística”. Los de ICV-EUiA consideran que la sentencia de TSJC pone en peligro el modelo de sociedad conseguido (cf. El Mundo,  3 de septiembre de 2011).

· Ante tanta memez, invito a los lectores a que consulten los informes PISA o los informes de la OCDE o los de la Fundación Jaume Bofill, para darse cuenta de las falacias contenidas en estos posicionamientos de la casta política catalana (cf. C. in Lingüística para Nacionalistas IV). Ahora bien, basta con referirse a las “investigaciones sobre los dos códigos” (B. Bernstein) y la “teoría del aprendizaje cognitivista” para desenmascarar el discurso de los partidarios de la “inmersión lingüística precoz y total”, importada directamente de Canadá (cf. Lingüística para Nacionalistas III). En efecto, con el modelo catalán de la inmersión lingüística, la competencia lingüística en castellano no está asegurada, el bilingüismo catalán-castellano es simplemente una quimera  y la cohesión social es sólo un sueño.

· En la literatura científica y en los estudios de campo sobre la relación entre la competencia lingüística de los alumnos en la lengua vehicular de la enseñanza-aprendizaje y el fracaso o éxito escolar, se utilizan siempre, a veces implícitamente, los resultados de las investigaciones del sociolingüista inglés Basil Bernstein. Hoy las traigo a colación, porque nos van a permitir descubrir y comprender lo que ha pasado y está pasando en el sistema educativo catalán, sin necesidad de recurrir a los informes precitados.

· Sin entrar en los detalles de sus investigaciones y en los debates que provocaron, diremos que B. Bernstein, a partir de su experiencia profesional como profesor, establece una relación muy estrecha entre clases sociales, lenguaje y éxito o fracaso escolar. Esto le lleva a formular la “teoría de los dos códigos”, que él pone en relación con clases sociales diferentes y con los resultados escolares. Por un lado, está el “código elaborado”, que es la lengua utilizada por las clases medias —favorecidas desde el punto de vista económico, social y cultural— y que conduce normalmente o más frecuentemente hacia el éxito escolar. Por el otro, está el “código restringido”, que es la lengua de las clases trabajadoras —desfavorecidas económica, social y culturalmente— y que, más frecuentemente, lleva al fracaso escolar.

· Estos resultados escolares diferentes se deben, según B. Bernstein, al hecho de que los hijos de las clases medias cuando llegan a la escuela se encuentran con una lengua vehicular de enseñanza-aprendizaje que coincide con el “código elaborado”, adquirido en el privilegiado contexto familiar y social en el que han crecido; por eso, al llegar al centro escolar, se encuentran como pez en el agua y el éxito académico es, entre ellos, más común que el fracaso. Sin embargo, los hijos de las clases trabajadoras entran en contacto, cuando llegan a la escuela, con una lengua vehicular (código elaborado), que es muy diferente de la que utilizan en el desfavorecido ambiente familiar y social (código restringido); de ahí que el fracaso escolar sea más frecuente entre ellos.

· Si lo que expone B. Bernstein sucede cuando los hijos de la clase media y de la trabajadora utilizan como lengua vehicular una lengua que coincide con la lengua materna de los alumnos, ¿qué puede ocurrir cuando la lengua vehicular de la escuela (por ejemplo, el catalán) es una lengua distinta de la materna (por ejemplo, el castellano), como sucede en la mayor parte de los casos del alumnado de Cataluña? Lo lógico será que el número de fracasos escolares aumente sustancialmente entre los alumnos que son hijos de las clases trabajadoras y/o tienen como lengua materna y habitual una lengua diferente de la utilizada —como lengua vehicular en la escuela— por el profesor o en los libros de texto o material escolar. Esta deducción lógica es corroborada por los Informes Pisa y por los Informes Evaluativos de la Generalidad o del Mec. En efecto, en todos ellos, se cita y se utiliza el nivel económico, social y cultural de la familia y del contexto familiar, entre otros factores, para motivar y justificar los resultados insatisfactorios de los alumnos catalanes evaluados.

· La “teoría de los dos códigos” de B. Bernstein así como las deducciones y consecuencias que acabamos de explicitar son congruentes con la “teoría cognitivista”, teoría del aprendizaje que intenta dar una explicación del desarrollo del lenguaje y de la adquisición de las lenguas naturales (cf. Lingüística para Nacionalistas - I). Según esta teoría, el desarrollo de la facultad del lenguaje y el nivel de competencia lingüística alcanzado en una lengua determinada (cf. código restringido y código elaborado) dependen de la cantidad, de la variedad, de la intensidad y de la calidad de los “inputs” que recibe el alumno o el niño en el contexto escolar y en el contexto familiar y social, así como de la gestión de los mismos por el SAL (“sistema de adquisición del lenguaje”), esa especie de “boîte noire”, alojada en el cerebro de cada discente. Por eso, si una lengua (es el caso del castellano en Cataluña) no es utilizada como lengua vehicular (lengua de enseñanza-aprendizaje en el sistema educativo catalán), los “inputs” de los alumnos castellanohablantes no tendrán la cantidad, la variedad, la intensidad y la calidad necesarias para que puedan desarrollar un bilingüismo integral e integrador.

· Ante estas aportaciones de la psicolingüística y de la sociolingüística, que desmontan las afirmaciones gratuitas (las memeces) de la casta política catalana y de sus seguidores, sobra cualquier tipo de comentario. Ahora bien, quiero terminar esta cogitación citando la conclusión de un informe de la Fundación Jaume Bofill, que no es sospechosa de ser anticatalanista: en Cataluña, “el dret a una ‘educació de qualitat per tothom’ és encara un objectiu pendent d’aconseguir. Excel·lència i equitat continuen sent dos reptes pendents en el nostre sistema educatiu. Catalunya té un dels nivells d’abandonament escolar prematur més elevat de la Unió Europea, i un dels nivells de formació de la població jove més baix” (Fundación Jaume Bofill, Informe-Anuari: L’estat de l’educació a Catalunya 2006-2007, pp. 16-17).

Coda: Como dijo alguien, “la palabra de la ciencia, acero, provisionalmente definitivo; la de la casta política, cera”.

© Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com
7 de septiembre de 2011
Publicado en A Fons Vallès, Cerdanyola Info, periodicoelbuscador y Cerdanyola al Dia.

miércoles, 31 de agosto de 2011

I HAVE A DREAM”: C’S y UPyD, UNA ESPERANZA O SUEÑO BAJO LA GUILLOTINA*

· El 28 de agosto de 1963, en Washington, Martín Luther King utilizó, en un célebre discurso, la expresión “I have a dream”, para verbalizar su esperanza, su sueño de un mundo de libertad y de justicia, donde todos (blancos y negros) tuviesen los mismos derechos civiles. En 1964, gracias a los buenos oficios del malogrado presidente J.F. Kennedy, se promulgó una ley que daba, finalmente, también a los negros, los precitados derechos de los que estaban privados.

· Guardando las distancias, yo también he tenido un sueño sobre la esperanza que ha representado y representa, pero cada vez menos, Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C’s) y Unión, Progreso y Democracia (UPyD), para los ciudadanos y la vida política no sólo de Cataluña, sino de España. Esperanza que puede verse truncada, sin embargo, si no se toman las medidas necesarias, pertinentes y urgentes para eliminar los peligros internos, personificados en sus cúpulas respectivas, que acechan a C’s y a UPyD. He aquí mi sueño, que puede acabar en pesadilla en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, tanto si estas dos formaciones tienen buenos como malos resultados electorales.

· Desde el punto de vista histórico, el paso de la Edad Media a la Edad Moderna se produce a través de un período transitorio, el Renacimiento (volver a nacer). Durante la Edad Media, Dios era la medida de todas las cosas: había una idea teocéntrica de la ciencia, del arte, de la cultura, de la vida, es decir de todo. Con el Renacimiento, se produce un cambio de paradigma: Dios deja de ser el centro y en su lugar es situado el Hombre. De ahí el término Humanismo para designar el movimiento intelectual, que rompe con las tradiciones escolásticas medievales y exalta las cualidades propias de la naturaleza humana. En efecto, el hombre abandona la tutela de la disciplina de la Iglesia y se organiza una cultura laica; vuelve la mirada hacia sí y piensa que puede llegar por sí mismo a la verdad, sin la revelación divina; ensalza la importancia de la razón, combatiendo el criterio de autoridad y potenciando, al mismo tiempo, el espíritu crítico; etc. Todo esto trajo consigo cambios importantes y beneficiosos en el orden científico, técnico, cultural,… que permitieron dar paso a los grandes descubrimientos geográficos y técnicos, a los diferentes Siglos de Oro de los pueblos de Europa y a un cambio de época.

· En los manuales de derecho político, se suelen recoger y citar dos axiomas o principios en relación con el comportamiento de los partidos políticos tradicionales. Todos se proponen conquistar el poder. Ahora bien, una vez conquistado, se produce una metamorfosis, que hace que olviden no sólo las promesas hechas durante la campaña electoral, sino también los principios, los valores y el ideario del partido, y que sólo piensen en incrementar cada vez más su poder y en mantenerse en él el mayor tiempo posible. Esto sería la “Edad Media de la vida política”, donde todo está subordinado a los intereses de los miembros de la casta política, i.e. de los profesionales de la res publica.

· Contra estos comportamientos de los políticos profesionales, de la “casta política medieval”, ha aparecido un antídoto, ha surgido un “renacimiento político”: C’s y UPyD, que nacieron, entre otros motivos, para acabar con estos comportamientos y poner en práctica otra forma de hacer política. En efecto, como se suele afirmar reiteradamente en estas dos jóvenes formaciones, los miembros de C’s y de UPyD no son, ni quieren ser, ni deben ser profesionales de la política, sino profesionales que, durante un tiempo, se dedican a la política; de ahí la limitación de mandatos. Y, por otro lado, como reza uno de sus eslóganes , “sólo nos importan las personas”.

· Esta nueva actitud ante el hecho político (no somos profesionales de la política) y este nuevo paradigma de la vida política (“sólo nos importan las personas”) son el fermento, la levadura (como lo fue en el Renacimiento el Hombre que ocupó el lugar de Dios) que debe permitir “regenerar la vida política” y provocar un “renacimiento político”. La esperanza y las expectativas creadas por C’s y UPyD en muchos ciudadanos, no sólo de Cataluña sino del resto de España, dan testimonio de ello. En efecto, ahí están los resultados electorales, tanto en las elecciones autonómicas como municipales del pasado 22 de mayo de 2011, para corroborar lo que acabo de afirmar.

· Ahora bien, esta esperanza y estas expectativas pueden verse truncadas, y el sueño puede acabar y acabar mal, como una pesadilla, si los militantes de C’s y de UPyD no actúan decididamente, sin complejos y sin cálculos politiqueros, contra los peligros internos (representados por sus cúpulas dirigentes), que acechan a estas dos formaciones políticas. La responsabilidad de los militantes, para que el proyecto, el ideario y los valores de C’s y de UPyD no se desvirtúen, es enorme. Está en juego un “cambio de época política”, está en juego el renacimiento de la “democracia participativa y directa” de la antigua Grecia, exigida por los “indignados del 15M”, democracia prístina que debe permitir situar a los ciudadanos, a las personas, en el epicentro de toda la actividad política.

· Por eso, creo que los militantes y simpatizantes no pueden no ser beligerante y que deben, más bien, ser intransigentes cuando están en juego y en peligro los principios, los valores, el ideario de C’s y de UPyD, ya que estos nuevos partidos se han convertido en genuinas y auténticas granjas orwellianas, que no tienen nada que envidiar a sus hermanos mayores, los partidos políticos tradicionales y al uso. Ante la metamorfosis orwelliana de C’s y de UPyD, cualquier otra consideración, cualquier otro cálculo politiquero o politicastro (“no es el momento”, “estamos inmersos en una campaña electoral”, “no es bueno lavar los trapos sucios en público”, “sería tirar piedras contra nuestro propio tejado”,...) creo que no son de recibo y deberían ser rechazados de plano. El grado de metástasis antidemocrática es tal en estas dos formaciones, que una actuación rápida y traumática (una rebelión de los militantes contra las cúpulas de C’s y de UPyD) parece necesaria, antes de que los medios de comunicación empiecen a difundir toda la “basura” (por utilizar un término suave) que han ido generando las citadas cúpulas y que, por desgracia, es mucha y muy variada. Autocrítica dura y feroz, con luz y taquígrafos, búsqueda de alternativas y de equipos, regeneración y vuelta a los principios, a los valores y al ideario de C’s y de UPyD, sin esperar más, sin cálculos electoralistas, éstos deberían ser los banderines de enganche de los genuinos afiliados y simpatizantes de C’s y de UPyD. No hacerlo es contribuir a preparar el pesebre y el cubil a la casta política, empotrada en las cúpulas de C’s y de UPyD.

