lunes, 24 de octubre de 2011

¿QUIÉN DEBE PILOTAR LA GESTIÓN DE LA SALIDA DE LA CRISIS ACTUAL?

A Javier C., que nos ha dejado, 
privándonos de su alegría y de su sonrisa.

· En “El ‘nuevo’ Rey de la lana” puse de relieve la intemporalidad y la actualidad de ese gran pensador de finales del s. XIX y principios del XX, el regeneracionista Joaquín Costa. Ahora, que está a punto de concluir el centenario de su muerte, lo traigo de nuevo a colación, ya que en uno de sus escritos podemos encontrar la respuesta a la pregunta que encabeza esta reflexión. A finales del XIX, España estaba también inmersa en gravísimos problemas y J. Costa se preguntó: “¿Quién debe gobernar después de la catástrofe?”*; pregunta a la que respondió en una conferencia que impartió, en Madrid, en 1900. El paralelismo entre la situación actual y la de finales del siglo XIX es más que evidente. Por eso, podemos y  debemos preguntarnos, como J. Costa: ¿Quién debe pilotar la gestión de la salida de la crisis actual? La respuesta nos la da  este insigne pensador aragonés.

· Según J. Costa, en los dos últimos siglos, ha habido dos fechas emblemáticas en la historia de España. Por un lado, 1812-1814: guerra de la Independencia contra el invasor francés. Y por el otro, 1898: pérdida de las últimas colonias ultramarinas del Imperio Español, donde no se ponía el sol, que está en el origen, junto con otras causas, de la llamada Generación del 98, que reflexionó sobre la decadencia moral, política, social, etc. de España. En ambos casos, según J. Costa, se suele pensar que todas las clases sociales tomaron parte en los dos hechos históricos y arrimaron el hombro, pero no fue así. En efecto, sólo el pueblo hizo frente a las tropas napoleónicas y liberó el país, ya que las clases dirigentes y pudientes emigraron al extranjero (Francia, Gibraltar, Islas Baleares y norte de África), donde “permanecieron tranquilamente, a cubierto de la guerra y de sus estragos” (p. 222-223), mientras duró la contienda. Por otro lado, la decadencia y el descalabro de España en 1898 fueron propiciados por las clases directoras, “sin que en ello alcance la menor culpa el pueblo, el cual ha cumplido hasta con exceso sus deberes cívicos y sociales, dando dócilmente toda la sangre y todo el oro que aquellas han querido pedirle” (p. 225).

· Y esto no fue todo. Además, para más inri, al finalizar la Guerra de la Independencia, se “encarceló o asesinó a los que habían sido sus salvadores, mientras se ponía el cetro en manos de los infames que la habían hecho traición, entregando sus ciudades y fortalezas al enemigo” (p. 226).  Y después de la catástrofe de 1898, sucedió lo mismo: se “castiga con nuevos tributos al pueblo que lo ha dado todo para salvar el nombre y la existencia de la Nación, […] mientras se confía la administración de sus ruinas a los mismos que las han causado y […] que, con su máxima ‘gobernar es gozar’ […], han entregado a los yankees sus archipiélagos y sus islas, a los tiburones su juventud y a los judíos los últimos restos de su fortuna” (p. 226).

· Desde 2007, como en 1812 y en 1898, España está también inmersa en una profunda y gravísima crisis, que algunos califican de sistémica, ya que concierne el mundo de la economía, de la política, de la cultura, de la educación, de la familia, de los valores, etc.  Según los analistas,  la crisis económica, que es de la que más se habla, todavía no ha tocado fondo y no empezaremos a salir de ella hasta dentro de unos años y, siempre, con dolores de parto, con llanto y rechinar de dientes.

· Sin ánimo de ser exhaustivo, el paro, el déficit, la deuda pública y la privada no paran de aumentar; el crecimiento económico es paupérrimo; el modelo productivo, caracterizado por el monocultivo y por el poco valor añadido, es obsoleto; los recortes salariales y la congelación de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios fragilizan el consumo; los recortes en sanidad, en educación, en servicios sociales están destruyendo los pilares del Estado del Bienestar; las subidas de impuestos, del IVA y de todo tipo de tasas y gravámenes están jibarizando peligrosamente el poder adquisitivo de los sufridos ciudadanos;…

