viernes, 31 de mayo de 2013

(VIII): “del éxito y del fracaso escolar”.





· Según los sucesivos informes PISA y las periódicas evaluaciones del MEC, el sistema educativo español y el de Cataluña, todavía más, se caracterizan por el fracaso escolar en los aprendizajes fundamentales (lectura, expresión escrita, lenguaje matemático y conocimientos en general) y por el abandono escolar prematuro. Hoy, vamos a centrarnos en las relaciones recíprocas entre éxito o fracaso escolar y las competencias lingüísticas de los alumnos. Para ello y para desvelar una nueva mentira de la política lingüística, no vamos a exponer los datos de los informes oficiales, de sobra publicitados y conocidos, sino que presentaremos el punto de vista del socio-lingüista británico Basil Berstein.

· En la literatura científica y en los estudios de campo sobre la relación entre la competencia lingüística de los alumnos en la lengua vehicular de la enseñanza-aprendizaje y el fracaso o éxito escolar, se utilizan siempre, a veces implícitamente, los resultados de las investigaciones de B. Bernstein. Hoy las traigo a colación, porque nos van a permitir descubrir y comprender lo que ha pasado y está pasando en el sistema educativo catalán, sin necesidad de recurrir a los informes precitados ut supra.

· Sin entrar en los detalles de sus investigaciones y en los debates que provocaron, diremos que B. Bernstein, a partir de su experiencia profesional como profesor, establece una relación muy estrecha entre clases sociales, lenguaje y éxito o fracaso escolar. Esto le lleva a formular la teoría de los dos códigos, que él pone en relación con dos clases sociales diferentes y con los resultados escolares. Por un lado, está el “código elaborado”, que es la lengua utilizada por las clases mediasfavorecidas desde el punto de vista económico, social y cultural— y que conduce normalmente o más frecuentemente hacia el éxito escolar. Por el otro, está el “código restringido”, que es la lengua de las clases trabajadorasdesfavorecidas económica, social y culturalmente— y que, más frecuentemente, lleva al fracaso escolar.

· Estos resultados escolares diferentes se deben, según B. Bernstein, al hecho de que los hijos de las clases medias cuando llegan a la escuela se encuentran con una lengua vehicular de enseñanza-aprendizaje que coincide con el “código elaborado”, adquirido en el privilegiado contexto familiar y social en el que han crecido; por eso, al llegar al centro escolar, se encuentran como pez en el agua y el éxito académico es, entre ellos, más común que el fracaso. Sin embargo, los hijos de las clases trabajadoras entran en contacto, cuando llegan a la escuela, con una lengua vehicular (código elaborado), que es muy diferente de la que utilizan en el desfavorecido ambiente familiar y social (código restringido); de ahí que el fracaso escolar sea más frecuente entre ellos.

· Si lo que expone B. Bernstein sucede cuando los hijos de la clase media y de la trabajadora utilizan como lengua vehicular una lengua que coincide con la lengua materna de los alumnos, ¿qué puede ocurrir cuando la lengua vehicular de la escuela (por ejemplo, el catalán) es una lengua distinta de la materna o propia (por ejemplo, el español), como sucede en la mayor parte de los casos del alumnado de Cataluña? Lo lógico será que el número de fracasos escolares aumente sustancialmente entre los alumnos que son hijos de las clases trabajadoras y/o tienen —como lengua materna, habitual y propia— una lengua diferente de la utilizada  —como lengua vehicular en la escuela— por el profesor o en los libros de texto o material escolar. Esta deducción lógica es corroborada por los Informes Pisa y por los Informes Evaluativos de la Generalidad o del MEC. En efecto, en todos ellos, se cita y se utiliza el nivel económico, social y cultural de la familia y del contexto familiar, entre otros factores, para motivar y justificar los resultados insatisfactorios de los alumnos catalanes evaluados.

· Ante estas aportaciones de la sociolingüística, que desmontan las afirmaciones gratuitas o memeces de la casta política catalana y de ciertos pedagogos cuando hablan de los resultados de la enseñanza en Cataluña, sobra cualquier tipo de comentario. Ahora bien, quiero terminar esta cogitación citando la conclusión de un informe de la Fundación Jaume Bofill, que no es sospechosa de ser anticatalanista: en Cataluña, “el dret a una ‘educació de qualitat per tothom’ és encara un objectiu pendent d’aconseguir. Excel·lència i equitat continuen sent dos reptes pendents en el nostre sistema educatiu. Catalunya té un dels nivells d’abandonament escolar prematur més elevat de la Unió Europea, i un dels nivells de formació de la població jove més baix” (Fundación Jaume Bofill, Informe-Anuari: L’estat de l’educació a Catalunya 2006-2007, p. 16-17).

