Cuenta la leyenda que los habitantes de Frigia (una parte de la actual Turquía) tuvieron que elegir un nuevo rey y, para ello, consultaron al oráculo del templo de Zeus. Según el oráculo, el nuevo rey sería el que entrase en la ciudad con un carro, tirado por bueyes, y sobre el cual estaría posado un cuervo. Fue un labrador, llamado Gordias, el que entró de esta guisa y, por lo tanto, fue nombrado rey. Como agradecimiento, fundó la ciudad de Gordio y ofreció a Zeus el carro y el yugo, que ató al carro con un nudo tan complicado que nadie podía desatarlo. El que lo consiguiera conquistaría todo el Oriente. En el 334 a. de C., cuando se dirigía a conquistar el Imperio Persa, Alejandro Magno pasó por Gordio, donde fue retado a desatar el nudo de Gordias. Después de mucho reflexionar, Alejandro desenvainó su espada y, con un certero tajo, lo cortó, al tiempo que dijo: “Monta tanta cortarlo como desatarlo”.
Hoy, con el sintagma “nudo gordiano”, se hace referencia a una dificultad o a un problema o a un obstáculo de muy difícil solución o desenlace, como el sempiterno “nudo gordiano catalán”, por poner sólo un ejemplo. Y la expresión “cortar el nudo gordiano” significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema: da igual cómo se haga, lo importante es que se resuelva.
El nudo gordiano catalán y los anti-Alejandros
Los ciudadanos y visitantes de Gordio se enfrentaron al nudo de Gordias, sin éxito, hasta que pasó por allí Alejandro Magno. Los españoles, desde hace décadas, nos enfrentamos al “nudo gordiano catalán”, que se resiste a ser desatado. En la confección y el fortalecimiento del mismo, no ha habido sólo un Gordias sino que han colaborado varios: desde el inicio de la Transición, todos los presidentes del Gobierno de España no han dudado en complicar y en fortalecer el “nudo gordiano catalán”, para poder llegar al poder y/o para mantenerse en él.
En efecto, desde A. Suárez hasta P. Sánchez —pasando por F. González, por J. M. Aznar, M. Rajoy y J.L. R. Zapatero— en 10 de las 15 legislaturas, los aspirantes a presidentes de Gobierno se vieron obligados a buscar el apoyo y a entenderse con formaciones nacionalistas (CIU y PNV, principalmente). Los nuevos partidos estatales (UPyD, C’s, Podemos y Vox) no han conseguido eliminar esta decisiva y nociva dependencia e influencia. Ahora bien, ante el apetito patológico de poder de los candidatos a presidentes del Gobierno de España, el apoyo de los nacionalistas catalanes (y también vascos) nunca fue altruista sino un auténtico chantaje o una cascada de jaques o una serie de órdagos para exigir y obtener contrapartidas de todo tipo.
Entre estas contrapartidas y sin ánimo de ser exhaustivo, F. González concedió la corresponsabilidad fiscal (15% del IRPF) y el desarrollo del estatuto de autonomía catalán con las consiguientes transferencias. Aznar, con el nefando “Pacto del Majestic”, incrementó la corresponsabilidad fiscal (cesión del 33% del IRPF, del 35% del IVA, del 40% de los impuestos especiales), propició importantes transferencias (tráfico, educación, justicia, agricultura, sanidad, empleo, puertos y aeropuertos,…), eliminó la figura del Gobernador Civil, concedió importantes inversiones para ampliar el puerto y el aeropuerto de Barcelona y para financiar el AVE Madrid-Barcelona, evitó que la “ley de Política Lingüística” fuese recurrida ante el TC,… y entregó, en bandeja de plata, la cabeza de Alejo Vidal-Quadras, la mosca cojonera para los nacionalistas. Con Zapatero, las concesiones continuaron y prometió aceptar el nuevo estatuto, hecho a medida por los y para los nacionalistas, que saliera del Parlamento catalán. Con Rajoy, la deriva nacionalista e independentista condujo al referéndum ilegal de autodeterminación (1 de octubre de 2017), a la declaración unilateral de independencia (27 de octubre de 2017) y, como no podía ser de otra forma, a la condena de los patrocinadores.