· Ante estos hechos, todo parece indicar que, para salir del agujero en el que se encuentra la economía española, se van a aplicar las recetas de 1812 y 1898.  En un discurso parlamentario (12 de mayo de 2010), anunciando el segundo paquete de medidas contra la crisis, ZP ya lo dejó claro: “los menos favorecidos son los que nada han tenido que ver con el origen, el desarrollo y las fases de la crisis. Son, por el contrario, los que han sufrido sus consecuencias. Y son, ahora, los que mayoritariamente deben contribuir a los esfuerzos necesarios para corregir los efectos de la crisis”. Y sus palabras fueron seguidas de hechos, que las corroboran. Ante la actitud de la casta política nacional o de las autonomías  —tanto monta, monta tanto— para salir de la crisis, no podemos olvidar la historia, lo que sucedió en 1812 y en 1898; si no tenemos memoria histórica, corremos el peligro de repetirla y ser nuevamente los paganos de algo de lo que no somos responsables. Por eso, creo que es pertinente que nos preguntemos si podemos seguir depositando nuestra confianza y nuestro futuro en la casta política y en todos aquellos (poder financiero y grandes empresas) que son los principales responsables del desaguisado que estamos sufriendo.

· Como primera providencia, no estaría mal que, el 20 N, diéramos la espalda a la casta política gobernante y aspirante a gobernar que, como ha escrito certeramente P. Rahola, “ha salido del ‘todo a cien’ de los partidos”. ¿Cómo? Haciendo que ganemos las elecciones el partido de los abstencionistas, el de los votos en blanco o nulos y el de las  candidaturas marginales y/o testimoniales. La casta política necesita un revulsivo de este tipo para que la verdadera democracia y la división de poderes se instauren en el sistema político español. Y como segunda providencia, como se practica en otras latitudes (cf. Islandia) y como aconseja J. Costa, “tenemos que plantarnos, diciendo ‘hasta aquí hemos llegado’, y aplicarnos […] a pedir cuentas a los que todavía se las deben a la Nación, y que el que la ha hecho que la pague” (p. 222). La calle, las plazas son también nuestras. Internet y los móviles son nuestras armas, que la casta política todavía no controla.

© Manuel I. Cabezas González
24 de octubre de 2011
Publicado en Cerdanyola.Info, periodicoelbuscador, Tot Cerdanyola y Bierzo 7, nº 1.410.

(*) J. Costa (1973), “¿Quién debe gobernar después de la catástrofe?”, in Oligarquía, caciquismo y otros escritos, Alianza Editorial, Madrid, 218-233.

lunes, 17 de octubre de 2011

MENTIRAS SOBRE LA INMERSIÓN EN CATALÁN (I):
la lengua propia de Cataluña es el catalán

· Como anuncié en otro lugar (… y el que más chifle, capador), hoy inicio la publicación de una nueva serie de textos, titulados genéricamente “mentiras sobre la inmersión lingüística”. En ellos iré desgranando las mentiras, propaladas  —como papagayos y sin ton ni son—  por los seguidores de la fe nacionalista.

· Hoy  nos centraremos en la primera mentira, recogida ya en los textos legales de Cataluña. En efecto, desde el Estatuto de Cataluña de 1979 hasta la Ley de Educación de Cataluña (LEC) de 2009 —y pasando por la Ley de Normalización Lingüística (1983), los Decretos de Bilingüismo (1992), la Ley de Política Lingüística (1998) y el nuevo Estatuto de 2006)— se afirma machaconamente que “la lengua propia de Cataluña es el catalán”. Ahora bien, esta aseveración es una afirmación gratuita y carece de toda apoyatura científica, lógica, racional y razonable. Es simplemente una invención interesada y partidista de la casta política catalana, la mayoría de la cual ha surgido del ‘todo a cien’ de los partidos”, según Pilar Rahola. Es, en definitiva, una patraña que ha servido de piedra angular sobre la que se han construido, como tendremos la ocasión de demostrar en otros textos, las otras mentiras sobre la inmersión y la normalización lingüísticas en Cataluña.

· Como ya he explicado (cf. Lingüística para Nacionalistas- I), para las ciencias del lenguaje, lo que diferencia al hombre de todos los demás seres vivos es el lenguaje, es decir su capacidad para comunicar con otros seres humanos por medio de las lenguas naturales. Esta facultad, que es innata y virtual, se cosifica o se materializa, gracias a dos soportes (uno, social; el otro, somático), en una gran diversidad de lenguas (unas 6.000 lenguas).