Coda: « Je ne demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on m’éclaire » (Ch. Nodier).

© Manuel I. Cabezas González
Publicado en La Voz de Barcelona y Periodista Digital.
31 de mayo de 2013

12 comentarios:

  1. Siguiendo la teoría del lingüista inglés que Ud. propaga podría llegar a la conclusión de que mis hijas, que han cursado y cursan estudios en el Liceo Francés de Barcelona serán unas auténticas fracasadas escolares, claro. Resulta que en casa hablamos castellano, y ellas reciben toda su educación en francés. Pues tengo que decirle, señor mío, que la mayor sacó excelentes notas y luego se sacó su carrera muy fácilmente y con resultados excelentes, la segunda siguiendo su estela, también, y la tercera lo mismo.
    Yo soy catalán, catalanoparlante, hablo a mis hijas en catalán y castellano indistintamente, mi mujer es de Madrid, y les habla en castellano.
    De verdad, que no entiendo ese odio que rezuma Ud. en sus comentarios. Todo lo que huele a catalán que quiere reivindicarse como catalán lo ataca Ud. sistemáticamente.
    Que le aproveche!

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    1. Sr. Balcells,

      • Lo que Ud. nos cuenta de sus hijas no invalida la "TEORÍA DE LOS DOS CÓDIGOS", elaborada por B. Berstein a partir de su "vécu" personal como profesor en colegios cuyos alumnos procedían de las capas sociales más desfavorecidas desde el punto de vista social, económico y cultural. Lo que Ud. expone consolida, más bien, tanto las tesis de Berstein como la aplicación que yo hago para analizar las consecuencias escolares de la "INMERSIÓN PRECOZ, TOTAL Y OBLIGATORIA", implantada "manu militari" por los sucesivos Gobiernos de la Generalidad de CAtaluña.

      • Ni Berstein ni el que suscribe afirmamos que el "código restringido" de los alumnos conduce siempre e invariablemente al fracaso escolar, sino que conduce más frecuentemente al fracaso escolar. Ni tampoco afirmamos que poseer el "código elaborado" es siempre el salvoconducto hacia el éxito escolar, sino que conduce más frecuentemente al éxito escolar.

      • Por otro lado, como lo señalo en mi texto, los Informes Pisa y los Informes Evaluativos de la Generalidad o del MEC citan y utilizan el nivel económico, social y cultural de la familia y el contexto familiar (que determinan el desarrollo de los dos códigos de los que habla Berstein), entre otros factores, para motivar y justificar, en general, los resultados insatisfactorios de los alumnos evaluados.

      • Al final de su comentario, Ud. asevera que mis textos rezuman odio hacia todo lo que huele a catalán. Lamento tener que decirle que Ud. no se ha dado cuenta de que, en los textos de la serie "MENTIRAS SOBRE LA POLÍTICA LINGÜÍSTICA EN CATALUÑA", yo me he puesto la bata de lingüista y me limito a exponer lo que dice esa ciencia llamada lingüística sobre lo que está pasando en Cataluña. Además, no debe Ud. olvidar que soy un humilde seguidor y practicante de la doctrina de la HONESTIDAD RADICAL.

      Un cordial saludo,

      Manuel I.

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  2. Acabo de leer este texto, cuyo autor desconozco, con el que, aparte de emocionarme, me gustaría responder a la serie de panfletos con los que periódicamente Ud. nos bombardea.