Manuel I. Cabezas González  
m.ignacio.cabezas@gmail.com  
29 de agosto de 2011

(*) Este texto es una versión actualizada de otro que fue publicado en Ciudadanos en la Red, el  28 de mayo de 2008.


domingo, 21 de agosto de 2011


BIBLIOGRAFÍA PARA NACIONALISTAS – I: 
Lenguas y Normalización en España

· Cuando inicié la redacción de los textos de la serie “Lingüística para Nacionalistas” (algunos de los cuales he ido cologando aquí, en Honestidad Radical (HR); otros lo serán en el futuro) pensé también en la pertinencia y la funcionalidad de una “Bibliografía para Nacionalistas”, que sirviera para iluminar, cual lenguas de fuego de Pentecostés, las mentes nacionalistas y no nacionalistas.

· En diciembre de 2007, redacté una reseña (colgada aquí) sobre el último libro de A. Boadella, Adiós Cataluña. Crónicas de amor y de guerra, como introito a esta “Bibliografía para Nacionalistas”. Hoy retomo el proyecto para presentar el último libro de J.C. Herreras, Catedrático de Filología Hispánica en la Universidad Paris Diderot – Paris 7, titulado Lenguas y Normalización en España*.

· En esta obra, como explicita el título de la misma, el Prof. Herreras analiza el proceso de “normalización” lingüística, que se inició en España con la “Transición” y que todavía está en curso. La cuestión lingüística de la España de hoy es un problema de cotidiana actualidad y no deja a nadie indiferente: despierta fuertes emociones, se ha convertido en instrumento de poder y de lucha política y se presta fácilmente a la demagogia y a la confusión, asevera el Prof. Herreras en la introducción, citando al Presidente del Senado, Ángel Rojo. Para abordar esta problemática, el Prof. Herreras estructura su obra en tres partes.

· En la primera parte (“I. Las lenguas autonómicas antes de la Constitución de 1978”), el Prof. Herreras hace una incursión en el pasado para describir, en un primer momento, el punto de partida de la diversidad lingüística actual de la Península Ibérica. Él la sitúa en la colonización romana y en la llegada posterior de los bárbaros y, en 711, de los árabes. Este último hecho fraccionó la romanización y la homogeneización lingüística de Hispania y explica la distribución geográfica actual de las distintas lenguas peninsulares, fruto de la Reconquista, que avanza a partir de diferentes focos de resistencia del norte de la Península.

· Luego, en un segundo momento de esta primera parte, el Prof. Herreras describe diacrónicamente (desde la Reconquista hasta el Régimen Franquista) los avatares por los que han ido pasando las distintas lenguas peninsulares tanto “en la sociedad en general” como en “el sistema educativo”. Este panorama histórico le permite poner los puntos sobre las íes y desenmascarar la visión fabulada, partidista e interesada de la historiografía nacionalista periférica. Para muestra un botón: a pesar de lo que afirma ésta, el castellano ha gozado tradicionalmente de una supremacía casi absoluta sobre las otras lenguas peninsulares y esto no fue fruto ni del intervensionismos del Estado, ni de la utilización de normativas y métodos coercitivos. Además, los Decretos de Nueva Planta (s. XVIII), que representan el primer intento de restricción lingüística, fueron algo más simbólico (o declaración de principios) que efectivo, porque el Estado no disponía en ese momento de los medios para exigir su cumplimeineto. Otra cosa fueron las medidas discriminatorias tomadas durante los s. XIX y XX.

· En la segunda parte (“II. Las lenguas autonómicas después de la Constitución de 1978”), que es la más extensa, el Prof. Herreras describe los procesos de “normalización lingüística” en las distintas CC. AA. con dos lenguas oficiales. Estos procesos tienen su apoyatura legal en la Constitución de 1978 y en los diferentes Estatutos de Autonomía y se han ido desarrollando a ritmos diferentes, según las lenguas y las CC. AA. implicadas. Fundándose en minuciosos y diversificados datos estadísticos, el Prof. Herreras entra de lleno en el estudio de la normalización (conocimiento y uso de las diferentes lenguas autonómicas, a lo largo de 25 años) en distintos espacios: vida social; administración e instituciones; medios de comunicación y sector cultural; y en el sistema educativo no universitario y universitario.

· En la última parte (“III. Balance de 25 años de normalización lingüística”), el Prof. Herreras propone una síntesis de los resultados obtenidos por la normalización, tanto en la “sociedad en general” como en el “sistema educativo”. El Prof. Herreras constata que se ha producido un incremento significativo de las competencias lingüísticas (hablar, entender, leer y escribir) en la lengua regional de los ciudadanos de las diferentes CC. AA. con dos lenguas oficiales. Y estos progresos se producen en distintos sectores de la sociedad: Parlamentos regionales, Administraciones autonómicas, medios de comunicación social (TV, radios, edición de libros, prensa), así como en el sector cultural (teatro, cine, doblaje y subtitulado de películas). Por lo que respecta al “sistema educativo”, se ha pasado, según el Prof. Herreras, de una “fase de extensión” (generalización de la enseñanza de las lenguas autonómicas a todos los alumnos, en aplicación de los “decretos de bilingüismo”) a una “fase de intensión” (enseñanza en lengua autonómica, en aplicación de las “leyes de normalización”); y, desde hace algunos años, hay intentos para poner en marcha una “fase de exportación” (difusión de las lenguas autonómicas tanto en las CC. AA. hispanohablantes de España como en Europa).

· Ahora bien, los logros conseguidos no deben ser, precisa el Prof. Herreras, los árboles que nos impidan ver los efectos negativos de las normalizaciones lingüísticas, en particular, en el sistema educativo. En efecto, puntualiza el Prof. Herreras, son muchos los que “comienzan a manifestar cada vez más reticencias hacia una normalización desmesurada, cuyo objetivo no es el de favorecer un verdadero bilingüismo, sino la imposición de un monolingüismo reductor en todos los sentidos” (p. 374). Y esto es un fraude, un engaño, y una incoherencia.

