miércoles, 15 de enero de 2025

Los medios y los periodistas “ensobrados-apesebrados” y los librepensadores

  
Medios y periodistas “ensobrados-apesebrados”

En las democracias consolidadas, en las que es preceptivo —según Ch. de Montesquieu— la separación de poderes, los medios y los periodistas constituyen lo que se ha dado en llamar el “Cuarto Poder”. Éste está encargado de controlar y criticar la labor de los tres poderes tradicionales de toda democracia: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Este Cuarto Poder, cuando existe y lo ejercen periodistas sometidos a la deontología profesional, es tan fuerte y funcional que puede provocar, por dar sólo un ejemplo, la dimisión de todo un Presidente de los EE.UU., R. Nixon, por el escándalo del “Watergate”.

Ahora bien, en España, desde hace demasiado tiempo, el Cuarto Poder está degradado, prostituido y ha olvidado el papel que debe representar y ejercer en una sociedad democrática: vigilar y denunciar el uso torticero o los abusos de los tres poderes. En efecto, hoy, entre los medios y los periodistas españoles, podemos distinguir dos tipos: los “ensobrados-apesebrados” y los “librepensadores”.

Los medios y los periodistas ensobrados-apesebrados

Los “ensobrados-apesebrados” son aquellos medios y periodistas que se prostituyen y se venden al mejor postor o corruptor para hablar bien o mal o no hablar de ciertas figuras de la casta política o del mundo empresarial. Y todo esto se produce a cambio de preñados sobres crematísticos y de pesebres bien provistos. Aunque cualquiera puede ser un “ensobrado-apesebrado” (políticos, policías, jueces, etc.), este calificativo peyorativo se consolidó para describir a ciertos medios y a ciertos periodistas, que reciben ingresos-mordidas bajo cuerda. Tanto unos como otros están comparados con fondos públicos (por los políticos de turno que detentan poder) o privados (por empresarios desaprensivos).

El pago  de estos sobornos se efectúa “en negro”, i.e. con fondos reservados o dinero B, sin dejar rastro. O, “en blanco”, con partidas presupuestarias para remunerar al ejército de asesores y jefes de prensa de la casta política, con subvenciones millonarias a los medios vendidos y con la bicoca de la onerosa, para el erario público, publicidad institucional. Así, estos pseudomedios y pseudoperiodistas, olvidando la deontología profesional, se prestan a construir el relato que le interesa al Gobierno o al político o al partido o al empresario de turno. Éstos sí son auténticos falsos medios y periodistas.

Esta corrupción-prostitución en el gremio de los medios y de los periodistas “ensobrados-apesebrados” es la consecuencia —según algunos analistas— de la competitividad de la comunicación vía Internet, de los bajos salarios, de las condiciones laborales, de la cercanía al poder corruptor y, sobre todo, de la falta de ética y de la codicia de estos pseudoperiodistas y pseudomedios. Ahora bien, esto no justifica el venderse por un plato de lentejas, poniendo en peligro la calidad de la información pública, la libertad de los ciudadanos para elegir con criterio y uno de los cimientos de la democracia, el “Cuarto Poder”.

Entre estos medios y periodistas “ensobrados-apesebrados” están prácticamente todos los potentes grupos mediáticos: el Grupo Prisa (SER, El País), RTVE, el Grupo Mediaset (Telecinco, Cuatro, etc.), el Grupo Atresmedia (la Sexta, Antena3, Onda Cero, etc.) y, sin ánimo de ser exhaustivos, una serie de digitales como El Diario.es, El Plural, InfoLibre, Público, etc. así como los periodistas que en ellos ofician. Aquí están las guaridas de estos ensobrados-apesebrados, que son la vergüenza del vital y vivificante “Cuarto Poder”. La penitencia ante tamaño pecado es la pérdida de credibilidad y el creciente desprecio social, la desconfianza y la indiferencia hacia estos medios y estos periodistas ensobrados-apesebrados. Como le gusta decir a Alfonso Rojo, “nunca se han vendido tan pocos periódicos y nunca se han vendido tantos periodistas”.

