·
Corrían los primeros días de noviembre del 63 a. de J. C. cuando el
político romano Catilina, al no
poder acceder al Consulado —después de varios intentos fallidos— por medios
legales, decidió hacerlo ilegalmente mediante una conspiración o golpe de
estado. Para ello, utilizaría los sobornos, perpetraría el asesinato de Cicerón, su rival y su mayor enemigo político, y provocaría la matanza
del mayor número posible de senadores. Cicerón fue informado del complot y lo
denunció con pelos y señales en el Senado, en la primera de sus catilinarias (el 8 de noviembre del 63 a. de J. C.). La primera
frase de este breve discurso hizo fortuna, convirtiéndose en una de las citas
más recordadas y famosas de Cicerón. Reza así: “Quousque tandem abutere,
Catilina, patientia nostra?” (“¿Catilina, hasta cuándo abusarás de nuestra
paciencia?”).
· Cuando
Cicerón pronunció este discurso, Catilina estaba también presente en la sesión
del Senado. Ahora bien, ningún senador se sentó a su lado; le hicieron el
vacío, como si fuera un apestado. Catilina intentó replicar a Cicerón, pero los
senadores se lo impidieron, interrumpiéndole continuamente, insultándolo y
acusándolo de traidor. Por eso, tuvo que salir por piernas del Senado, abandonó
Roma y se reunió con Manlio, que estaba al mando del ejército rebelde en Etruria. Muy poco tiempo después, todos los
conspiradores fueron detenidos y ejecutados, y Catilina, sin agallas para
arrostar sus responsabilidades ante el Senado, se suicidó. De esta forma (con
actos y no solo con palabras) terminó la conjura y así se salvó la República
romana.
· He traído a colación el hecho histórico de la conspiración de Catilina
contra el juego político limpio y la legalidad de la República romana, porque
la dinámica de su fracasado golpe de estado se parece mucho al “prusés” ilegal de independencia
unilateral de Cataluña, que algunos “Catilinas” de la casta política catalana
tratan de culminar el próximo 1 de octubre.
· Desde el inicio de la Transición política española (1975), los
“Catilinas” catalanes —con pasamontañas, en el pasado; o sin él, en la
actualidad— se han dedicado a preparar, despacio pero sin pausa, el golpe de
estado que quieren perpetrar, el 1 de octubre, con premeditación, publicidad y
alevosía. De hecho, a lo largo de más de 40 años, han estado chantajeando a
todos los Gobiernos de España, tanto a los del PP como a los del PSOE, y nunca
nadie les ha parado los pies. Así, han ido arañando y mermando las competencias
del Estado en Cataluña y, como contrapartida, han sido incrementadas las
competencias, cada vez más exclusivas, del Gobierno de la Generalidad.
· En efecto, para llegar al poder, los sucesivos presidentes de los
Gobiernos de España casi siempre han vendido, como Fausto, su alma (la defensa
de los derechos de todos los españoles) al diablo (los insaciables “Catilinas”
nacionalistas catalanes). De esta forma, para satisfacer sus apetitos de poder
a cualquier precio, González, Aznar, ZP y Rajoy han seguido el consejo contenido en esa frase
atribuida a Enrique de Navarra,
según la cual “Paris vaut bien une
messe”: “París (la conquista del
poder) bien vale una misa (tragar los sapos de los chantajes y
exigencias de los “Catilinas” de Cataluña).
· Desde hace más de 40 años, fruto de estos chantajes y exigencias, se
ha producido, como hemos indicado, un goteo constante de traspasos de nuevas
competencias a Cataluña; y ya no queda casi nada por trasferir. Por otro lado,
en Cataluña, se ha utilizado sistemáticamente el fraude de ley, con recursos y
apelaciones a las sentencias judiciales, para dilatar los procesos y retrasar
el cumplimento de las mismas. Además, es moneda de curso legal, el desacato a
las sentencias judiciales, el ninguneo y el desprecio hace el poder judicial
así como las prevaricaciones de diferentes instituciones, que dictan leyes y resoluciones
contrarias a la legislación vigente del más alto rango. No debemos olvidar
tampoco las agresiones a las instituciones y símbolos de nuestro Estado de
Derecho (quema de retratos del Jefe del Estado y de la bandera de España,
abucheos al himno y a las autoridades legítimas, etc.).