· Esta obra del Prof. Herreras interesa a todos aquellos responsables o irresponsables que están ocupados y/o preocupados por la gestión lingüística de las sociedades multilingües (profesores, sindicatos, partidos políticos, administradores y cargos públicos, organismos europeos, etc.). Pero sobre todo, interesa a los que tienen que soportar las políticas de normalización lingüística (alumnos, padres, empleados, empresarios, escritores, artistas, creadores y un largo etcétera).

© Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com
9 de junio de 2009
Publicado en Ciudadanos en la Red.

(*) José Carlos Herreras (2006), Lenguas y Normalización en España, Madrid, Gredos.

miércoles, 17 de agosto de 2011



HINCHAS DEL BARÇA, DISCRIMINADOS LINGÜÍSTICAMENTE Y EN PELIGRO FÍSICO EN LA FINAL DE LA CHAMPIONS LEAGUE, ROMA 2009*

Va por ti, “Tete”, amante del deporte
· Según LAVOZLIBRE.COM, la UEFA aceptó la propuesta de Joan Laporta de que el catalán fuera, con el inglés y el italiano, la lengua oficial de la final de la Champions League del 27 de mayo de 2009, en vez del castellano. Así, la lengua catalana fue la lengua que se escuchó por la megafonía del estadio Olímpico de Roma cuando la organización se dirigió a los hinchas azulgranas.

· En este tipo de eventos, el plurilingüismo oficial es variable y se fundamenta en las características ligüísticas de los hinchas y espectadores. Y, a lo largo de los partidos, permite a la UEFA dar instrucciones relativas a la seguridad y a las situaciones de peligro y emergencia, como la desaparición de personas o las avalanchas de público, que puedan causar daños y heridos; y por otro lado, también le permite informar a los hinchas respectivos y a los espectadores en general sobre las alineaciones iniciales y los cambios de jugadores a lo largo de los encuentros.

· El resultado de las gestiones de Laporta ante la UEFA es un nuevo pasito, localizado y limitado en el tiempo (unos 90 minutos) y en el espacio (estadio Olímpico de Roma), pero es un pasito más por el camino del reconocimiento del catalán en el ámbito internacional. El progreso es modesto, hay que reconocerlo; pero es meritorio y, cuando hay progreso, siempre hay esperanza en la consecución de los objetivos relativos al estatus internacional del catalán. “Chapeau!”, Sr. Laporta. Pero al mismo tiempo, el Presidente del Barça se ha marcado un punto más y ha hecho nuevos méritos ante o en la tribu nacionalista, de todo cuño (de derechas, de centro y de izquierdas), para fraguarse un futuro político personal. Está en su derecho, si se lo permiten los socios que le han votado y, seguramente, le seguirán votando, ante los éxitos de esta temporada (“Liga, Copa y Champions”, vocifera la hinchada azulgrana). Por otro lado, no debemos olvidar que, para los “blau-granas”” nacionalistas (es el caso de J. Laporta), el “Barça es més que un club”, como queda reflejado en el grito de guerra, repetido hasta la extenuación estas últimas horas: “¡Visca el Barça! i ¡Visca Catalunya!”.

· Contra este nuevo pasito para convertir al catalán en una lengua exportable e internacional no hay nada que objetar, siempre que no se conculquen los derechos lingüísticos de los demás hinchas y mientras no se ponga en peligro la integridad y la seguridad físicas de los mismos. Ahora bien, Joan Laporta, con sus gestiones, se comportó como un hooligan lingüístico y no como el Presidente del Barça, que debe representar y pastorear a todos los socios, “gent blau grana tan se val d'on venim, si del sud o del nord, […] una bandera ens agermana”, según reza el himno azulgrana. Actuando como actuó, el Sr. Laporta ha ninguneado a una parte los hinchas del Barça, no catalohablantes, que procedían de otras regiones de España y del resto del mundo, que también habían acudido a Roma para animar a su equipo, el Barça. Y además, ha puesto en entredicho, durante más de 90 minutos, la seguridad y la integridad física de los mismos, ya que no habrían podido recibir las instrucciones pertinentes, en caso de necesidad perentoria y vital, si hubieran sido proporcionadas sólo en las tres lenguas oficiales (italiano, inglés y catalán).

· Este episodio lingüístico de la final de la Champions de 2009 no es baladí, ni es una anécdota sin importancia. Es, más bien y una vez más, la materialización de una utilización contra natura de las lenguas. Es la utilización de las lenguas con fines extradeportivos y no comunicativos. En efecto, éstas sirven fundamentalmente para que la información fluya entre el que habla y el que escucha; y no para aislar a las personas y para ser utilizadas como armas de lucha política y de conquista y monopolio del poder o como instrumentos de división, de discriminación, de marginación,… de los ciudadanos de Cataluña o de los hinchas del Barça.


· Por lo tanto, no tiene justificación lógica y razonable la sustitución del castellano por el catalán, en la final de la Champions. Las dos lenguas (castellano y catalán) son, cierto, “lenguas propias”, no de Cataluña (que no puede tener ninguna lengua propia) sino de la mayor parte de los ciudadanos de Cataluña (
Lingüística para Nacionalistas – I). Ahora bien, el castellano, además de ser lengua propia de la mitad de los ciudadanos de Cataluña, es la lengua común de todos los hinchas y, desde cualquier punto de vista (excepto el nacionalista), nunca se debería haber sustituido el castellano (lo repito, lengua común de todos hinchas y propia de la mitad de los ciudadanos catalanes) por el catalán (lengua de sólo una parte de los hinchas del Barça y de una parte de los ciudadanos de Cataluña), por los motivos indicados supra.

· Este episodio lingüístico de la final de la Champions me ratifica en algo que he escrito reiteradamente en relación con la política educativa, lingüística y deportiva de las Comunidades Autonómicas con dos lenguas oficiales. Estas políticas son los cimientos sobre los que se construyen y se consolidan los nacionalismos periféricos. Estas políticas son tanto el punto de apoyo como la palanca para provocar una separación entre los ciudadanos y una ruptura entre los territorios de España. Ahora bien, estas políticas son al mismo tiempo el talón de Aquiles de la quimera nacionalista. De ahí la necesidad de no bajar la guardia en estos aspectos y de estar siempre ojo avizor.