    Teresa

    De“ESPAÑOLIZAR” O EL PECADO DE SER CATALÁN

    (.....)
    Fui un alumno catalán curiosamente españolizado. Mi madre, nacida en Granada, contrajo matrimonio con mi padre, nacido en Zamora, y algún tiempo después nacía yo en la ciudad de Badalona. El catalán estaba perseguido por el nacionalismo español gobernante, la escuela era en castellano. Algo debió ayudar tener buenos maestros que no eran catalanes, una madre cariñosa e inteligente que les pedía a los vecinos que nos hablasen catalán a mi hermano y a mí, o un abuelo andaluz tan republicano como honesto.
    Pero los vecinos que eran catalanes nos hablaban en castellano, ¿quién sabe cuánto de cortesía y cuánto de miedo podía haber en aquella buena gente cuyo pecado principal consistía en ser catalanes y hablar catalán en Catalunya? ¿A alguien se le ocurre que se le pueda prohibir hablar su lengua a un castellano en Castilla? Ahora parece que la memoria es frágil, aquí no sólo se persiguió al republicano, también se persiguió al catalán sólo por serlo, algunos se olvidaron pronto o se inventaron otra historia.
    Crecí en un país cuyo interés era españolizar a los niños catalanes. Aunque yo no hablaba catalán tuve que acostumbrarme a ser “polaco” y decidí aprovechar, a los veinte años, el Servicio militar obligatorio que me llevó a Sevilla para empezar a hablar un catalán titubeante con aquellos catalanes que no me conocían. Así, cuando volví, empecé a construir mi segunda lengua, el catalán, a pesar de un franquismo que pensábamos muerto, a pesar de una educación españolizante, a pesar de quienes nos llamaban polacos, como si fuera una broma, como si no se destilase en el apelativo ese odio ancestral de “lo español” hacia lo diferente, ese afán de imposición y tabla rasa.
    Empecé a hablar catalán por voluntad propia y por convencimiento de que esa lengua debía ser tan mía como la otra, por vivir en una tierra integradora a la que durante mucho tiempo se le ha negado su esencia de nación. Y eso nada tenía en contra de España, de una España ideal que siempre ha sido bombardeada desde la Meseta y desde sus aledaños. De una España que fuera tan integradora como Catalunya, que estuviera orgullosa de una diversidad real. Una España que hoy ya parece imposible.
    (....)

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  3. Y sigue:

    El 11 de septiembre de 2012 salió a la calle un pueblo cansado de tres siglos de incomprensión, cansado de la continua involución de la política española, cansado de la corrupción de la casta política. No es el dinero lo que mueve las banderas independentistas, es la dignidad que un día y otro pisotea esa Castilla antigua que se llama España.
    Y la respuesta es el insulto y vuelve a ser el miedo. La respuesta es seguir intentando arrinconar la lengua hermana en ese cainismo miserable que lastra la historia de lo que pudo ser España y hoy no es más que el Estado español. Ahora nos dicen que no somos soberanos, que no podemos decidir nuestro futuro, ni los catalanes de padres catalanes, ni los catalanes de padres castellanos, extremeños, andaluces…
    Soy profesor de castellano en Barcelona, mis alumnos hablan dos lenguas con el mismo orgullo, el castellano con un dominio similar o mejor que el de la mayoría de los niños de Castilla. En mis clases de castellano no hay ideología, hay reflexión. Hay lengua, una lengua castellana hermosa y rica, con una tradición literaria que está muy por encima de la política cicatera de estos tiempos. Mis alumnos no necesitan que venga nadie a españolizarlos, quieren crecer libres y ser demócratas y que se les acepte porque son personas y no porque puedan ser votantes. Son catalanes en un sistema educativo integrador, donde la lengua vehicular es el catalán, la lengua propia de Catalunya. Esa Catalunya que pudo ser nación española y que tendrá que ser nación europea, lo que siempre ha sido; pero de la mano de un independentismo gestado fuera de Catalunya por los intolerantes.
    ¡Qué lástima que en el resto de España haya tan poca empatía, tan poca capacidad de entender lo diferente!

    No soy nacionalista, los nacionalistas son Wert o Rajoy, el que calla. Soy catalán, señores, mi padre es de Zamora, mi madre de Granada. Soy catalán, votaré por esa independencia, y espero que algún día podamos ser buenos vecinos, al fin y al cabo soy profesor de castellano, esa lengua que otros llaman español.

    Francisco Javier Cubero Egea

























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    1. Sra. Teresa Vilardell,

      • Ud. aprieta ---alegremente, con mucha facilidad y sin despeinarse--- el gatillo de la descalificación. Tilda Ud. de “PANFLETOS” las sucesivas entregas de la serie “MENTIRAS SOBRE LA POLÍTICA LINGÜÍSTICA EN CATALUÑA”. O Ud. no sabe leer o Ud. no quiere leer o simplemente Ud. desconoce el significado del término “panfleto” o su deposición lingüística es el producto de todas estas disyuntivas.

