lunes, 14 de noviembre de 2022

“Yo pongo el postre”

                                     Michel Montaner, Alcalde de Xirivilla

 A finales de octubre de 2022, los medios se hicieron eco de la iniciativa del alcalde de Xirivella, el socialista Michel Montaner, difundida en un tweet que reza así: “Yo pongo el postre. Quiero cenar en tu casa. Quiero hablar contigo y con tu familia sobre las cosas de Xirivella”. Con este trueque desigual (yo pongo el postre y tú pones la cena), este alcalde socialista se invita a cenar en casa de sus conciudadanos con un triple objetivo. Por un lado,  conocer, desde la tranquilidad de sus hogares, las preocupaciones, las inquietudes, los problemas las ideas y las propuestas de los vecinos. Por el otro, elaborar el programa electoral “vinculante” para las próximas elecciones municipales en Xirivella. Y, finalmente, mejorar la vida en el municipio ya que, para el alcalde, la política es “una herramienta para ver a la gente feliz” y esto sólo se consigue si “se pisa la calle”.

Los talones de Aquiles del “tweet”

Los “plumillas” todólogos, que se han hecho eco de la iniciativa del alcalde de Xirivella, la han tildado de nueva, original y pionera. Sin embargo, ¡pobres indocumentados!, no es nada nuevo, nada original ni pionero. Esto ya lo hizo el Presidente de la República Francesa, Valéry Giscard d’Estaing (VGE), durante el primer año de su único septenio (1974-1981). En efecto, una vez al mes, VGE fue a cenar a casa de familias corrientes y molientes, según sus propias palabras, “pour regarder la France au fond des yeux”, i.e. ver cómo respiraban los ciudadanos de a pie y asegurarse un futuro segundo septenio. En una ocasión, incluso, invitó también a desayunar en el Elíseo a los basureros que hacían el servicio en la avenida Marigny de París, lindante con el Palais de l’Elysée.

Ahora bien, estas operaciones de ingeniería comunicativa y de marketing no convencieron a los franceses y le dieron calabazas, eligiendo al socialista François Mitterrand en las presidenciales de 1981. ¡Que tome nota el alcalde socialista de Xirivella!, ya que le puede salir el tiro por la culata, como a VGE, el próximo mes de mayo. No se puede engañar impunemente a una mayoría de votantes, una y otra vez, como hace la casta política de alta cuna y de baja cama.

Por otro lado, para justificar su iniciativa, el alcalde de Xirivella confiesa que le gusta pisar la calle, mezclarse con la gente y observar y escuchar el pulso de sus conciudadanos. Ante esta confesión, se le podría responder que ha tenido toda la legislatura para encontrarse con la ciudadanía, para conocer sus inquietudes, sus necesidades, sus problemas,… y, así, adecuar su gestión a las expectativas de sus vecinos. Pero, por lo visto, no lo ha hecho, si tiene necesidad de ir a llenar la andorga a casa de sus convecinos y aprovechar el comercio lingüístico con los comensales para elaborar su futuro programa electoral para las municipales.

Además, define la política como “la herramienta para ver a la gente feliz”. Esta afirmación es un ejemplo claro de “la langue de bois” (lenguaje políticamente correcto), que puede ser aceptada en teoría y en un mundo idílico. En el mundo real, no es cierta, es pura palabrería, es un nuevo bla-bla-bla de los de la casta política, que queda muy bien a los ojos y oídos de los “queridos niños”, según denomina David Trueba a los infantiles, desinformados, desarmados y manipulados votantes, a los que la casta política les toma el pelo por sistema.

En tercer lugar, según declaraciones a los medios y como hemos apuntado ya, con estos encuentros caseros para cenar, el alcalde de Xirivella pretende elaborar su programa electoral “vinculante” (subrayo el adjetivo), para las próximas elecciones municipales. El carácter “vinculante” del futuro programa me ha hecho pensar en el comportamiento habitual de los de la casta política, resumido en esta cita del viejo profesor, Tierno Galván: “las promesas electorales están para no cumplirse". En efecto, en general, la casta política elegida olvida rápidamente todas las promesas; y convierte a sus propios electores en paganos de los desaguisados provocados por el disfrute y el abuso del poder, que hemos depositado en sus manos. Como reza el lema del Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès, habría que gritarles a todos: “¡¡¡Facta, non verba!!!”.

Finalmente, ha lanzado al mar de las redes sociales un anzuelo en forma de  hashtag: “#TuOpinionMeImporta”. Con él da a entender explícitamente que la opinión y la palabra de los votantes son, para él, ley mosaica. Ahora bien, como certifica la experiencia, este hashtag debe ser pura comedia, a la que nos tiene tan acostumbrados la casta política de alta cuna o baja cama. Este hashtag me ha hecho recordar también el cartel de la primera campaña de Alberto Carlos Rivera, que se hace llamar Albert Rivera. En él aparece en pelota picada, acompañado de unas frases programáticas muy tentadoras: “No nos importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué ropa vistes. Nos importas tú”. Ahora bien, con el paso del tiempo, hemos podido ver para quién y hacia dónde remaban Rivera, Arrimadas y sus muchachos, todos genuinos arribistas y yonquis del poder: remaban para ellos y en dirección a la Moncloa, sede del Gobierno de España.