Los medios y periodistas librepensadores

El grupo de los librepensadores está formado por los medios y periodistas que han abandonado o que han sido expulsados de las 6 cabeceras de referencia de la prensa española (El País, El Mundo, ABC, La Razón, La Vanguardia y el Periódico). Estos apóstoles del pensamiento libre se han agrupado en nuevos medios digitales, (The Objectif, El Debate, Voz Populi, Okdiario, Periodista Digital, El Confidencial Digital, La Tribuna del País Vasco, La Paseata, Libertad Digital, Alerta Digital, etc., por citar sólo algunos, desde donde difunden su “buena nueva”, sin trampa ni cartón. Además, hay que referirse a las plataformas, a los canales de TV y a los “podcasts” digitales, donde ofician periodistas, “youtubers” e “influencers”, que ejercen una constante y efectiva labor de control, crítica y denuncia —propia de un auténtico “Cuarto Poder”— del degradado y desprestigiado hacer de la casta política gobernante, así como de los periodistas(?) y medios de comunicación(?) ensobrados-apesebrados.

Estos librepensadores son tildados malintencionada y torticeramente de “fachosfera”, de “pseudo-periodistas”, de “conspiranoicos”, de “terraplanistas” y otras lindezas tanto por parte de Pedro Sánchez y del PSOE, como por sus apoyos contra natura para instalarse en La Moncloa y por la legión de periodistas y medios ensobrados-apesebrados.

Los librepensadores son aquellos medios y periodistas que no se dejan arrastrar por los cantos de sirena y que resisten a las tentaciones de vender la deontología y la virginidad profesionales por un plato de lentejas. Van con la verdad por delante y no tienen pelos en la lengua aunque, como dice Esperanza Aguirre, “el que expone se expone”. Por eso, proporcionan información certera y análisis argumentados, producto del contraste y del chequeo de fuentes y datos. Y se exponen porque controlan y critican al poder, ejerciendo las funciones del auténtico Cuarto Poder. Ahora bien, contra estos  incontrolados e incontrolables librepensadores, el Gobierno de Pedro Sánchez prepara ya una normativa para transponer, en beneficio propio, el Reglamento Europeo sobre la Libertad de los Medios de Comunicación (la llamada “Ley Begoña”). Y así meterlos en cintura.

El show y la desinformación de los medios ensobrados-apesebrados

Ante esta realidad dicotómica del mercado informativo español, traigo a colación La Clave, aquel programa mítico de J.L. Balbín, ejemplo y modelo del buen hacer para informar y formar a los televidentes. Este programa está a años luz de los shows televisivos de las tertulias/debates de hogaño, colonizados por esos personajes que podemos tildar de “todólogos”, que sólo pretenden distraer o engañar o desinformar a las incautas audiencias. La “palabra” de estos personajes es pura “palabrería” y su “verbo”, pura “verborrea”.

La información es poder, pero la desinformación (fake news), también. Ahora bien, la verdad nos hace libres, mientras que la desinformación nos transforma en marionetas y en esclavos. Y a esto contribuyen poderosamente los medios y periodistas ensobrados-apesebrados, que repiten el argumentario del Gobierno de turno o del partido que lo sustenta, al tiempo  que a los librepensadores se les niega el agua y la sal, y se les amenaza con cuantiosas sanciones crematísticas. Si esto es transparencia y buen hacer, ¡que venga Dios y lo vea!

© 2024 - Manuel I. Cabezas González

https://honrad.blogspot.com/

Publicado también en El Confidencial Digital, Voz Ibérica, Las Voces del Pueblo, Insurgencia Magisterial, La Paseta, Off the Record, Periodista Digital, Diario 16+, Voto en Blanco, La Tribuna del País Vasco y ÑTVEspaña.