      • Un “PANFLETO” es “un folleto u hoja de propaganda”, María Moliner dixit. Como le he respondido al Sr. Balsells ci-dessus, en todos estos textos “me he puesto la bata de lingüista y me limito a exponer lo que dice esa ciencia llamada lingüística sobre lo que está pasando en Cataluña. Además, no debe Ud. olvidar que soy un humilde seguidor y practicante de la doctrina de la HONESTIDAD RADICAL”. Abra los ojos y déjese poseer por las aportaciones de la lingüística. De panfleto, por lo tanto, “res de res”.

      • Y para responder a mis cogitaciones, Ud. copia y pega el desvaríos de un tal Francisco Javier Cubero Egea, “catalán nuevo”, que hace méritos ---como aquellos “cristianos nuevos” que nutrieron los tribunales de la Inquisición para hacer pasar por el aro y hacer comulgar con ruedas de molino a sus antiguos correligionarios---- para ser aceptado entre los catalanes de la “ceba”. No me molesto en responder a la colitis lingüística del Sr. Francisco Javier Cubero Egea. Basta con leer o releer las diferentes entregas de las “MENTIRAS SOBRE LA POLÍTICA LINGÜÍSTICA EN CATALUÑA” o las próximas entregas para tener una cumplida respuesta a tanto despropósito y a tantas mentiras.

      MAnuel I. Cabezas

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  4. Antonio Torres,
    Varias cosas: con respecto a los comentarios de Manuel Ignacia, creo que se pasean, no sin razón, por el filo de la navaja, ya que aunque sí que es cierto lo que comenta el Sr. Balcells en su nota, también es cierto que las decisiones por imposición, que no por elección, siempre son más beneficiosas para el sistema cognitivo. La fase de aprendizaje, como todos sabéis, se divide en dos: La absorción y la estabilización, es decir, recibir el mensaje y recordarlo. En los colegios bilingües, como ha sido mi caso sin ir más lejos, existe una preparación muy clara para que ambas fases se realicen en la misma lengua, dejando para casa casí nada, algún ejercicio y la libertad de hablar en ella, como y con quién te de la gana. En mi humilde opinión, el problema estriba en la estigmatización: desde el momento que una persona, una sola persona, no pueda escoger con total libertad y con la máxima ayuda la lengua vehícular de su hijo, el problema existe. La comparativa del Sr. Balcells olvida que si yo quiero trasladar a mi hijo del "Liceo Francés" a otro, no tendré ninguna dificultad en hacerlo, mientras que si intento sacar a mi hijo de un colegio "X" y llevarlo a uno de habla castellana me tengo que ir a Zaragoza, y eso sí es un problema. Yo también soy catalano parlante, y "ochoidiomasparlante" más, y me siento orgulloso de cada uno de ellos, con mis limitaciones y torpezas, pero nunca, en ningún caso, se me ha obligado a estudiar uno, si no que los he elegido yo con mi libre albedrio, y eso es lo que yo defiendo, el libre albedrio, y no la imposición de una lengua que SOLO hablan seia millones de personas.
    Un cordial saludo.

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    1. Sr. Torres,

      • Los que hemos mamado de las ubres de la Cultura Francesa, que impuso la trinidad “LIBERTÉ, ÉGALITÉ, FRANTERNITÉ” (y en este orden), de la que están aún tan orgullosos los franceses del siglo XXI, comprendemos muy bien y apreciamos el énfasis que pone Ud. en defender el valor de la LIBERTAD, en relación con la elección de la lengua en que queremos comunicar o en que deseamos que sean educados nuestros hijos.

      • Los que seguimos la bandera de la libertad sabemos por qué los progenitores-gestores-ejecutores de la política lingüística en Cataluña ponen tanto interés, tantos medios humanos y materiales en pisotear uno de los derechos fundamentales de la persona (la libertad lingüística).

      • Ahora bien, lo grave de la situación que estamos viviendo, desde hace demasiado tiempo, es que la mayoría de la sociedad civil se está comportando como los “moutons de Panurge”. Parece que ni siente ni padece. Está anestesiada.

      • Dicho esto, creo que exagera Ud., y mucho, cuando habla, al final de su comentario, de “la imposición de una lengua que SOLO hablan seis millones de personas” (soy yo el que ha subrayado). ¡Se ve que es Ud. muy generoso! Dejemos la cifra en dos o dos millones de almas. Afirmar esto no es despreciar la lengua catalana. Es simplemente poner sobre la mesa un dato objetivo y verificable.