¡Menos lobos, Caperucitos!

La iniciativa del alcalde socialista de Xirivella es sólo una anécdota de la vida política española. Lo grave es que revela e ilustra el comportamiento habitual (la categoría) de la casta política de alta cuna y de baja cama, que ha novelado magistralmente David Trueba en su última novela “Queridos niños” (*).

En este relato, David Trueba narra y describe los entresijos censurables e indecentes de lo que sucede entre bastidores en la campaña electoral de la primera candidata a Presidente de Gobierno de España, Amalia Tomás. Durante tres maratonianas semanas, la candidata recorre España, manejada como una marioneta por el director de campaña, Basilio, personaje sin principios y cínico, reclutado para preparar y planificar lo que la candidata tiene que hacer y decir en cada momento y lugar. Se trata de un auténtico mercenario, vendido al mejor postor, cuyo lema no era competir, en buena lid, con los otros candidatos y convencer a los votantes sino, como decía Luis Aragonés, “ganar, ganar y ganar” por cualquier medio, pero ganar.

En efecto, en el “circo político” que son las elecciones, ganar lo justifica todo, ganar lo disculpa todo, ganar lo hace olvidar todo, ganar da la razón o se la quita a los políticos, siempre con la connivencia de los apesebrados medios de comunicación. Y esta obsesión por ganar a toda costa es muy deplorable y peligrosa, ya que en demasiadas ocasiones, sino en todas, se gana con las peores argucias. Además, como dice el refrán, “perro no come carne de perro”. Por eso, en el circo de las campañas electorales, la sangre nunca llega al río y es moneda de curso legal “el hoy por mí; mañana por ti”. Por eso, habría que decirles, tanto al alcalde de Xirivilla como a los miembros de la casta política de alta cuna y de baja cama: “¡Menos lobos, Caperucitos!

 (*) David Trueba (2021), Queridos niños, Anagrama, Barcelona. 

© 2022 - Manuel I. Cabezas González
Publicado también en La Tribuna del País Vasco, El Confidencial Digital, Liverdades, Rebelión en la Granja, La Paseata, Bierzo Diario, e-noticies, Revista Rambla, Alerta Digital, Voz Ibérica, Las Voces del Pueblo, Insurgencia Magisterial, La Mar de Onuba, Diario de Jaén, Vegamediapress, Periodista Digital, Off The Record, ÑTV España, Cerdanyola al Día y El Correo de España.
14 de noviembre de 2022

6 comentarios:

  1. Mucho me ha hecho reír tu artículo. Me hace dar cuenta de lo poco comprometido que estoy con nada. En todo caso, la iniciativa de comer en casa de otros, sí me gusta, por la variedad, por la curiosidad, por la novedad y también por la sorpresa. Cuando uno va a casa de otro puede pasar cualquier cosa. Giscard era un hombre de cartón. Quiero decir que parecía una cosa pero era otra. Por ejemplo, era adicto al jabugo. No hubo mañana que no desayunara sus cuatro lonchas bien cortadas y.... agárrate a la silla....con sus rebanadas de pan con tomate. Craso error típico de francés que se las da de erudito gourmet sin perder la forma: el tomate está reñido a muerte con el jamón y también, con el queso. Lo que te intento decir es que, con jabugo en el estómago, uno se atreve a todo. A estas alturas de la vida, comer en casa de alguien es una gran ventaja: no limpias platos, te sirven en bandeja, y te levantas y te vas cuando quieres. La conversación es lo de menos, lo que importa es el menú. También sonreír a diestro y siniestro, enseñando una buena y lustrosa dentadura. A mi modo de ver, este alcalde es de los listos. Come cada día y con variedad. Mi pena es ser más impopular que popular. Si fuera popular me apuntaría al carro de visitar familias llevando postre, por supuesto postre de mi agrado, no del agrado de los anfitriones. Y es que todas las fiestas deben ser completas, desde el aperitivo hasta el postre. Como ves, lo único que me importa es el ágape. A la hora de votar, ya me hubiera importado un pito salir reelegido, después de cinco años haciendo el Carpanta.