· Por otro lado, fruto también del recelo a provocar a la bestia
independentista, los sucesivos Gobiernos de España han practicado el “silencio
del miedo y de la cobardía” (abate Dinouart) ante los hechos que
acabamos de exponer y también ante el latrocinio sistemático y sistémico del “Honorable” (?) Jordi Pujol y su “famiglia”, tanto de sangre como política, que Pasqual Maragall denunció
con el “Ustedes tienen un problema y ese
problema se llama el 3%”. Dentro de la misma lógica cómplice y cobarde,
podemos situar la propuesta que el PSOE ha hecho, hace unos días, por boca de
su portavoz, José Luis Ábalos: el
Gobierno de España debería hacer borrón y cuenta nueva con las desequilibradas
cuentas de Cataluña, por medio de una quita de su deuda. Propuesta increíble
donde las haya, que prima a aquellos que no han sabido gestionar o que han
despilfarrado los recursos de Cataluña y que, para más inri, amenazan con el
jaque mate del referéndum ilegal del 1-O y de la independencia unilateral.
· Basta con estos botones para ilustrar que, desde el inicio de la
Transición, los Catilinas
independentistas catalanes no han cejado en su empeño y se han crecido,
poco a poco pero sin pausa, tirándose al monte y comportándose como genuinos “hooligans”, ante la dejación de funciones de los
sucesivos Gobiernos de España. Entre nosotros, no ha habido un Cicerón ni un
Senado romano que les hayan parado los pies y que les hayan administrado una
buena dosis de cicuta sanadora, i.e. de democracia y de legalidad vigente; y,
por eso, ellos han seguido erre que erre con el “prusés” de independencia de
Cataluña.
·
Se suele decir que, si olvidamos la historia corremos el riesgo de
repetir los errores del pasado. Ante el desafío del complot de Catilina, el
Senado romano puso fin, en unos días, al golpe de estado; y los golpistas
recibieron su merecido. Por eso, ante el jaque mate al Estado de Derecho,
planificado desde hace décadas y datado para el próximo 1 de octubre, los
“Catilinas independentistas catalanes” tampoco pueden salirse con la suya. Por
un lado, son minoría y están solos, sin ningún apoyo nacional o internacional
de importancia, aunque aparentemente parece que tienen más moral que el
Alcoyano. Además, el que echa un pulso al Estado de Derecho, sólo puede
perderlo. Para acabar con esta provocación y desafíos contantes, basta con que
los poderes del Estado sigan el ejemplo de Cicerón y del Senado romano y
cumplan y hagan cumplir las leyes, como juraron o prometieron cuando
tomaron posesión de sus cargos. Como
dijo el torero Rafael Guerra “Guerrita”,
“lo que no puede ser no puede
ser y, además, es imposible”
· Si no van
seguidas de actos, las palabras solas no bastan. Ésta ha sido la actitud de los poderes
públicos hasta ahora. Por eso, en estos momentos, ya no sirve de
nada formular la pregunta retórica que dirigió Cicerón a Catilina: “Quousque tandem abutere,
Catilina, patientia nostra?”. Como reza
el lema del Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès, “facta, non verba” (“hechos,
no palabras”) o, como dice también la sabiduría popular, “obras son amores y no buenas razones”.
© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en Minuto Digital, Las Voces del Pueblo, Liverdades.com, Tribuna del País Vasco, Catalunya Press, Periodista Digital, La Gaceta Europea, Qoshe Columnists, El Diestro, L'Independent de Barberá, A Fons Vallès y Web de Espanya i Catalans.
5 de agosto de 2017