martes, 23 de abril de 2019

RIVERA, EL QUE NO TE CONOZCA QUE TE COMPRE


 


· En uno de sus relatos, Juan Varela cuenta la broma que un grupo de estudiantes gastaron al despistado tío Cándido. Un día, cuando volvía de su olivar, seguido por su burro asido por el ronzal, un estudiante ocupó el lugar del burro mientras que sus compañeros desaparecieron con el pollino. Cuando el tío Cándido se dio cuenta del cambio, liberó al estudiante, al que creyó víctima de un encantamiento. Algún tiempo después, fue a la feria a mercar un nuevo jumento. Un gitano le ofreció uno y cual fue su sorpresa al ver que el burro que se le ofrecía era el mismo que se había transformado en estudiante. Entonces, acercándose a él, le dijo al oído: “Quien no te conozca que te compre”.

· He traído a colación este relato de Juan Varela porque se puede establecer un paralelismo o analogía con ese otro “burro” de la política española: el camaleónico o veleta o bipolar de C’s que se hace llamar Albert Rivera. Este personaje es un alumno aventajado de  Groucho Marx, aquel que, en una de sus películas, decía aquello de “estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

· Desde los inicios de C’s, Albert Rivera y sus muchachos no han dejado de contradecirse para, luego, tener que rectificar y cambiar sus principios. Han superado incluso a Zapatero y, por eso, se les puede aplicar lo que tan certeramente dijo Felipe González sobre este último: «Rectificar es de sabios y hacerlo todos los días es de necios». Además, se les podría decir también a los de C’s que sólo aciertan cuando rectifican. Miremos el espejo de la hemeroteca, para pasar revista sólo a algunos de sus maltrechos y cambiantes principios o contradicciones o incoherencias.

· Desde el inicio de su vida política pública, allá por el 2006, el líder de C’s se ha hecho llamar Albert Rivera. Pero hete aquí que, en el Registro Civil, su nombre de pila es Alberto Carlos. ¿Por qué la catalanización y la amputación de su nombre de pila? ¿Acaso se debe a un complejo de inferioridad de charnego, sin pedigrí y con pretensiones “montillanescas”? ¿O acaso se debe al deseo de diluirse e integrarse entre los catalanes de la “ceba”, como sucedía con los “cristianos nuevos” en nuestra historia pretérita? Nombrar es dar vida e imprimir carácter. El cambiar el nombre es avergonzarse de sus raíces, es querer camuflarse como el pulpo o el camaleón. Es un comportamiento de cobardes y oportunistas. Pero hay todavía más.

· En la primera campaña, con la que C’s se puso de largo, 89.840 votantes mordieron el anzuelo de la foto de Alberto Carlos Rivera, en pelota picada, y de unas frases programáticas y motivadoras: “No nos importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué ropa vistes. Nos importas tú”. Frases resumidas en el eslogan: “Sólo nos importan las personas”. Además, se repitió insistentemente que los candidatos de C’s no eran profesionales de la política, sino profesionales que se iban a dedicar, durante un tiempo, a la política. Con este doble anzuelo, C’s consiguió pescar tres diputados: A. C. Rivera, J. Domingo y A. Robles. Ahora bien, “illico”, se desencadenaron las hostilidades entre ellos, olvidándose de las personas, para conseguir ser el macho alfa de C’s. Por cierto, Rivera lleva 13 años regentando la grey de C’s y no tiene visos de querer volver a su actividad profesional previa, si es que la tuvo alguna vez. Además, sólo le importa él y los fieles servidores de su guardia pretoriana.

· Rivera y sus muchachos, según el momento y el lugar, negaron o no el pan y la sal, unas veces, al PSOE; otras, al PP. Y, a pesar de que afirmen que jamás pactarán nada con el partido de extrema derecha VOX, no tuvieron empacho en recibir financiación (varios millones de euros) del partido de extrema derecha Libertas e ir de la mano con ellos, en 2009, en las listas al Parlamento Europeo. «Cuando se pone sobre la mesa esa cantidad de dinero te lo planteas. Es uno de los parámetros que hemos tenido en cuenta», Rivera dixit. También han descartado futuros acuerdos con el partido de Sánchez y con el de Abascal. Dentro de unas semanas, veremos cómo cambian de opinión. Vender los principios por un plato de lentejas (unos millones de euros) no es coherente ni sensato y sólo se explica por el deseo patológico de llegar al poder por el poder. Y esto corrobora que la coherencia tampoco es moneda de curso legal en C’s.

· Los de C’s mienten también sobre la edad del partido, tildándolo de partido joven, cuando ya va para los 14 años, y sobre su líder, Rivera, que tampoco es un líder reciente: a los 13 años al mando de C’s, desde su fundación, hay que sumar sus años en las Juventudes del PP. Y lo curioso es que no parece que él y su guardia pretoriana se vean afectados por la limitación de mandatos. Da la impresión que han echado raíces y que no han llegado a la política comidos y comiendo, sino para poder comer.