15 de enero de 2025

 

martes, 10 de diciembre de 2024

Los asesores del presidente Pedro Sánchez y del Ejecutivo español

 

El hombre capaz de dominar muchas artes, muchas técnicas y toda la sabiduría de una época histórica, como fue el caso de ciertos personajes del Renacimiento (por ejemplo, el polímata florentino Leonardo da Vinci), no existe. Como se canta en la zarzuela “La verbena de la Paloma”, “la ciencia avanza que es una barbaridad”. Por eso, hoy,  el conocimiento es inabarcable por un solo hombre; y la especialización es, cada vez más y en todos los campos, una realidad. Así, es lógico, razonable y habitual en el caso de personas con poder y mucha responsabilidad que se rodeen de asesores y de personas de confianza, bien formados y especialistas en algún campo del saber y del hacer.

Ahora bien, una cosa es esta saludable y simbiótica colaboración-asesoramiento y otra muy diferente el “hiperasesoramiento” de Pedro Sánchez, de sus ministros y, en general, de la casta política española. Consideremos diacrónicamente este fenómeno desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, desde el inicio de la Transición política (1978) en España. Y analicemos contrastivamente lo que sucede en algunos países de nuestro entorno (Reino Unido y Francia, por dar sólo dos ejemplos). 

Datos cuantitativo(s) sobre la hiperinflación de los asesores

Desde Felipe González hasta Pedro Sánchez, pasando por J.M. Aznar, J.L. Rodríguez Zapatero y M. Rajoy, el número de asesores y el personal de confianza del Ejecutivo no ha cesado de aumentar progresivamente, provocando una hipertrofia de asesores en los últimos 30 años. En efecto, se pasó de los 445 asesores de Felipe González (en 1995) a los 869 de Pedro Sánchez (en 2023), casi el doble. Con J.M. Aznar (2003), había 450; con J.L. Rodríguez Zapatero (2010), 663; y con M. Rajoy (2017), 595. Según estas cifras, las mayores subidas del número de asesores se han producido en los Gobiernos del PSOE y principalmente en el de Pedro Sánchez (con 22 ministerios, nada menos). En julio de 2023, había 274 asesores más que los que había en La Moncloa cuando Pedro Sánchez llegó al poder en 2018.

Ahora bien, 444 asesores, más de la mitad de los asesores actuales del Ejecutivo español, son asesores de P. Sánchez y de F. Bolaños, i.e. de la Presidencia del Gobierno. Y La Moncloa acaba de batir un nuevo récord con la creación de la ONAC (Oficina Nacional de Asesoramiento Científico) y la incorporación de 50 asesores científicos. Además, para cuantificar la legión de asesores de La Moncloa, habría que añadir el personal del llamado Gobierno en la Sombra, compuesto por tres nuevos organismos (Oficina de Asuntos Económicos y G20, Secretaría General de Asuntos Exteriores y el Departamento de Asuntos Culturales).

A estos asesores del Gobierno de España (i.e. Moncloa y diferentes ministerios), habría que añadir también los asesores de los Gobiernos de las 17 taifas-CC.AA. y de los parlamentarios tanto nacionales como autonómicos. En resumen, todos estos datos dan cifras meteóricas de asesores o personal de confianza, que nos ponen a la cabeza de las naciones de nuestro entorno. Y esto supone un coste y un despilfarro de recursos (de media, unos 68.200€, que no es moco de pavo, por asesor del Gobierno de España), que van cada vez a más y sin control.

El actual y desmesurado número de asesores del Gobierno España no resiste un análisis contrastivo con lo que sucede en dos países de nuestro entorno: Reino Unido (R.U.) y Francia, por dar sólo dos ejemplos ilustrativos. En el Reino Unido, el Gobierno completo tiene sólo 117 asesores (contra los 494, sólo la Presidencia de la Moncloa: P. Sánchez y F. Bolaños;  y 869, todo el Ejecutivo español), a pesar de que el Reino Unido tiene 20 millones más de ciudadanos y un PIB que es el doble del español. En Francia, pasa lo mismo. Macron tiene sólo 59 asesores (8 veces menos que Sánchez y Bolaños juntos) y los distintos ministerios franceses, 352. Y esto sucede aunque Francia tiene también unos 20 millones de habitantes más que España y un PIB que es el doble del español.