Con el goteo de las sucesivas concesiones y traspasos de competencias a Cataluña, durante 40 años, ya no queda gran cosa por transferir. Por eso, para los nacionalistas catalanes, ha llegado el momento de dar el jaque mate al Estado de Derecho. Así, ahora, con Sánchez, se temen nuevas e importantes concesiones, lesivas para el Estado de Derecho y para la soberanía de los españoles: en primer lugar, la concesión del “indulto” a los políticos independentistas condenados con sentencia firme y presos; luego o en su lugar, según algunos analistas, vendría la concesión de la “amnistía” para ellos; y, para rematar, se permitiría la convocatoria de un referéndum de autodeterminación vinculante y la proclamación de la independencia de Cataluña y de la república. Ante la deriva de los Gobiernos de España, más de uno se pregunta si, con Sánchez en La Moncloa, se dará la puntilla letal a la unidad de España.
Se necesita un Alejandro expeditivo
Los sucesivos presidentes de Gobierno de España, ávidos de poder a cualquier precio, han complicado y consolidado el “nudo gordiano catalán”, como dice Ignacio Varela, mediante “políticas de apaciguamiento”, que se han limitado a hacer concesiones y más concesiones, para que los nacionalistas-independentistas depongan su actitud, pero sin exigirles nada a cambio. Y éstos han considerado las concesiones como una debilidad de los poderes del Estado y como la confirmación de que sus objetivos son razonables, justos y realizables. Ahora bien, precisa I. Varela, estas políticas de apaciguamiento no serán efectivas si no van precedidas, acompañadas y/o seguidas de políticas disuasorias, tan determinantes y contundentes como las agresiones sufridas.
Durante 40 años, los nacionalistas independentistas catalanes se han regido por el adagio popular de que “el que no llora no mama”. Además, han seguido a pies juntillas el consejo, acuñado por J. Pujol, que reza así: “Hoy, paciencia; mañana, independencia”. La paciencia parece que ha terminado y el momento de la autodeterminación y de la proclamación del Estado catalán ha llegado. Ante el jaque mate y el órdago de los nacionalistas, ha llegado también la hora de que un nuevo Alejandro coja este toro por los cuernos y dé una solución urgente y definitiva al nudo gordiano catalán. Como dijo Alejandro Magno, “Monta tanto cortarlo como desatarlo”, es decir es igual cómo se haga (siempre en el marco de la legalidad), lo importante es que se haga.
Como dijo Einstein, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Por eso, no se puede seguir, como hasta ahora, con las políticas de apaciguamiento. Es necesario el nuevo Alejandro —audaz e inteligente como el genuino— que haga respetar, caiga quien caiga, la legalidad vigente y que haga caer todo el peso de la ley sobre aquellos que se atrevan a poner en peligro nuestra convivencia. La casta política no puede seguir por el camino trillado de los último 40 años ni debe olvidar la historia: los estragos provocados por las contemporizaciones con Hitler. Si la olvida, podremos recordarle los presagios de Churchill cuando Chamberlain presentó, en la Cámara de los Comunes, los Acuerdos de Múnich: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra (…), elegisteis el deshonor y ahora tendréis la guerra”. ¡Que tomen nota!
Magnifico artículo sr.Cabezas, como de costumbre con racionalidad y objetividad.
ResponderEliminarPero aún no ha nacido un político en España, que sepa ni deshacer, ni cortar el "nudo gordiano".
SALUDOS.
Me ha gustado y lo he hecho seguir en facebook y twitter
ResponderEliminarCrec que jo aplicaré el mateix procediment. Li agrairia que no n'enviés cap mena d'article, reflexió o pensament que li passi pel cap. O pels budells, Sr. Manuel.
ResponderEliminarSr. o Sra. anónimo/a (sin nombre), descarado/a (sin cara) y desalmado/a (sin alma):
Eliminar· Lamento que se esconda Ud. tras el burladero gallináceo del anonimato. Así es imposible tener un comercio lingüístico sincero, responsable y productivo. En efecto, cuando uno se pasea por las redes sociales con el burka o el pasamontañas, uno se envalentona, pontifica sin ton ni son y deja de utilizar la obligada y necesaria cortesía lingüística para que la comunicación fluya, como esa beneficiosa lluvia fina que va empapando la tierra suavemente.