· A partir de estas contribuciones de las ciencias del lenguaje, podemos afirmar que los únicos que tenemos la facultad del lenguaje somos los seres humanos que vivimos y trabajamos en Cataluña, pero nunca el territorio de Cataluña. Precisado esto, debemos constatar que, en las tierras de Cataluña, conviven seres humanos, venidos de todos los horizontes peninsulares y del mundo que, impulsados por la facultad del lenguaje, han creado y utilizan una serie de lenguas para relacionarse y comunicarse con los demás. Por lo tanto, si los ciudadanos de Cataluña somos los únicos que poseemos la facultad del lenguaje, somos también los únicos que tenemos una lengua propia. Ahora bien, los ciudadanos catalanes no tenemos una lengua propia única, sino una “gran diversidad de lenguas propias”. En efecto, a las dos lenguas propias (castellano y catalán) de las dos partes más numerosas de la comunidad lingüística catalana, hay que añadir las lenguas propias de esos otros catalanes, llegados de otros puntos del planeta. Por lo tanto, afirmar que la lengua propia de Cataluña es el catalán” es hacer un uso inapropiado, interesado, manipulador, torticero y engañoso del verbo, por parte de los guardianes de las esencias nacionalistas.

· Desde el campo de la filosofía  se llega a la misma conclusión. Jesús Mosterín* habla de “error categorial” cuando se confunden las categorías y se usa un concepto fuera  de su campo de aplicación y se traspasan las fronteras del sentido y se cae en el sinsentido. Esto sucede cuando se predica una cualidad de algo que no la tiene (por ejemplo, se puede decir del número 6 que es divisible por 3, pero no del color amarillo) o cuando se atribuyen a un sistema entero propiedades de uno de sus elementos o la inversa (por ejemplo, un país tiene propiedades —población, renta per cápita o…— que no tienen sus habitantes; y los habitantes de ese país tienen también propiedades —sexo, peso, lengua o …— que no posee el país). Así, desde el punto de vista filosófico,  podemos afirmar, con J. Mosterín, que “la lengua es un atributo de la persona, no del territorio”. Y cuando la persona (portadora de la facultad del lenguaje) se mueve, lleva consigo su lengua  o sus lenguas propia(s). De ahí que también sea falso, por error categorial, que la lengua propia de Cataluña es el catalán”. Esto sólo se puede decir de los ciudadanos de Cataluña (cf. supra punto de vista lingüístico). En Cataluña, la lengua catalana es, cada vez más, un símbolo; y, cada vez menos, un instrumento de comunicación, porque “la lengua ya no funciona como lenguaje, sino como bandera” y como arma en la litis política.

· Al introducir, en los textos legales de más alto rango, el error categorial de que la lengua propia de Cataluña es el catalán”, los seguidores de la fe nacionalista han seguido, a pies juntillas, las palabras que Jesús de Nazaret dedicó a Simón, hijo de Jonás: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16:18). Y todos sabemos dónde ha llegado la Iglesia Católica. La piedra-mentira sobre la que los nacionalistas están construyendo su Arcadia feliz está incrustada en la legalidad vigente (no confundir con la legitimidad) y ahora todo será posible, aunque todo sea un sinsentido. Aquellos que tienen unos valores y una ética, como diría Pasqual Maragall, de geometría variable, deberían reflexionar y actuar en consecuencia.

© Manuel I. Cabezas González
m.ignacio.cabezas@gmail.com
17 de octubre de 2011
Publicado en Cerdanyola al Dia.

(*) J. Mosterín (2008), La cultura de la libertad, Col. Gran Austral, Espasa Calpe, Madrid. cf. § “Error categorial”, pp. 137-139.

lunes, 10 de octubre de 2011

EL  LECHO DE PROCUSTO Y EL DE LA CASTA POLÍTICA

· En la mitología griega encontramos un personaje llamado Procusto. Era un apuesto y fornido posadero de Eleusis, que ofrecía a los viajeros solitarios y confiados, un reposo del guerrero, sádico y letal. Les proporcionaba un lecho de hierro, que era regulable y que nunca coincidía con la estatura de sus invitados. Por eso, cuando las víctimas eran altas, les amputaba los miembros que sobresalían de la cama;  y, si eran de estatura baja, estiraba sus miembros hasta descoyuntarlos. Así ajustaba la estatura de sus huéspedes, que perecían siempre, a la longitud de la cama. De aquí viene su apodo, que significa “el estirador", por su peculiar sistema de hacer amable y confortable la estancia a los huéspedes de su posada y de acabar con sus vidas. Un día, el huésped fue el héroe Teseo, que lo sedujo y le aplicó su misma medicina, liberando así a los habitantes de Eleusis de su macabra hospitalidad.