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    1. Estimado Ramón:

      · Después de leer tu comentario, me ha dado la impresión de que, como reza ese viejo aforismo oriental, “cuando el sabio señala la luna el necio mira el dedo”. Parece que te has ido por los Cerros de Úbeda o que estés instalado en Babia, esa comarca leonesa, a un tiro de piedra de mi patria chica, donde se perdían los reyes de León para huir de las preocupaciones de la corte y de sus legítimas. Una cosa graciosa es la “anécdota” del alcalde de Xirivilla y otra cosa muy distinta y grave es la “categoría”: el comportamiento generalizado de la casta política de alta cuna o de baja cama.

      · Lo que dices de Giscard (hombre de cartón, hipócrita) se puede predicar de cualquier miembro o “miembra”, como diría la ínclita “Menistra” de “Igual-Da” (la Irene Montero), de la casta política, lo repito, de alta cuna o de baja cama. El hecho de que disfrutara comiendo lonchas de pan con tomate no tiene nada de extraño. En efecto, como dice la sabiduría popular, “sobre gustos y colores no hay nada escrito”.

      · Conociendo lo gran conversador que eres, no me creo eso de que “la conversación es lo de menos, lo que importa es el menú”. Si comulgaras con lo que has escrito, estarías en contradicción con Marco Tulio Cicerón, que nos dejó esta píldora de sabiduría, según mi punto de vista: “El placer de los banquetes debe medirse no sólo por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación”.

      · Sin embrago, sí coincido contigo cuando escribes que “este alcalde es de los listos. Come cada día y con variedad”. Pero, habría que añadir también que es un jeta y se lo puede permitir porque pastorea un rebaño de rica lana.

      Un abrazo de este admirador de tu lenguaje pictórico y verbal.

      Manuel I.
      17 de noviembre de 2022

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  2. También me hizo esbozar una sonrisa, aunque como no conozco al citado alcalde no me puedo pronunciar por sus intenciones. Una de las cosas que siempre le comento a mi mujer sobre el pequeño pueblo de León en el que vivimos, que si yo fuese alcalde saldría todas las mañanas hacer una caminata por sus calles, para ver las necesidades "del pueblo" porque creo que las necesidades de "la gente" incumben mas bien a las autoridades nacionales. Esto significa armar un programa y CUMPLIRLO. Como ves Manuel, no me comprometo con tu postura, pero sí te felicito por tu compromiso por la "honestidad radical", un buen símbolo para un partido político ya que la honestidad es lo que parece fallar en la política actual (¡ojo! no me refiero solo a España sino a casi todos los países del mundo). Ocasión propicia para enviarte un gran abrazo. César

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    1. Estimado César:

      · Coincido contigo en que la satisfacción de la mayor parte de las necesidades de la gente, como dices tú, “incumbe más bien a las autoridades nacionales”.

      · Sin embargo, hay también necesidades o problemas a los que tienen que hacer frente las autoridades municipales, la administración más próxima a los ciudadanos. Por otro lado, ellas son también las intermediarias entre los ciudadanos y las autoridades nacionales o las cúpulas delos partidos o los parlamentarios para que éstos ellos tiren del carro y hagan más placentera y menos problemática la vida de los vecinos de los pueblos y ciudades. ¡Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!

      Un abrazo.

      Manuel I.
      17 de noviembre de 2022

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  3. Qué bien me sientan las collejas verbales. No te ha de extrañar mi postura, pues has de saber que ya estoy cansado de ser bueno, de hacer bondad. Últimamente el yo puede al ellos y aprendo, a marchas forzadas que, con la cara dura se adelanta más que con la compostura. De eso iba mi relato, aunque a veces pienso que no voy a ser capaz de ponerlo en práctica. No obstante, la lección está servida y malo será no aprender de ella. Ahora que el lógico castigo a los jetas campa por sus respetos, ahora que vemos cómo sin rubor alguno, sujetos sin cuna y sin cama nos roban a espuertas, deberíamos replantear, de alguna manera, nuestra actuación: o somos los tontos que, en forma impertérrita contemplamos todos los abusos denunciando, eso sí, en escritos o conversaciones las conductas de estos sátrapas, o aprendemos que, sin pillería, cada vez comeremos menos jamón. Tristemente me planteo este cruce de caminos, harto de ver medrar, por ejemplo, al alcalde del pueblo de Fonz, un electricista con Mercedes de último modelo, socialista para más señas, sin posibilidad alguna para amasar la fortuna que vale ese coche con sus simples emolumentos en FECSA. O la forma brillante en la que tu protagonista renueva el papo diariamente. Este comportamiento, no nos engañemos, se está generalizando. Constituye uno de los pilares actuales para medrar. La política tiene eso, que es una pirámide en la que la gente bien intencionada, los que votan, permanecen en la base, mientras que los otros, los que ocupan los primeros puestos, son auténticos hdlgp.No te enfades conmigo ni pienses que he mudado la color, pero no es por falta de ganas, viendo los resultados. Como aquello de la honra sin barcos o los barcos sin honra.

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  4. Al final resultó que el que conservó el barco no se ahogó...

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