Análisis cualitativo de la hiperinflación de los asesores en el Ejecutivo español

Cuando un Gobierno tiene que rodearse de un ejército de asesores, cada vez mayor (cf. datos numéricos “ut supra”), eso significa que los que ejercen el poder son unos indocumentados y, como hubiera dicho Michel de Montaigne, no tienen la cabeza ni bien llena ni bien organizada. Aunque no hay datos sobre la formación y las competencias de los asesores, ya que la trasparencia informativa sobre esta cuestión no es la regla en el Ejecutivo español, podemos  intentar formular —a partir de las consecuencias de sus asesoramientos, que determinan el hacer de la casta política— algunas hipótesis verosímiles sobre ellos (asesorados y asesores actuales).  

Por un lado, debemos constatar que los presidentes del Gobierno y los ministros de los sucesivos Gobiernos tienen, cada vez más, una preparación muy deficiente o, simplemente, carecen de ella para desempeñar los cargos que “okupan”. El progresivo incremento cuantitativo de los asesores lo confirma. No hace falta acudir a sus curriculum vitae, de por sí muy elocuentes y demostrativos: un presidente, Pedro Sánchez, vago y semianalfabeto; una Pilar Alegría, ministra de Educación, simple graduada en educación infantil; un Salvador Illa, ministro de Sanidad, licenciado en filosofía; una Irene Montero, ministra de Igualdad, graduada en psicología y que pasó de cajera de supermercado a ministra; un Pablo Iglesias, ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 y vicepresidente primero, graduado en Ciencias Políticas y, sobre todo, agitador y activista social; un J.L. Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y diplomado de Magisterio;… y suma y sigue. Basta simplemente con observar lo que hacen, lo que dicen, el cómo lo dicen y cómo se contradicen, para suspenderlos, desalojarlos del poder y enviarlos al paro.

Por lo que respecta al ejército de los asesores actuales —si tenemos en cuenta los resultados y las consecuencias de sus asesoramientos en las decisiones de los que los nombraron— parece que son aún más o tan indocumentadas como el que los nombró (Pedro Sánchez o el ministro del ramo). Por un lado, parece que los asesores no pueden hacer sombra ni al Presidente ni a los ministros. Por el otro, en la selección de los mismos, todo parece indicar que no han intervenido criterios objetivos ni competenciales, sino el tener un parentesco con el asesorado, el formar parte del gremio de la casta política socialista o ser amigo o conocido del que realiza los nombramientos digitales. A estos enchufados paniaguados, que no tienen donde caerse muertos, hay que darles, “gratis et amore”, un medio de vida, que les permita vivir gracias el sudor de los ciudadanos trabajadores, sin dar un palo al agua. Como me recuerda una amiga aragonesa y, además, empresaria, “el que vale, vale. El que no para ministro… Y el inútil es el asesor”.  

Con este material humano (asesorados indocumentados —Pedro Sánchez y su Gobierno— y asesores también indocumentados), no se pueden pedir peras al olmo. Y es lógico que la gestión de la “res pública” y  de la democracia española sea un desastre y que los de la casta política mientan, se contradigan y tengan que rectificar sistemáticamente mañana, tarde y noche, para seguir pegados al sillón.

© 2024 - Manuel I. Cabezas González

https://honrad.blogspot.com/

 Publicado también en El Diario de Santiago, ÑTVEspaña, Las Voces del Pueblo, Insurgencia Magisterial, Voz Ibérica, Cosas de una Bailarina, La Paseata, Revista Rambla, Cerdanyola al Día y El Confidencial Digital.

9 de diciembre de 2024