· Igual que Roma no pagaba a traidores, yo no suelo responder a los “sin nombre”, a los “sin cara”, a los “sin alma”. Hago con Ud. una excepción, para ponerlo ante sus propias contradicciones.
· Por un lado, en su lacónico mensaje ha utilizado Ud. la lengua catalana. Y, al hacerlo, se ha privado Ud. de que gentes de otras regiones de España puedan comprender lo que ha verbalizado. Por eso, podría decirse que ha sembrado Ud. en barbecho o que ha predicado, como Juan el Bautista, en el desierto. No ha aplicado Ud. el principio evangélico de no utilizar el verbo en vano.
· Por otro lado, mis entendederas y el “co-texto” no me permiten comprender lo que Ud. verbaliza en la primera frase de su comentario (?): “Crec que jo aplicaré el mateix procediment”. Ni las denotaciones ni las connotaciones me permiten comprender su enigmática frase.
· Sin embrago, valora mi estímulo lingüístico como “texto”. Eso quiere decir e implica que Ud. lo considera un objeto bien fabricado, que ese maestro de periodistas, César Ruano, definía como “una morcilla: tiene que estar bien atado por las puntas y, dentro, metes lo que tienes que decir”.
· Además del término positivo “artículo”, Ud. considera que mis “deposiciones lingüísticas” no son el discurso de un charlatán de mercadillo sino el producto de una “reflexión” o “pensamiento”, que exigen siempre tiempo, concentración y dedicación, añado yo. Sólo puedo agradecerle su benevolencia evaluativa.
· Y, a pesar de lo que Ud. dice, me pide que deje de enviarle el producto de mis cogitaciones. Reconocerá Ud. conmigo que se contradice al privar a sus meninges de un prana o maná, que considera elaborado, salutífero y, como diría Karlos Arguiñano, con fundamento. Para que sus deseos sean órdenes para mí, le ruego que me envíe su dirección a mi correo privado para que sus deseos sean satisfechos.
Un cordial saludo.
Manuel I. Cabezas
22 de junio de 2021
Magnífico y verídico artículo. Esa es la historia y la reciente realidad. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarEl problema es que los que tienen la espada en este país hace tiempo que han perdido la capacidad y la voluntad de usarla y, salvo sorpresas inesperadas, mucho me temo que se está procediendo al desguace y desmantelamiento del último obstáculo para la indestructibilidad del nudo: El poder judicial.
Y ahí se habrá confirmado la sentencia italiana: lasciate ogni speranza.
Todo empezó con la transferencia de educación a vascos y catalanes y así nos va. Han tergiversado la Historia y siguen un lema "Cultura fará naçió".
ResponderEliminarYa han invadido culturalmente Valencia y Baleares y eliminado la Lengua Valenciana y Sa Llengo Balear.
Ahora falta la España federal asimétrica con Navarra dentro del pies vasco y Valencia y Baleares dentro de Cataluña.
Y con tal de dormir en La Moncloa este es capaz de ceder.
Después de escribir el articulo, referente al tema del referendum, que opinas de lo sencillo que los canadieses cerraron sus problemas con el Quebec, referente a la ley de claridad, podría hacerse algo igual en España.
ResponderEliminarPor cierto todo esto de la independencia de Catalunya, mientras que no tenga un reconocimiento internacional, que es muy difícil, por que seria abrir el melón en el resto de paises que tienen situaciones parecidas, como Italia, China, Rusia, Bélgica,
etc..., no podrá hacerse.
Juan Manuel Aventín
ResponderEliminar“Punctum dolens”
Un artículo muy real respecto a lo sucedido en Cataluña. Una situación puramente kafkiana. No obstante, respecto a los indultos, yo los daría por buenos si cumplen su objetivo: relajar la tensión secesionista.
No creo yo que se pase al capítulo siguiente con la amnistía. El referendo vinculante de auto determinación tampoco tiene cabida en nuestra legislación vigente. Sánchez ha dicho siempre que cualquier acción se realizará dentro del marco constituyente. No creo en un suicidio político tan drástico. P. Sánchez no estará tan cargado de estulticia como para dar ese drástico paso. El poder judicial, creo, que algo diría al respecto, estoy seguro que no dejaría surcar este quebrantamiento de la Carta Magna ¿Dónde poner los límites del referendo? en las comunidades autónomas, en provincias, pueblos... Es un sinsentido.
