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Según uno de los preceptos de la ley mosaica, no se debe tomar el
nombre de Dios en vano. Ahora bien, en Cataluña, no parece que los miembros y “miembras” de la casta política, de los
sindicatos, de asociaciones varias e incluso muchos de los profesionales de la
enseñanza sean respetuosos con este precepto “desacralizado”. Y lo mismo puede
decirse de muchos padres mal informados y manipulados. En efecto, cuando de
cuestiones lingüísticas se trata, todos utilizan, casi siempre o siempre, el verbo en vano. Hoy quiero centrarme en el
uso y abuso de los términos “bilingüismo”
y “bilingüe”.
· En Cataluña
y también en las otras CC. AA. con dos lenguas co-oficiales, hay muchas
personas (cf. ut supra) que utilizan
la enseñanza y el sistema educativo como un medio para conseguir objetivos
políticos y no, como debería ser, para que eclosionen y se desarrollen todas
las potencialidades de los niños, de los jóvenes y de los ciudadanos. Entre
otras muchas, están las potencialidades lingüísticas, que son fundamentales, básicas
y condición sine qua non, para formar
y preparar a los ciudadanos de Cataluña. De estas capacidades lingüísticas dependen,
en efecto, el presente formativo y el futuro laboral, económico y social tanto
de los jóvenes estudiantes como de los futuros ciudadanos y trabajadores.
·
Cuando se abordan cuestiones lingüísticas, los “pecadores” precitados
repiten, como un mantra, como los de Fuenteovejuna, las mismas incongruencias o
mentiras, que repugnan al sentido común, a la lógica más elemental y a las
aportaciones de las ciencias del lenguaje y de la educación; y que entran en
contradicción, además, con las constataciones empíricas. A pesar de esto, ellos
repiten y repiten que “el
modelo de inmersión ha sido y es un modelo de éxito”, que los “alumnos dominan las dos lenguas” al
final de la escolaridad, que no hay diferencias en las competencias
lingüísticas en español entre los jóvenes españoles de Cataluña y los de otras
CC. AA. monolingües,… En suma, que los jóvenes españoles de Cataluña son bilingües: dominan y practican el bilingüismo catalán-español o
español-catalán, tanto monta, monta tanto. ¡Qué forma de utilizar el verbo en
vano! Veamos.
·
Los términos “bilingüismo” o
“bilingüe”, como por otra parte
cualquier otra unidad lingüística, están preñados de significados distintos, y denotan
o refieren a realidades extralingüísticas muy diferentes. Por eso, merece la
pena detenerse a analizar los contenidos semánticos de estos dos vocablos y el
uso interesado y partidista que se hace de ellos por parte de los defensores
del modelo de inmersión lingüística. En efecto, ¿de qué tipo de “bilingüe” o de
“bilingüismo” están hablando aquellos que aseveran que el modelo de inmersión lingüística es un modelo de éxito que conduce al
bilingüismo, a un dominio equilibrado de las dos lenguas? Ante la falta de una definición precisa, operativa
y aceptada por todos, los lingüistas hemos abandonado la empresa de elaborar
nuevas definiciones del bilingüismo. Y, por eso, se prefiere proponer tipologías,
que ponen el acento sobre aspectos particulares del contacto de lenguas.
·
BILINGÜISMO SOCIAL E INDIVIDUAL. El bilingüismo es una de las consecuencias
del contacto de lenguas. En efecto, hablar de bilingüismo o contacto de
lenguas es referirse a la presencia simultánea de dos lenguas en una comunidad
humana (Cataluña, por ejemplo) o en una persona determinada (muchos de los
ciudadanos de Cataluña). El lugar del contacto de las lenguas está en el origen
de una primera tipología básica del bilingüismo, que distingue el bilingüismo social o de grupo y el individual. Ahora bien, el concepto de “bilingüismo individual” es un concepto
relativo o variable. En
efecto, aquellos que calificamos de bilingües tienen, en general, competencias
lingüísticas diferentes en las dos lenguas. Por eso, se suelen distinguir diferentes
grados y, por lo tanto, diferentes tipos de bilingüismo individual, que van desde un “bilingüismo maximalista” (el locutor
bilingüe tiene un comportamiento de locutor nativo en las dos lenguas, Bloomfield dixit) a un “bilingüismo
minimalista” (el locutor bilingüe sólo tiene una competencia mínima en
alguno de los cuatro skills (competencias
lingüísticas básicas: comprender, hablar, leer y escribir) de una de las
lenguas, según Macnamara).
