Programa de Lengua Árabe y Cultura Marroquí (PLACM)
En los últimos meses, algunos medios se han hecho eco de la implantación, en centros escolares de Cataluña y de algunas otras CC.AA., del “Programa de Lengua Árabe y Cultura Marroquí” (PLACM). Este programa es el resultado de una serie de “Convenios de Cooperación Cultural entre el Gobierno de España y el Gobierno de Marruecos” (1980, 1985 y 2012), cuya implementación y consolidación se llevó a cabo, a partir de 2013, en la España donde hay una concentración de inmigrantes marroquíes. En efecto, hoy, los PLACM se imparten ya en 394 centros educativos de primaria y secundaria de toda España. El mayor número está en Cataluña: 125, lo que representa el 2,27% de los centros escolares catalanes
El Gobierno marroquí selecciona (sin ningún control ni supervisión del Gobierno español), nombra y retribuye económicamente al profesorado, proporcionando también el material pedagógico necesario, a través de la Fundación Hassan II. Por su parte, el Estado español se encarga de facilitar las aulas, a través de las CC.AA. La fundación precitada es, además, la encargada de enviar —por supuesto, sin control, en el caso de España— imanes (guías espirituales) a los países europeos, donde hay comunidades musulmanas. Y entre aquellos se han dado casos de yihadistas terroristas (caso Ayman Adlbi).
El PLACM es impartido bien fuera del horario escolar obligatorio, como actividad extraescolar voluntaria —en la mayoría de los centros (96,72%), donde está implantado— o bien dentro del horario lectivo obligatorio (3,28% de los centros). Y, tanto en un caso como el otro, las evaluaciones son incluidas en los boletines de calificaciones escolares.
Con el PLACM se pretende enseñar, de manera voluntaria, la lengua árabe y la cultura marroquí a alumnos inmigrantes, procedentes de Marruecos (y también a alumnos españoles que lo deseen), desde 3º de primaria hasta 4º de ESO (de los 9 a los 16 años). Con estas enseñanzas se intenta, por un lado, salvaguardar la identidad lingüística y cultural de los hijos de los inmigrantes marroquíes, para que puedan vivir en su cultura y en su lengua, pero respetando y aprendiendo también la lengua y la cultura del país de acogida. Y, por el otro, contribuir a garantizar la inserción escolar y sociocultural de los hijos de los inmigrantes marroquíes en España, al empoderarlos con su lengua materna y su cultura.
Clases Complementarias de Lengua y Cultura Españolas para los Hijos de los Emigrantes Españoles
Los PLACM (cf. ci-dessus) y las “Clases Complementarias de Lengua y Cultura españolas para los Hijos de Emigrantes Españoles” en Francia y otros países de Europa con importantes concentraciones de inmigrantes españoles se parecen como dos gotas de agua. Hoy, estas clases se denominan “Agrupaciones de Lengua y Cultura Españolas” (ALCE). Voy a hablar de ellas no de “oídas” ni de “leídas”, sino a partir de mis vivencias personales (*), como profesor que fui en Francia, durante 8 años, en Bobigny, localidad donde se crió Kylian Mbappé.
Estas clases complementarias fueron fruto de convenios hispano-franceses. El Gobierno español seleccionaba, nombraba y remuneraba al profesorado (profesores de EGB y de BUP). Además, proporcionaba el material didáctico (libros de texto de lengua-literatura e historia y geografía españolas), utilizado en España en estos niveles educativos. Este material fue considerado inadecuado tanto por profesores como por padres y asociaciones de padres para enseñar y aprender lo que había que enseñar y aprender. Por eso, en Francia, una comisión, de la que formé parte y coordinada por el catedrático Antonio Quilis, elaboró un material didáctico específico: “¡Vamos a España! - I, II y III”).
Por su parte, el Gobierno francés proporcionaba las aulas donde se impartían estas enseñanzas. La mayoría de las clases tenía lugar fuera del horario escolar, como actividad extraescolar, a partir de las 5 de la tarde o el miércoles o el sábado, días no lectivos en Francia. Pero las calificaciones no eran recogidas en los boletines de notas de los centros. Sólo, en algunos casos, en el marco de las “secciones internacionales”, estas clases se impartían durante el horario lectivo oficial.
Con estas clases complementarias de lengua y cultura españolas, se pretendía mantener los vínculos culturales y lingüísticos con España, pensando en un futuro retorno a España y así poder asegurar la continuidad en los estudios. Además, fueron una forma de visibilizar y dar valor a la cultura y a la lengua de los inmigrantes españoles en la comunidad educativa y, así, empoderarlos. Y, por otro lado, haciendo honor al calificativo de “complementarias”, debían coadyuvar en la adquisición de la “lectura” y de la “escritura” en francés, para vacunarles contra el fracaso escolar ya que, en el fondo, el mecanismo y la forma de proceder en la adquisición de estas dos competencias fundamentales e instrumentales coinciden en ambas lenguas (cf. enlaces).
Las dos varas de medir y las contradicciones de la Generalidad
Como acabamos de ver, los PLACM no son una propuesta original. Fueron una práctica generalizada en Francia, donde había una gran concentración de inmigrantes españoles, portugueses, italianos, árabes etc. Se pensaba y aún se piensa, como subrayaban Rosa Sensat y Miquel Siguán, que la toma en consideración de la lengua materna de los alumnos contribuía a empoderarlos, a facilitar los primeros aprendizajes y a luchar contra la marginación y el fracaso escolares. Este fue el gran argumento de la Generalidad con su política educativa de la “normalización lingüística de la enseñanza del y en catalán”, iniciada desde antes del inicio de la Transición política.
Por eso, llama la atención la incoherencia y las dos varas de medir de la Generalidad de Cataluña con su política lingüística. En efecto, la coherencia de la Generalidad brilla por su ausencia. Por un lado, lo que permite y apoya con los PLACM, para la lengua árabe y la cultura marroquí, lo prohíbe para el español y su cultura: enseñanza del árabe y de la cultura marroquí, SÍ; enseñanza del español y de la cultura española, NO. Ahí están la negativa a aplicar la sentencia firme del 25% de las enseñanzas en español y la marginación del español en todas las situaciones comunicación, bajo la amenaza real de multas contantes y sonantes.
Además, es obligado hacer referencia al chantaje al Estado español para que traspase las competencias exclusivas en inmigración a Cataluña, al rechazo firme a los MENAS y a la exigencia de tener un cierto nivel de catalán para conseguir el permiso de residencia. Si todo esto es coherencia, que venga Dios y lo vea.
(*) Manuel I. Cabezas González, “Las ‘Agrupaciones y las Aulas de Lengua y Cultura Españolas’ en Francia: una modalidad de enseñanza en vías de desaparición”, in José Carlos Herreras (Dir. ), L’enseignement de l’espagnol en France: réalités et perpectives, Presses Universitaires de Valenciennes, 2008, pp. 137-158.
© 2025 - Manuel I. Cabezas González
16 de julio de 2025
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