· Haz lo que digo, pero no hagas lo que hago, podría responder Rivera, cuando alguien critique el sistema de primarias de C’s. Para cualquier pacto poselectoral, Rivera anunció que exigirá que los partidos hayan seleccionado a sus electos por el sistema de primarias. Ahora bien, se trata de una exigencia que no se impuso él mismo en las elecciones de 2013 ni tampoco en las del 28A. En efecto, en muchas circunscripciones, la designación digital fue la regla para poner en cabeza de lista a personajes mediáticos y populares, que aseguren una buena cosecha de votos.

· Por el plato de lentejas de Libertas (varios millones de euros), C’s pasó de ser un partido de centro-izquierda a uno de centro-derecha, traicionando y prostituyendo, para más inri, tres principios básicos de C’s: el antinacionalismo, el regeneracionismo y sus propósitos renovadores. Ante este nuevo giro de veleta, un dirigente de C’s declaró: «estamos aquí por la ambición de un niño con cara bonita, sin ideología ninguna y capaz de casarse con quien le garantice poder y una portada».

· Y si hablamos de transparencia y de respeto-aplicación de los estatutos de C’s, tanto una cosa como la otra brillan por su ausencia. Por un lado, en varios ejercicios fiscales, las cuentas de C’s han sido presentadas de forma extemporánea o no lo fueron, para ser auditadas por el Tribunal de Cuentas. Además, el que suscribe, como muchos otros militantes, fue expulsado testicularmente de C’s, sin seguir el protocolo estatutario. Motivo: exigir precisamente transparencia y respeto a las reglas de juego de los estatutos del partido.

· Entre otros motivos, C’s nació para defender los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Cataluña. Durante 13 años, no se ha conseguido nada, excepto que el español haya podido utilizarse en el Parlamento de Cataluña por los diputados de C’s. Pobre o, más bien, decepcionante resultado. Ante la pretensión de los nacionalistas catalanes de utilizar el catalán en el Congreso de los Diputados, Rivera manifestó que “sería poco práctico” y “ridículo” ir con el “pinganillo” en el hemiciclo. Sin embrago, algún tiempo después, Rivera se contradecía al defender, en una radio, que las lenguas oficiales estuvieran presentes en el Congreso.

· En 2015, se produjo otra metedura de pata de Rivera, de la que tuvo que desdecirse. Según él, la regeneración de España “sería bueno que la encabezara gente nacida en democracia y sin las mochilas de la corrupción política”. Según esta descabellada propuesta, no estarían legitimados para este proyecto los mayores de 38 años: por lo tanto, ni él, que tiene 40 años, ni el 79% de los miembros de Comité Ejecutivo de C’s, ni los cabeza de lista de todas las elecciones. Además, con los fichajes estrella y el trasvase a C’s de militantes de otros partidos, muchos de ellos llegan con mochilas cargadas de malas praxis y con un pobre bagaje intelectual y, sobre todo, moral y ético. Muchos de estos fichajes se han estrellado ya contra la “prueba del algodón” y han salido rana.  

· Estos son sólo algunos de los sinsentidos, de las contradicciones que jalonan el ideario y la praxis de C’s y de su responsable máximo, Alberto Carlos Rivera. Estos mensajes contradictorios de C’s no hacen peligrar seriamente nuestra ignorancia de votantes, más bien la fortifican. Por eso, como el tío Cándido a su burro, le digo alto, claro y desde la “honestidad radical”: Rivera, el que no te conozca que te vote”.


© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en Diario 16, InfoHispania, Enelreionodeloslelos.com, Catalunya Press, Periodista Digital, Contrainformación, Multiforo.eu, El Confidencial Digital, Bierzo Diario, Red de Blogs Comprometidos y Liberdades.
23 de abril de 2019

lunes, 1 de abril de 2019

SI VOTAS EL 28A, NO TE QUEJES DESPUÉS


(En vísperas de las elecciones generales de 2011, redacté un texto sobre la etología de la fauna política española y sobre los criterios que los votantes deberíamos utilizar para votar o no votar y a quién. A pesar del paso del tiempo, el precitado texto es tan pertinente hoy como en 2011. Por eso, me permito difundirlo de nuevo, con algunas actualizaciones, en Honestidad Radical).

· Ya estamos en precampaña y, dentro de unos días, entraremos en la campaña para renovar a los parlamentarios nacionales. Y, según una expresión políticamente correcta y al uso, el sábado 27 de abril será el “día de reflexión”, previo a las elecciones del 28A. Ahora bien, para reflexionar, es necesario haber alimentado adecuadamente nuestro cerebro con datos fidedignos, con informaciones veraces, con argumentos sólidos. No basta con que los políticos den la palabra al pueblo; tienen que darle también la información objetiva y pertinente para que vote con conocimiento de causa. Si tenemos en cuenta la anorexia informativa a la que los distintos partidos y también la mayoría de los medios de comunicación someten a la ciudadanía española (y no sólo durante la campaña electoral), no parece que tengamos, el “día de reflexión”, materia para rumiar.