· TIPOLOGÍA DE BILINGÜISMOS
INDIVIDUALES. Entre estos dos
tipos extremos de bilingüismo, se da una variada gama de bilingüismos
intermedios, que dependen de una serie de factores (nivel lingüístico
conseguido, edad de adquisición, estatus sociocultural de las dos lenguas,
adhesión e identificación cultural y lingüística, etc.). En función del nivel
lingüístico alcanzado, se distinguen también dos tipos. Por un lado,
el bilingüismo equilibrado (o perfecto o ambilingüismo o equilingüismo):
el bilingüe tiene una competencia equivalente en las dos lenguas y, por lo
tanto, puede funcionar eficazmente con cada una de ellas; excepto en casos muy
excepcionales, se trata de una utopia, de un bilingüismo ideal; y se correspondería
con el “bilingüismo maximalista” de Bloomfield (cf. ut supra). Y, por el otro, el bilingüismo
desequilibrado (o imperfecto o asimétrico o dominante): aquí, la competencia lingüística en las dos lenguas es
diferente; en efecto, siempre hay una lengua, en principio la lengua materna,
en la que la competencia lingüística es mayor; este bilingüismo desequilibrado
responde a una concepción relativista, pero realista y objetiva.
· TIPOLOGÍA DE BILINGÜISMOS
INDIVIDUALES IMPERFECTOS. A partir
de este relativismo realista
del bilingüismo imperfecto, se suelen distinguir diferentes niveles de
desequilibrio en las competencias del locutor bilingüe y, por lo tanto, nuevos
tipos de bilingüismo. Entre éstos, hay que citar el “semilingüismo”: concepto elaborado por lingüistas finlandeses y
suecos para caracterizar las producciones lingüísticas en finlandés y en sueco
de niños finlandeses residentes en Suecia. Estos niños tenían lagunas y
experimentaban importantes retrasos, tanto en L1 (finlandés) como en L2
(sueco), en relación con sus camaradas monolingües (finlandeses y suecos).
Estos niños eran a medias o parcialmente bilingües (cf. “semi”= medio).
Este “semilingüismo” está más próximo del llamado bilingüismo funcional minimalista que del maximalista (cf. ut supra) y del “bilingüismo sustractivo o negativo”
(el aprendizaje de una L2 se hace en detrimento de la L1, la materna) que del aditivo o positivo.
· Este bilingüismo depauperado y desequilibrado es el que propicia el
tan cacareado “modelo
de inmersión” o de “escuela catalana”, que puede y debe ser puesto en
relación con la “hipótesis
del déficit” y la “teoría de los dos
códigos” de B. Berstein. En
efecto, las producciones lingüísticas, tanto en catalán como en español, de los
jóvenes españoles de Cataluña denotan tales lagunas y deficiencias que uno está
habilitado para hablar de “semilingüismo” y de “diglosia”. Además, si nos fijamos en los contenidos culturales o
enciclopédicos (Umberto Eco) adquiridos
por los escolares catalanes y vehiculados por sus producciones lingüísticas
rencas, habría que hablar también de bilingüismo “acultural” y “anómico”,
tanto en español como en catalán. Los correctores
de las PAU corroboran tanto lo uno como lo otro y lo mismo constatamos,
cada año, en las nuevas hornadas de estudiantes que llegan a la universidad. Por
lo tanto, tildar de “modelo de éxito” al
“modelo de inmersión de la escuela catalana” es tomar el verbo en vano, es un
sarcasmo, una tergiversación y una manipulación de la realidad, apreciación
avalada también por un estudio de campo de la Fundación Jaume Bofill, que no es sospechosa de ser anticatalanista: “Catalunya té un dels nivells d’abandonament escolar
prematur més elevat de la
Unió Europea, i un dels nivells de formació de la població
jove més baix’.
Coda: « Je ne
demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on
m’éclaire » (Ch. Nodier).
© Manuel I. Cabezas González
Publicado en Elespiadigital.com, Bembibre Digital, Cerdanyola Informa y Cerdanyola al Día.
24 de julio de 2014