· Hoy, la expresión “lecho de Procusto” se ha convertido en una metáfora para referirse a quienes pretenden acomodar siempre la realidad a la estrechez de sus intereses o a su particular y limitada visión de las cosas; a quienes se llenan de celos si alguien sobresale de la medida de su propia mediocridad; a quienes todo lo quieren cortar a su medida. Por eso, se ha convertido en símbolo de conformismo, de uniformización, de mediocridad, de arbitrariedad e inflexibilidad. Y por ende, cuando alguien pretende que todos los demás se ajusten a lo que él dice o hace, se suele decir, en un lenguaje culto y erudito, que tal persona pretende que los demás se acuesten en el lecho de Procusto.

· He citado esta figura mítica de la antigua Grecia para referirme a la “casta política”, de alto rango o de baja cama, que nos desgobierna y de los que somos víctimas, como los huéspedes de Procusto, los ciudadanos de a pie. Ante el estado en que se encuentran las cuentas del Estado, de las Autonomías y de los Ayuntamientos; ante la situación económica que estamos sufriendo; ante la degradación de los cimientos del Estado del Bienestar (sanidad, educación, investigación, servicios sociales); ante la desorientación axiológica, ética, política,… de la sociedad española;… ante todas estas cosas y muchas más, uno puede y debe preguntarse cómo hemos llegado a esta situación. Y sobre todo, cómo podemos salir de ella.

· Cuando analizamos el “who is who” en la casta política gobernante, que se relame disfrutando del poder, nos encontramos o nos hemos encontrado, si miramos hacia el Gobierno central, con los/las José Montilla, Celestino Corbacho, Pepiño Blanco, Bibiana Aído, Leire Pajín, Magdalena Álvarez, Mariano F. Bermejo, Trinidad Jiménez, Ángeles González-Sinde,… y el propio J.L. Rodríguez Zapatero, que es moco de pavo. Y si observamos el poder autonómico o el municipal, encontraremos generalmente especímenes de la misma catadura. Todos son miembros de partidos en los que la mayoría de sus dirigentes no ha tenido otro oficio en su trayectoria vital que la política, según M. Jiménez de Parga. Además, si creemos a Pilar Rahola, “la mayoría de ellos surgidos del ‘todo a cien’ de los partidos”.

· En manos de estos indigentes culturales, intelectuales y éticos ha estado y está nuestro destino. Yo me pregunto si el número de asesores o personas de confianza de la casta política gobernante no es un síntoma de que los miembros de la misma no tienen ni idea de lo que tienen entre manos y deben, por lo tanto, rodearse de personas para que les saquen las castañas del fuego. Aunque, visto el resultado y la situación crítica que estamos viviendo, parece que los de la casta política, haciendo honor al “lecho de Procusto”, se han rodeado de amigos o arribistas o trepadores o mamones todavía más incompetentes y que tienen menos luces que Abundio, aquel que vendió el coche para comprar gasolina. Y así nos ha ido, nos va y nos irá, si no nos libramos de ellos.

· Desde hace ya muchas semanas y, sobre todo, en las próximas, esta indigna casta política cesante y la aspirante se han prodigado y se prodigarán en todo tiempo (las 24h. del día) y lugar (en todos los medios y soportes posibles), para que los sufridos y reiteradamente engañados ciudadanos (los indignados, los “enragés”) depositen, de nuevo, su confianza en la mediocridad, exigida por sus “lechos de Procusto”. Necesitamos, como los habitantes de Eleusis, un Teseo, que acabe también con los “lechos de Procusto” de la casta política, que son sólo potros de tortura y de sufrimiento. Me pregunto si ese Teseo que nos libere, el próximo día 20 de noviembre, de los Procustos de la casta política no es la abstención y/o el voto en blanco y/o el voto nulo y/o el voto a las candidaturas testimoniales y marginales. A propósito de esto, J.J. Millás, se preguntaba, muy certeramente, hace unos días: “¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?”. Así nos protegeremos de la casta política de todas las Españas que, como escribió Pío Baroja, “produce un elemento ambicioso, arribista, bajo e inmoral. Político y chanchullero son sinónimos”.