      Un cordial saludo, Sr. Torres.

      Manuel I. Cabezas

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  5. Trifulca, incomprensión y hasta desprecio. Personas que aprecio y que ahora veo enfrentadas. Esto es lo que obtenemos después de lacerarnos con ideas. Ya está bien. Lo que nadie dice y es obvio es que las lenguas, todas ellas, son vehículos de expresión, sirven para comunicarse y nos acercan a unos y a otros. Jamás debe importarnos la forma y manera de expresar, porque lo importante es comprender los mensajes. Jamás deberíamos haber politizado la lengua, ninguna lengua, porque las lenguas sirven para acercarnos y no para alejarnos en bandos, como pretende la política. Me importan un bledo las patrias o los padres: somos todos vecinos, hermanos y hemos vivido las mismas historias de terror y de alegría. Deberíamos pensar en forma positiva, para que nadie se sintiera alejado y en cambio, nos esforzamos en resaltar nuestras diferencias y en mostrar nuestro odio. No somos generosos y tampoco somos hábiles. Somos orgullosos y el orgullos (se lo digo a todos) no conduce a nada. Mejor sería razonar en vez de evangelizar. Basta de catequesis. No podemos hacer de esto un dogma. Somos gente flexible, tolerante, abierta. ¿Os acordáis? ¿Porqué nos empeñamos en restringir, cuando lo que nos hace crecer es la expansión? Yo no voy a cerrar mi espíritu ni mis actos en algo que nos va a acabar sometiendo. No le voy a dar importancia a la pureza de estirpe, sino a la finalidad, que sin lugar a dudas, es el mensaje, lo más lejos posible y al mayor número de gentes. No voy a cerrar mi mente ni abogaré por formar barriadas de forofos. Y propongo recapacitar, como única forma de redención. Lo necesitamos.

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  6. Estimado Ramón,

    • Es siempre un placer tener comercio lingüístico contigo y si se produce degustando productos bercianos, regados con unos buenos caldos de “mencía” (uva autóctona de El Bierzo, León), miel sobre hojuelas.

    • Creo que tienes toda la razón del mundo cuando escribes que “las lenguas, todas ellas, son vehículos de expresión, sirven para comunicarse y nos acercan a unos y a otros”. Otros han expresado lo mismo, comparándolas con puentes, que permiten el tránsito y también sortear o superar las dificultades, las diferencias. Ahora bien, algunos están en obcecados en utilizarlas para construir MURALLAS y para aislar a los seres humanos que vivimos en sociedad, compartiendo un mismo territorio y un mismo destino.

    • Como propones, debemos “recapacitar”; y “razonar en vez de evangelizar”.

    Un abrazo,

    Manuel I.

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  7. Mira Manuel, intentar hacer comprender a un nacionalista algo que no sea su "verdad" es completamente inútil, te lo digo porque lo veo a diario, cuando les refutas sus ideas con argumentos siempre acaban echando mano del victimismo, del odio, etc.. yo ya ni me molesto, si quieren ser una panda de borregos que solo sabe decir BEEE, es su elección, pero su verdad es irrefutable y de ahí no los sacas:
    saludos

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    1. Francisco,

      · Creo que aquellos que exigimos el respeto de nuestros derechos lingüísticos, no podemos ni debemos callarnos.

      · Los sectarios lingüísticos podría interpretar nuestro silencio, según reza el refrán castellano: "QUIEN CALLA ORTORGA". Y debemos "desfacer" esta mentira en todo tiempo y lugar.

      Un cordial saludo,

      Manuel I.

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  8. Nací en 1961 en una pequeña localidad catalana donde casi todo el mundo era catalanoparlante, pero toda la escolarización (lectura y escritura) fue impuesta en castellano (se me privó del conocimiento de la lengua de mi país y no fuí un fracasado escolar).
    En la actualidad acuden al colegio niños musulmanes, rumanos, subsaharianos, etc. y todos ellos hablan en catalán y castellano, aparte de sus lenguas paternas.
    ¿Por qué quieren crear un problema donde no lo hay?
    Yo si lo tuve, y todavía a día de hoy estoy aprendiendo a escribir la lengua propia, por habérseme negado en su día.
    Dudo que lo entiendan, pero aún se persigue el catalán en este país.

    Saludos,

    Hèctor //*//

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