© Manuel I. Cabezas González

m.ignacio.cabezas@gmail.com
28 de mayo de 2009
Publicado en Ciudadanos en la Red


(*) Hoy, 17 de agosto de 2011, se celebra la final de la Supercopa de España y el azar ha querido que la jueguen el FC Barcelona y el Real Madrid. De nuevo, un enfrentamiento clásico entre dos clubes, utilizados tradicionalmente para algo más que para competir deportivamente. Para muestra, el botón de la final de la Champions League (Roma -2009).

domingo, 14 de agosto de 2011



LINGÜÍSTICA PARA NACIONALISTAS - V:
Del oasis sociolingüístico español a la entropía de las CC. AA. con dos lenguas oficiales (el caso catalán) *

o. Desde hace más de tres años, estamos a la espera de la sentencia del Tribunal Constitucional, que no acaba de llegar, para saber si, como filtró El País, el 20.11.2009, más de un tercio de los artículos del Estatuto de Cataluña de 2006 es inconstitucional o no. Entre los artículos bajo la espada de Damocles del citado tribunal, están el “Art. 6. La lengua propia y las lenguas oficiales” (Título Preliminar) y ciertos artículos del “Capítulo III. Derechos y deberes lingüísticos” (Título I). A pesar de este stand by y a pesar de esta incertidumbre sobre la constitucionalidad del Estatuto de 2006, la Generalitat ha puesto la directa y se ha dedicado a desarrollar los distintos aspectos del mismo; entre ellos, ciertos artículos relativos a la cuestión lingüística, en la Ley de Educación de Cataluña (LEC) de 2009 que, por cierto, también está recurrida ante el Tribunal Constitucional, desde mediados de octubre de 2009.

· En este compás de espera (para todos) y de nerviosismo para los nacionalistas catalanes de todo cuño (radicales y menos radicales, de derecha y de izquierda, en el poder o en la oposición), y ante la casi segura poda constitucional que se avecina, me permito describir, a grandes rasgos, la política lingüística aplicada en el sistema educativo de Cataluña desde 1975. Me centro en esta política lingüística porque, para los responsables de la misma, la “normalización lingüística” del sistema educativo es el instrumento fundamental para asegurar la implantación sólida y permanente del catalán en todos los otros ámbitos.

1. El desierto lingüístico español de la época franquista (1939-1975)

· El Reino de España actual es una realidad plurilingüe, donde se habla, además del catalán y sus variedades lingüísticas de Valencia e Islas Baleares, el vasco, el gallego y el castellano. Ahora bien, desde la Edad Media, el español se ha impuesto a las otras lenguas por una serie de motivos, que no es el momento de explicitar. Así, el español, a lo largo de los siglos, ha adquirido cada vez más importancia y ha conquistado nuevos espacios de comunicación, no por la imposición autoritaria del poder central del Estado, sino por su prestigio, su fuerza y su peso específico, largamente consolidado.

· Sin embargo, en el siglo XIX, en el contexto del Romanticismo, se produjo un interés creciente, en todas las regiones de España con una lengua vernácula, tanto por las lenguas regionales como por su pasado histórico y literario. Así, a partir de este momento, las lenguas regionales serán utilizadas como un banderín de enganche para fundar y justificar las reivindicaciones nacionalistas de autonomía política y/o de independencia. Y así nació lo que Vidal-Quadras ha llamado el “nacionalismo lingüístico” (nacionalismo que utiliza la lengua como excusa, como coartada, como un simple instrumento para llegar al poder y conservarlo).

· Estas reivindicaciones políticas y lingüísticas del siglo XIX empezaron a ser satisfechas durante la Segunda República española (1931-1939). Ésta reconoció, en la Constitución de 1931 (cf. Art. 4 y 50), las peculiaridades lingüísticas de las diferentes regiones y favoreció la elaboración del Estatuto catalán de 1932. Sin embargo, el golpe de Estado de 1936 y la instauración del Régimen Franquista (1939-1975) provocaron la anulación del precitado Estatuto de 1932 y la prohibición explícita de utilizar oficial y públicamente las lenguas regionales, así como la prohibición de enseñarlas o de utilizarlas como lenguas vehiculares en la escuela. Estas prohibiciones están en el origen de lo que he denominado “desierto lingüístico”, tanto en Cataluña como en el resto de regiones con una lengua vernácula, desierto caracterizado por el “monolingüismo en español”, durante los 40 años de dictadura.

2. El oasis sociolingüístico español, fruto de políticas lingüísticas flexibles, razonadas y razonables

· Ahora bien, el fin de la Dictadura y la Constitución de 1978 provocaron la “transición política”, que va a permitir abandonar el “desierto lingüístico franquista” y entrar en el “oasis lingüístico de la época democrática”. En Cataluña, esta transición fue preparada por una serie de instituciones, nacidas en los años 60 y preocupadas por la recuperación del uso de la lengua catalana. Entre ellas, Omnium Cultural (1961) y Rosa Sensat (1965), que han trabajado por la “catalanización de la escuela”, pero desde ópticas diferentes. Rosa Sensat defendía “lo psico-pedagógicamnete correcto” y militaba por una enseñanza del y en catalán; y del y en español. Además, para Rosa Sensat, en la escuela infantil y en la primaria, se debía utilizar, como lengua vehicular, la lengua materna del alumno e introducir progresivamente la otra lengua, para conseguir un “bilingüismo equilibrado”. Omnium Cultural, sin embargo, siempre ha defendido “lo políticamente correcto”, desde la óptica nacionalista: escuela en catalán sólo, desde el primer día de clase, para todos los alumnos y sin tener en cuenta la lengua materna de los mismos.

· La entrada en el oasis lingüístico fue posible gracias una “política lingüística flexible, racional y razonable”, basada en los criterios pedagógicos y psico-lingüísticos de Rosa Sensat. En esta primera política lingüística, se pueden distinguir dos etapas. En la primera (1975-1982), se introdujo la enseñanza obligatoria del catalán, para todos los alumnos de todos los niveles educativos no universitarios, a razón de 3h. semanales; hora bien, al mismo tiempo existió la posibilidad de desarrollar programas experimentales de enseñanza sólo en catalán o sólo en castellano. En la segunda etapa (1982-1992), además de la enseñanza obligatoria del catalán, se inició la generalización de la enseñanza en catalán, para que se convirtiera en lengua vehicular, como el español, de algunas materias. Así, catalán y español se convierten en objeto de estudio (4h./sem.) y en lenguas vehiculares. Además, como en la etapa anterior, se podo utilizar una de las dos lenguas como única lengua vehicular. Por otro lado, se consideró que las primeras enseñanzas había que impartirlas en la lengua habitual de los alumnos (o catalán o español). Y, con esta política lingüística flexible, se persiguió conseguir un “bilingüismo equilibrado” (catalán /español).