· Y luego pasa lo que expresó magistralmente Ramón y Cajal cuando escribió aquello de que “el cerebro es como una máquina de acuñar moneda. Si echas en ella un metal impuro, obtendrás escoria. Si echas oro, obtendrás moneda de ley”. Por este motivo, me permito poner negro sobre blanco algunos apuntes que podrían alimentar nuestra reflexión para participar o no, como hubiera dicho M. Rajoy, en eso que la casta política denomina, interesadamente, “la fiesta de la democracia”.

· Para J. Joubert, “como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de los gobernantes pide una reflexión profunda y reposada”. Por eso, en las elecciones del 28A y también en el superdomingo de mayo (elecciones europeas, autonómicas y municipales), los ciudadanos deberíamos regirnos por el “principio de la racionalidad” y el de “lo políticamente incorrecto”; y no por el de la “oportunidad” y el de lo “políticamente correcto”, que son el santo y seña de los “políticos profesionales”, preocupados  sólo por llegar al poder, sin hacer ascos a ningún medio. W. Churchill tenía esto muy claro cuando escribió aquello de que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Y también E. Kennedy cuando aseveraba que “en política pasa como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto está mal”.

· Estas citas de autoridad son muy exigentes tanto para los candidatos como para los electores. Los electores debemos juzgar o valorar a los candidatos no por lo que dicen que van a hacer (“verba”) sino por lo que han hecho y hacen (“facta”). Además, no debemos olvidar esa verdad de Perogrullo (aquel que a la mano cerrada llamaba puño) según la cual los políticos, una vez elegidos, sufren una metamorfosis amnésica, que hace que olviden lo prometido durante la campaña electoral y que sus “facta” estén a mil años luz de las promesas (“verba”) que hicieron a la ciudadanía. Y, por eso, cuando las cosas vienen mal dadas, como sucede desde el inicio de la crisis de 2007, por dar sólo un ejemplo, los electores somos siempre los que pagamos los platos, rotos por la casta política, elegida “masoquisticamente” por nosotros mismos. Estos rasgos descriptivos de la casta política, muestran que, en general, carece de músculo ético, de honestidad y de vergüenza; y está obsesionada, ocupada y preocupada únicamente por la conquista del poder y por la permanencia en él, para disfrutar, sine die, de un pesebre y de un cubil seguros.

· Por lo tanto, los electores sólo seremos libres de votar con fundamento por una u otra lista de candidatos, si estamos debidamente informados; y si nuestra elección ha sido hecha sobre la base del “principio de la racionalidad” y de “lo políticamente incorrecto”, que creo que es lo correcto. De todas formas, incluso en este caso (voto meditado y ponderado), creo que da lo mismo a quién se vote. En efecto, en general, la casta política elegida olvida rápidamente todas las promesas; hace de su capa un sayo; y convierte a sus propios electores en paganos de los desaguisados y errores provocados por el disfrute y el abuso del poder, que hemos depositado en sus manos.

· Por eso, si votamos el 28A, no tenemos derecho a quejarnos, ya que nosotros mismos nos hemos puesto en manos de esos desvergonzados de la casta política. Los únicos que podrían protestar, llegado el momento, serían los que no han participado en esa mal llamada “fiesta de la democracia”: los que se han abstenido, los que han  votado en blanco o han depositado un voto nulo en las urnas o aquellos que han votado por candidaturas marginales o emergentes, sin posibilidades de conquistar el poder.

· Desde hace muchos años, la casta política española tiene muy mala prensa entre los españoles: según el CIS, es uno de los problemas más importantes de la sociedad española; por otro lado, según el verbo certero (por una vez) de Pilar Rahola, sale del “todo a cien de los partidos; y, finalmente, según José Saramago, que nunca fue sospechoso de ser antidemócrata, la casta política no es la solución a los problemas de ninguna sociedad, sino parte de sus problemas, cuando escribió que “sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de los políticos”. En resumidas cuentas, ante la proximidad del 28A y del superdomingo de mayo, yo me pregunto e invito a los lectores a que se pregunten, como lo hacía, muy atinadamente, hace algunos meses, J.J. Millás: “¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?”. Una descalificación de la casta política por una ausencia masiva de electores, ¿no podría ser el principio de una regeneración real y total de la desprestigiada y “sanguijuelesca” clase política española?


© Manuel I. Cabezas González

Publicado también en Catalunya Press, Diario 16, La Tribuna del País Vasco, Diario Jaen, Astorga Digital, El Obrero, InfoHispania, Crónica Popular, Kaosenlared, Multiforo.eu, Red de Blogs Comprometidos, Las Voces del Pueblo, Noticanarias, Periodista Digital, Cerdanyola Informa, Conrainformación.es, Liverdades, Cerdanyola Info y El Diestro.

1 de abril de 2019