Tampoco estoy muy seguro que salieran más síes que noes. No lo tengo claro. Como hay muchos tipos de independentismo: Pragmático, mágico, instrumental, legitimista, sentimental, visceral, patriótico, radical… algunos de ellos por el bien del “país”, creo que su voto sería negativo.
El tema es complejo y enrevesado, pero no deja de ser el puntum dolens de Cataluña. Por lo tanto, hay que ser muy valiente para pronunciarse públicamente sobre el tema: que se lo digan a Josep Borrell que se le arrancó la placa con su nombre, en una de las calles de la Pobla de Segur, población que lo vio nacer.
Un saludo
Desde luego que palabras como "caiga quien caiga" o hablar de "agresiones sufridas", amenazan mucho más la convivencia que usted tanto echa de menos.
ResponderEliminarMenciona muchas "concesiones" hechas por antiguos presidentes... me pregunto si realmente son tan alarmantes como cree usted en un estado de derecho, en una democracia que se autoconsidera moderna y consolidada. Curioso que hable del estatuto como algo salido y aprobado tal cual saliera del Parlament (nada que ver el texto propuesto por el pobre Pasqual Maragall con lo que aprobó ZP).
Este texto tiene un acento un poco totalitario, beligerante y un tanto amenazador. Se respira indignación (muy legítima) mal gestionada.
Sr. o Sra. anónimo/a (sin nombre), descarado/a (sin cara) y desalmado/a (sin alma):
Eliminar· Copio y pego lo que le he respondido a otro portador de burka (cf. “ci-dessus”):
· Lamento que se esconda Ud. tras el burladero gallináceo del anonimato. Así es imposible tener un comercio lingüístico sincero, responsable y productivo. En efecto, cuando uno se pasea por las redes sociales con el burka o el pasamontañas, uno se envalentona, pontifica sin ton ni son y deja de utilizar la obligada y necesaria cortesía lingüística para que la comunicación fluya, como esa beneficiosa lluvia fina que va empapando la tierra suavemente.
· Por eso, igual que Roma no pagaba a traidores, yo no suelo responder a los “sin nombre”, a los “sin cara”, a los “sin alma”.
Un cordial saludo.
Manuel I. Cabezas
22 de junio de 2021
Efectivamente, lo que podría ocurrir ya se vio hace mas de 2000 años. También puede ocurrir que no aprezca un Alejandro Magno y el nudo gordiano siga ahí.
ResponderEliminarSolo discrepo de la afirmación "...los aspirantes a presidentes de Gobierno se vieron obligados a buscar el apoyo...", que sustiruiría por '...eligieron...'. Eligieron no compartir poder con la oposición a cambio de cederlo a los nacionalistas en parte del territorio.
Estimado F. Cancillo:
Eliminar· Un Alejandro Magno del siglo XXI tiene que llegar por necesidad. De lo contrario, con el desacato permanente a las leyes y a la autoridad competente, sólo seguiremos caminando hacia la ley de la selva y el que más chifle, capador. Las personas y las sociedades tenemos un nivel de aguante. Y, una vez alcanzado, una nueva gota de agua o una última lágrima hace que se desborde el vaso.
· Mantengo la expresión “se vieron obligados a buscar el apoyo..." y no creo que haya que sustituirla por el verbo “eligieron”. Basta con tener en cuenta la catadura moral y el apetito patológico de poder de la casta política, a cualquier precio, para constatar, en el pasado y también hoy, que los partidos mayoritarios (PSOE y PP) nunca han estado por la labor de pensar en el bien común y de formar un Gobierno de coalición. Y, por descarte, “se vieron obligados a buscar el apoyo de los nacionalistas” (único medio disponible) para conquistar el poder y disfrutar de él (único fin buscado por todos los despreciables González, Aznar, ZP, Rajoy y Sánchez), en solitario.
Un cordial saludo.
Manuel I. Cabezas
1 de julio de 2021