© Manuel I. Cabezas González
10 de octubre de 2011
Publicado en Periodicoelbuscador.

lunes, 3 de octubre de 2011

… Y EL QUE MÁS CHIFLE, CAPADOR*

· El jueves pasado, 29 de septiembre, asistí al pleno del Ayuntamiento de Cerdanyola. Como de costumbre, el orden del día estaba muy preñado y no pude permanecer hasta el final. Por lo tanto, no tuve la posibilidad de participar en el “plenillo”, que permite que los ciudadanos asistentes puedan tomar la palabra y hacer preguntas a nuestros representantes.

· Quiero centrarme en el punto 17 del orden del día: “Moció en suport a l’escola catalana (Exp. 98-2011-0000038)”. Esta moción fue propuesta por ERC y Compromis; y a ella se sumaron todos los demás grupos, excepto el PP. Fue presentada por Helena Solà, portavoz de ERC. Y para defenderla, enunció una serie de memeces y mentiras, que no son nuevas (es lo que repiten siempre, sin ton ni son, y sin venir a cuento los partidarios de la “inmersión lingüística en catalán”). Ante esto, uno no puede callarse, para que los promotores de la misma saquen, como de costumbre, la conclusión: “quien calla otorga”.

· La Sra. Solà, en su argumentario, trajo a colación valoraciones gratuitas y falsas sobre las bondades y los beneficios de la inmersión lingüística precoz y total en catalán: modelo avalado por la UNESCO y la UE; modelo que ha contribuido a la cohesión social y que ha garantizado un pleno y funcional dominio de las dos lenguas oficiales de Cataluña  y propias de la mayor parte de los ciudadanos de nuestra Comunidad Autónoma; modelo rechazado sólo por tres familias, que han creado un problema donde no lo había. Además, nos alertó  sobre los peligros y las catástrofes que traería consigo el equiparar el catalán y el castellano como lenguas vehiculares en la enseñanza de Cataluña, ya que se alcanzaría un “bilingüismo integral e integrador”. Un pequeño detalle muy significativo: cuando el Sr. Buenaño (PP) se opuso tímidamente y con argumentos manidos al precitado argumentario, se pudo observar  un comportamiento no verbal (risitas y gestos) de desprecio de casi todos los asistentes, que creo que no es de recibo en una institución democrática. No es el momento de desfacer cada uno de estos entuertos. En las próximas semanas, me dedicaré a ello, en una serie de textos que titularé genéricamente “mentiras sobre la inmersión lingüística”.

· Hoy quiero centrarme en el hecho de que todos los partidos con representación municipal (excepto el PP) hayan presentado y aprobado la moción precitada en un acto oficial del Ayuntamiento de Cerdanyola. Este  hecho implica rechazar, oponerse y negarse a acatar y aplicar el auto del TSJC, que impelía a la Generalitat a cumplir las sentencias del T. Constitucional y  del T. Supremo. Como lo he expresado en otro lugar, la moción que comento implica un desacato explícito a una resolución judicial. Si no estoy confundido, creo que estamos en un Estado de Derecho en el que, formalmente, existe una división de poderes, para evitar el mangoneo, el mamoneo y la arbitrariedad. Y en un verdadero Estado de Derecho, las resoluciones judiciales deben ser acatadas y  cumplidas. No hacerlo, como han hecho nuestros representantes en el Ayuntamiento de Cerdanyola implica implantar la ley de la selva,  implica dar una puñalada trapera y letal al Estado de Derecho y poner en circulación la moneda de la arbitrariedad y de la discrecionalidad, fuente y justificación de toda injusticia.

· Yo me pregunto y pregunto a nuestros representantes y a los ciudadanos de Cerdanyola: ante este desacato explícito, ¿con qué legitimidad, con que predicamento, con qué cara podrán exigirnos nuestros representantes que cumplamos con nuestras obligaciones cívicas? Al echarse al monte, ¿nuestros representantes no se están deslegitimando y abriendo la espita para que cada uno vaya a lo suyo, haciendo caso omiso a las reglas que todos nos hemos dado? Ante el ejemplo que nos dan nuestros políticos, creo que tenemos todo el derecho del mundo a hacer de nuestra capa un sayo. Y esto no es bueno para nadie. Es volver a la ley del más fuerte; …y el que más chifle, capador.

Manuel I. Cabezas González
honrad.blogspot.com
Publicado en Tot Cerdanyola nº 1.215.

(*) Lo sucedido en el pleno del Ayuntamiento de Cerdanyola está pasando en todos los ayuntamientos de Cataluña y en numerosos organismos, colectivos e instituciones (sindicatos, asociaciones varias, partidos, ...).