martes, 28 de agosto de 2012

LA DERECHA HOMOSEXUAL VA DE BODA

'by' Pilar García Jauregui 
Firma invitada
Julio de 2012


· Que la ‘derecha’ esté a favor del matrimonio no sorprende a nadie. Como tampoco tenemos costumbre de levantar la ceja si la izquierda rechaza tal sacramento. Son cosas que nos vienen dadas por tradición. Pero la vida es paradoja continua con tintes de alta traición. Hete aquí que Zapatero llegó, vio el caladero de votos de conservadores gays huérfanos y venció, con el futuro aval del Constitucional, con la Ley de matrimonio gay. Mientras tanto, el PP siempre tan sensible a la cuestión de la familia y, cómo no, también a la de los votos, se da cuenta de la jugada, amaga y acepta sin aspavientos que sus chicos se casen. Porque lo dice el Constitucional.

· La vida seguirá igual tras esta resolución, pero hoy es un día para estar contentos. Especialmente, para el colectivo homosexual de derechas que desea celebrar su boda. Al de izquierdas le da igual. No acostumbran a casarse ni cuando son 'héteros' o mediopensionistas. No en vano los ‘progresistas del ala este’ son los que antes se apuntaron a las uniones de hecho. Yo me alegro por los otrora damnificados conservadores. A fin de cuentas, seamos sinceros, ellos son los que lo tenían más difícil. Ser de derechas, y salir del armario sin escandalizar, es tan difícil como que a un torero sueco le salga una buena corrida en Las Ventas.

· Y es que, los compañeros de cuadriga política siempre están a la que salta con el mantra de la cautela y la discreción. No se puede ser gay y de  derechas en plan ‘escándalo’ como canta Raphael. Y menos casarse. Y muchísimo menos que los presenten a la familia como un matrimonio de los de toda la vida.

· Por eso, ahora que ha salido la noticia de que el Constitucional avalará el matrimonio gay, brindo por ellos, me alegro por ellos y celebro con ellos. Y por toda la derecha sociológica de este país. Dios ha escuchado mis súplicas y dormiré tranquila. Por fin, los liberales en España pueden descansar en paz. España se homologa así a la parte más desacomplejada de los populares europeos. Por este camino, el de una derecha progresista, Eros alcanza su plenitud. Hasta la victoria final: que deje de ser patrimonio exclusivo de la izquierda que lo alienta.  Paradojas.



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