· El triunfo del proyecto lingüístico de Rosa Sensat y su adopción por parte de los responsables políticos catalanes no fueron el resultado de un convencimiento a propósito del peso, del valor y de la pertinencia de los principios psico-pedagógicos de Rosa Sensat, sino la consecuencia de la coyuntura del momento. En efecto, los responsables políticos eran conscientes de que se debía ser prudente para no provocar el rechazo, la resistencia y la contestación de los ciudadanos de Cataluña. Además, constataron que no se disponía de un número suficiente de profesores, bien formados, para asegurar una enseñanza extensiva e intensiva de la lengua catalana y en la lengua catalana. Por otro lado, el material pedagógico necesario no estaba todavía listo. Y debemos añadir que el balance de esta política lingüística flexible no satisfizo las expectativas de los responsables políticos: el ritmo de la misma fue considerado muy lento y los resultados no fueron los esperados.

3. La entropía lingüística: política lingüística radical por “inmersión precoz, total y obligatoria” (1992-2009)

· Ante el ritmo lento y los resultados insatisfactorios de la “política lingüística flexible” (cf. 2. supra) y una vez solucionados los problemas de profesorado, suficiente y bien formado, y de material pedagógico necesario, la Generalitat comenzó a aplicar una “política lingüística radical”, implantando la “inmersión precoz, total y obligatoria” (la defendida siempre por Omnium Cultural), que persigue el “monolingüismo en catalán”, abandonando definitivamente el “bilingüismo equilibrado” y las tesis de Rosa Sensat de la etapa precedente (cf. 2. supra).

· Esta “política radical” impuso el catalán como único vehículo de expresión normal y propio en todas las actividades escolares, para-escolares y extraescolares. Como correlato, el español fue privado del estatus de lengua vehicular y fue considerado como una lengua extranjera o todavía peor, ya que su horario es inferior al de la lengua extranjera. A pesar de esto, los alumnos tienen, en teoría, el derecho a recibir las “primeras enseñanzas” en la “lengua habitual”, ya sea ésta el catalán o el español. Ahora bien, este derecho está en contradicción con la imposición del catalán como única lengua vehicular de la escuela. Además, este derecho es un sucedáneo de derecho y un eufemismo, ya que adopta la forma de lo que se ha denominado “la atención individualizada” del alumno: el profesor explica al alumno hispanohablante lo que no ha comprendido en catalán, durante unos minutos, en un rincón de la clase, mientras que sus compañeros continúan con sus actividades en catalán o están en el recreo. Por otro lado, las “lenguas extranjeras” podrán ser utilizadas como lenguas vehiculares para abordar “una parte de los contenidos de los programas escolares” o para realizar “otras actividades educativas”, algo que está vedado para el español. En estas condiciones, ¿cómo conseguir que los alumnos alcancen un “conocimiento práctico y completo” de las dos lenguas oficiales, como pretenden los textos legales?

· Para llevar a cabo esta “política lingüística radical”, los responsables políticos catalanes importaron, sin cuarentena previa ni adaptación, uno de los programas del proyecto canadiense de inmersión: la “inmersión precoz y total” que, en Cataluña, es además obligatoria. Actuando así, estos responsables no han tenido en cuenta o no han querido ver que las condiciones o circunstancias de Quebec y de Cataluña son totalmente diferentes o, más bien, antagónicas (cf. Lingüística para Nacionalistas III, en este blog). Además, esta inmersión está en contradicción con las aportaciones de las Ciencias de la Educación a propósito de la educación bilingüe y del papel de la lengua materna en la adquisición de los primeros conocimientos, aportaciones recogidas en las recomendaciones de la UNESCO de 1953. En fin, esta “inmersión precoz, total y obligatoria” denota que los responsables de la política lingüística catalana utilizan, sin rubor, dos varas de medir, según la situación. En efecto, lo que era válido durante la época de la dictadura (se reivindicaba, apoyándose en lo que decía la UNESCO, que las primeras enseñanzas debían ser impartidas en la lengua materna de los alumnos: el catalán o el castellano) no lo es desde 1992 (las primeras enseñanzas no pueden ser impartidas en la lengua materna de más de la mitad de los alumnos de Cataluña: el español). Como rezaba un titular del ABC de 1993, “Igual que Franco, pero al revés. Persecución del castellano en Cataluña”.

4. Consecuencias de la inmersión precoz, total y obligatoria

· Esta inmersión implica una violación de los derechos lingüísticos de los alumnos hispanohablantes, una discriminación del español tanto en los currículos escolares como en el funcionamiento de la escuela, así como un desprecio de las aportaciones de las Ciencias de la Educación y de las recomendaciones de la UNESCO. Todo esto ha hecho que la parte más informada, ilustrada y consciente de la sociedad civil catalana se revele y se oponga a la entropía provocada por la “política lingüística radical” de la Generalitat. ¿Cómo?

· La sociedad civil catalana ha creado, a partir de 1983, numerosas asociaciones (A. C. Miguel de Cervantes, Asociación por la Tolerancia, Convivencia Cívica Catalana, Profesores por el Bilingüismo, Foro Babel, etc.) y dos partidos políticos, que han salido rana (C’s, con implantación regional en Cataluña; UPyD, con implantación nacional). Por otro lado, ha organizado concentraciones y manifestaciones reivindicativas para defender los derechos lingüísticos. Además, ha estado en el origen de iniciativas legislativas (cf. enmienda 6.1., en 2006; y la Iniciativa Legislativa Popular de CCC, en 2007). Ha iniciado procesos judiciales contra la Generalitat de Cataluña (cf. recurso contencioso-administrativos ante el TSJC contra la supresión de la casilla en el impreso de preinscripción, relativa a la lengua habitual; y otro para exigir el cumplimento de la “tercera hora de castellano”). Finalmente, y no he intentado ser exhaustivo, ha buscado el amparo del Defensor del Pueblo y empujado al PP para que presentase recursos de inconstitucionalidad tanto contra el Estatuto de 2006 como contra la Ley de Educación de Cataluña (LEC) de 2009.

Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com  
16 de diembre de 2009 
Publicado en Ciudadnos en la Red

(*) Este texto es un resumen de la intervención del autor del mismo en el Coloquio Internacional sobre “L’Europe des 27 et ses langues”, que se celebró en París, entre el 3 y el 5 de diciembre de 2009.

jueves, 11 de agosto de 2011

EL NUEVO HUEVO DE BOADELLA:
ADIÓS CATALUÑA. CRÓNICAS DE AMOR Y DE GUERRA

· Hace algunas semanas, leí una reseña sobre el libro de Brand Blanton, “Honestidad Radical” *, publicada en el
Magazine de El Mundo, nº 424. En su libro, B. Blanton pone de manifiesto y denuncia la tiranía de los discursos políticamente correctos así como los cálculos politiqueros-politicastros de los que están siempre dispuestos a ir con la mentira o las medias verdades por delante y a establecer filtros entre nuestro cerebro y nuestra boca. En dicha reseña, se hacía referencia a Albert Boadella como uno de los adalides de la “honestidad radical”, honestidad que le ha causado, desde hace 25 años, muchos problemas personales y profesionales e incluso, como él dice, “la muerte civil”.

· Hace unos días, terminé la lectura y degustación del último huevo de A. Boadella, Adiós Cataluña. Crónicas de amor y de guerra**, complemento, ilustración y ejemplificación de la doctrina de la “honestidad radical”. En este libro salmódico (por la alternancia de capítulos sobre su “amor” y de capítulos sobre su “guerra”), Boadella narra cómo se lanzó, ligero de equipaje y armado sólo con la espada de su verbo, hasta junio de 2007, contra los malandrines del nacionalismo catalán, pensando siempre en su Dulcinea de Jafre, Dolors, que ha sido y sigue siendo su reposo del guerrero, su “particular oasis catalán”. En efecto, escribe Boadella, “sentía, y siento, una enorme fascinación por hacer el amor y la guerra en justa armonía. [...] porque la salud me ha permitido combatir y amar sin tregua ni descanso” (p. 19).


· Según esta autobiografía de un impetuoso guerrero y de un fogoso amador, Boadella consigue “joindre l’utile à l’agréable”, en una simbiosis placentera, complementaria y fecunda. Y como guerrero, pero siempre espoleado y apoyado por el amor de su Dulcinea de Jafre, Boadella, sin miedo a las represalias y a las consecuencias desagradables de sus actos, lanza su guante al nacionalismo gobernante y galopante. E inicia una larga guerra, que dura ya más de 25 años, precipitándose, lanza lingüística en ristre, contra sus particulares molinos de viento: el nacionalismo identitario, excluyente y xenófobo. Con sus hechos y no sólo con su verbo, Boadella se muestra como el arquetipo y la personificación de la “honestidad radical”, tanto en el amor como en la guerra, “tanto monta, monta tanto”, de la que habla B. Blanton.


· Esta autobiografía de Boadella debería ser lectura recomendada y reconfortante para todo luchador y amador, sin tregua ni cuartel y hasta que el cuerpo aguante; y para los seguidores y practicantes de la “honestidad radical” o para aquellos que aún dudan si seguir o no el vía crucis de los “facta, non verba”. Con esta jeringuilla “boadellana”, los lectores nos inyectamos una dosis del virus de la honestidad radical, que nos inmunizará y protegerá contra las actitudes y comportamientos “politiqueros” y “gallináceos”, que nos impiden levantar el vuelo como seres humanos, como ciudadanos, como guerreros-amantes y como amantes-guerreros.


· Para ilustrar esta reseña del libro de Boadella, no puedo refrenar la tentación de citar algunas perlas antológicas, en relación con los salmos guerreros:


- “No se debe olvidar que, [...], lo más bello sigue siendo la verdad” (p. 53).

- Su plan de acción, escribe, consistía en “el ataque francotirador sin otra ortodoxia que mi propia intuición para escoger el objetivo” (p. 57).
- “Las nuevas circunstancias me planteaban un dilema: o bien optaba por volver a emigrar a otro territorio o me decidía a presentar batalla en pro de la supervivencia. Mi irrefrenable belicosidad me llevó a decidirme por lo segundo” (p. 106).
- “Las cosas iban quedando definitivamente claras; no me confundirían con los de su bando (el de la tribu nacionalista) y, aunque avistaba riesgos futuros, me sentía muy campante sin tibiezas ni fingimientos” (p. 108).
- “Para conseguir que emerja una verdad más profunda hay que entremeterse y forcejear bajo la cáscara superficial como lo han hecho los grandes artistas en cualquier disciplina” (p. 164-165).
- “Nuestro plan de combate pasaba por no dejar un solo ataque sin réplica. Pero siempre con gran cuidado de mantener un nivel estético, porque en el fragor de la lucha uno puede contaminarse fácilmente con la bajeza del enemigo y acabar en su misma tesitura” (p. 178).
- “Mi maestro J. M. Arrizabalaga, [...], me dijo una vez que una de las cosas más difíciles de la vida es saber escoger con precisión a los enemigos” (p. 238).
- “El eslogan daliniano ‘que se hable de mí aunque sea bien’ empezó a funcionar” (p. 242).
- “En nuestro país la cobardía personal de la gente adquiere popularmente reputación de sensatez” (p. 247).
- ...

· Y he aquí también algunos salmos relativos al amor, al ayuntamiento carnal y a la cohabitación, que no tienen desperdicio:


- Hablando de su primera y última ruptura matrimonial, Boadella escribe: “Cuando nos separamos, lo hicimos a la antigua, o sea, sin ‘buen rollo’” (p. 39).

- En cierta época de su vida y antes de instalarse en el nirvana permanente con Dolors, Boadella confiesa que, “a pesar del apremio, nunca llegué a utilizar comodines de pago, porque en el fondo me costaba hacerme a la idea de no ser el primero en celebrar un cuerpo femenino” (p. 38).
- “Como decía un buen amigo: si quieres guerra, cásate y la tendrás en casa sin sacrificar vidas ajenas” (p. 76).
- ...

© Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com
7 de diciembre de 2007

Publicado en Ciudadanos en la Red

(*) Más información sobre el libro y las tesis de B. Blanton en www.radicalhonesty.com.
(**) A. Boadella, Adiós Cataluña. Crónicas de amor y de guerra, Espansa-Enseyo, Madrid.

martes, 9 de agosto de 2011

“EL PRESIDENCIALISMO ENCUBIERTO O LA TRANSFORMACIÓN DE UN RÉGIMEN POLÍTICO” *

• El 2 de julio de 2008, en el Colegio de Abogados de Barcelona, el Catedrático y ex Magistrado del Tribunal Constitucional, M.J. de Parga, disertó sobre un tema de rabiosa actualidad y de una trascendencia capital para la higiene y la salud políticas: “El presidencialismo encubierto o la transformación de un Régimen Político”.

• El profesor M.J. de Parga empezó su disertación citando varios artículos de la Constitución Española vigente, según los cuales nuestro régimen político es un régimen parlamentario (art. 3.1. “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”; art. 66.2. “Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuyen la Constitución”; art. 101.1. “El Gobierno cesa tras la celebración de las elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”). Según estos preceptos, el poder reside en el Parlamento o Cortes Generales, de las que se derivan el Gobierno y las demás instituciones.

• Ahora bien, a pesar de los preceptos citados y de las previsiones constitucionales, en la práctica, nuestro régimen político es más bien presidencialista: el poder tiene su sede en el Presidente del Gobierno, que hace y deshace e impone al Parlamento sus decisiones, y no en la sede parlamentaria. Esta transformación de nuestro régimen político no es un fenómeno exclusivo y característico de España. Se trata, más bien, de una metamorfosis generalizada en numerosos países. Para explicar esta transformación (pasar de un “régimen parlamentario” a uno presidencialista), M.J. de Parga aportó dos argumentos contundentes y muy convincentes.

• Por un lado, citó el “tipo de partidos políticos” que existen en España. A lo largo de la historia ha habido diferentes tipos de partidos políticos: partidos de notables, partidos de masas y partidos de electores. Hoy, sin embargo, en nuestro país, lo que existen son “partidos de empleados”: partidos formados por afiliados que están a sueldo de la organización o que han conseguido o van a conseguir un puesto de trabajo, fruto de la conquista del poder (local, autonómico o nacional) por parte de los diferentes partidos en liza. Esto hace que los militantes y los elegidos en las diferentes contiendas electorales estén domesticados y sean sumisos a los dictados del jefe del partido o del Gobierno. El Profesor M.J. de Parga contrapuso los políticos de hace 30 años (personas que se ganaban la vida en actividades profesionales privadas, fuera y alejadas de la política) a la mayor parte de los políticos actuales de España (personas que no tienen oficio reconocido, que no se sabe cómo se han ganado la vida y que nunca se han ganado la vida fuera de la política; es decir, personas cuya biografía profesional se reduce a la vida en el partido). Esta clase política ha favorecido el paso del régimen parlamentario al régimen presidencial.

• El otro argumento que milita a favor del presidencialismo es el “sistema electoral” imperante en nuestro país. Según el profesor M.J. de Parga, nuestro sistema electoral se caracteriza por tres rasgos fundamentales. 

• Por un lado, el Real Decreto-ley de 1977, que reguló las primeras elecciones, pero que tenía carácter transitorio y que pretendía reducir la “sopa de letras” de los excesivos partidos políticos, favoreció a los “partidos mayoritarios”. Cuando se votó la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, de 19 de Junio de 1985, lo que en un principio se dijo “que sería provisional” (para salir del paso) se consolidó y, por eso, hoy tenemos dos grandes partidos nacionales. Este statu quo, que no favorece la representación de las minorías, no ha sido puesto en tela de juicio por ningún partido mayoritario, a pesar de la desafección de una parte importante del electorado.

• Otro rasgo definitorio de nuestro sistema electoral son las “listas  cerradas y bloqueadas”, elaboradas por la cúpula de los partidos para que los candidatos fieles y sumisos al “jefe”, pero no los más preparados, puedan ganarse la vida. De ahí el nivel de preparación y de formación deficiente de la mayor parte de los componentes de los distintos Parlamentos (tanto del nacional como de los autonómicos). Ante este estado de cosas, el Profesor M.J. de Parga se preguntó si las “listas abiertas” podían ser la solución. Para él, esta alternativa no ha dado los resultados deseados y esperados. Por eso, él preconiza la solución adoptada por el sistema electoral alemán, que funciona positivamente: los votantes utilizan dos papeletas (una con una lista cerrada y la otra abierta).

• Finalmente, el último rasgo distintivo de nuestro sistema electoral se refiere a los “gastos excesivos” de las campañas en España. A los partidos les faltan medios económicos y estos gastos  hay que pagarlos y alguien tiene que hacerlo. Y los que han pagado (los poderes económicos) pasan religiosamente después la factura, lo que distorsiona y perjudica el funcionamiento democrático tanto de los partidos como de los Parlamentos y de los Gobiernos. El profesor M.J. de Parga ilustró esta dependencia de los poderes económicos con una anécdota de su etapa de ministro de uno de los Gobiernos de UCD (se tomaron ciertas medidas a favor de las compañías eléctricas para resarcirlas por las ayudas recibidas para financiar la campaña electoral).

• A pesar de los aspectos indeseables en el funcionamiento de los partidos políticos, éstos son necesarios y preferibles a los “grupos de presión o de intereses”, que reemplazaban a los partidos durante el Régimen Franquista. Por otro lado, hoy, según el Profesor M.J. de Parga, un mundo nuevo está surgiendo gracias al desarrollo tecnológico (teléfonos móviles, Internet, periódicos digitales, medios de desplazamientos espaciales rápidos y cómodos, etc.). Y muchos de los problemas presentes, consecuencia de un “presidencialismo encubierto”, se podrían solucionar si se hace un buen uso de estos nuevos medios modernos.

© Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com
3 de julio de 2008
Publicado en Ciudadanos en la Red, Leonoticias.com y Cerdanyola al Dia

(*) Ante el desprestigio de la casta política española, ante las acciones emprendidas por el Movimiento del 15 M y ante la proximidad de las elecciones generales del 20 de noviembre, la actualidad y la pertinencia del contenido de esta conferencia de M.J. de Parga me han empujado a colgar este resumen en HR (Honestidad Radical).