viernes, 22 de marzo de 2019

EL JUEVES SANTO DE GENARÍN

 
                                                    Una instantánea de la procesión de Genarín (León)

· Durante la Semana Santa, en las ciudades y los pueblos de España, se procesionan pasos que representan aspectos diferentes de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Ahora bien, entre estas manifestaciones públicas de religiosidad, hay algunas muy especiales. Algunos las tildan de extrañas y/o insólitas y/o alucinantes y/o surrealistas y/o delirantes y/o, incluso, de irreverentes, ya que se alejan de las tradicionales procesiones ortodoxas.

· Entre estas procesiones heterodoxas, hay de todo como en botica. A título de ejemplo, basta con citar la del “Padre Putas”, llamada también “El Lunes de Aguas”, en Salamanca; la procesión de la “Diablesa”, en Orihuela (Alicante); la de “La Danza de la Muerte, en Verges (Gerona); la de “Las Turbas” o “Borrachos”, en Cuenca; la del “Entierro de Genarín”, en León; etc. Además, en estas procesiones hay pasos con una imaginería, según algunos, osada, provocadora e irreverente. Por ejemplo, el Cristo en pelota picada de Medina del Campo; el súcubo, en la procesión de La Diablesa de Orihuela; y todos los pasos, sin denotaciones o connotaciones religiosas, de la procesión de Genarín en León. Por otro lado, en algunas procesiones convencionales, se utilizan también sintonías musicales que rompen con la tradicional música de tambores y de bandas municipales o militares. Es el caso de la sintonía del “Ai, se eu te pego” (en Alhama, Murcia) o la del coche fantástico (en Louseiro, Galicia) o la de los piratas del Caribe (en Hellín) o los ritmos caribeños en las procesiones de los sanjuaneros bailongos (en Vivero, Asturias) y del “Sidracrucis” (Gijón).

· De todas estas procesiones que se alejan de las convencionales, merece una mención especial la del “Entierro de Genarín”, que procesiona en la ciudad de León. Todo en ella se aleja de la tradición religiosa. Por eso, ha sido calificada de herejía o burla o parodia de las procesiones al uso. ¿Por qué?

· El recordado-homenajeado en esta procesión, Genaro Blanco Blanco —“Genarín” o “San Genarín”, para sus amigos, cofrades y seguidores— fue pellejero de profesión y un “bon vivant”, aficionado a la buena vida, a las mujeres de “moral distraída” (como hubiera dicho Tierno Galván), a las casas de lenocinio, al orujo, al tute y a la garrafina. Fue todo un personaje, muy conocido, muy popular y, sobre todo, muy querido en el mundo bohemio de León, a principio del siglo XX. En la noche de Jueves Santo de 1929, la muerte lo sorprendió, al ser atropellado por la Bonifacia, nombre dado al primer camión de recogida de basuras de León, a la altura del tercer cubo de la muralla de León, mientras cambiada el agua a las olivas. La Moncha, una de las pupilas del lupanar regentado por la Madame Francisquita, lo encontró muerto y le cubrió el rostro con un periódico, que hizo las veces de sudario. Así vivió y murió Genarín, según relata Julio Llamazares en el libro “El entierro de Genarín”, publicado en 1981 y reeditado en 2015.

· Como dijo alguien, la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”. Por eso y a pesar de su muerte biológica, la vida de Genarín no cayó en el olvido. Cuatro compañeros de parranda, los llamados “evangelistas”, se encargaron de mantener viva su memoria. El Jueves Santos del año siguiente a su muerte (1930), le rindieron homenaje reuniéndose en la Plaza del Grano de León y recorriendo las tascas y las casas de mancebía que Genarín solía frecuentar. Así nació, entre copina y copina de orujo, el mito de Genarín. Ahora bien, en los años posteriores, este primer homenaje se convirtió en una procesión-manifestación cada vez más popular y masiva (unas 30.000 personas, en 2015), la noche de Jueves Santo. Además, esta popularidad dio lugar a la creación de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín que, desde entonces, no ha dejado de crecer.

· La procesión de Genarín tiene lugar en la noche-madrugada del jueves al viernes de la Semana Santa, entre la Plaza del Grano y el tercer cubo de la muralla de León, donde Genarín fue atropellado y rindió su vida. Tras la “Santa Cena” en un restaurante  próximo, los cofrades se dirigen a la Plaza del Grano y, a eso de la una de la madrugada, da comienzo la procesión. En este desfile laico se procesionan, rodeados de antorchas y acompañados de cuatro cabezudos (los cuatro “evangelistas”), cuatro pasos: el de la Cuba, con las ofrendas para Genarín (botella de orujo, pan, queso, naranja y corona de laurel); el de la Muerte (representación de la parca que cercenó su vida); el de la Moncha (prostituta que cubrió con un periódico el rostro de Genarín tras el accidente luctuoso); y el de Genarín (abrazado a una farola, blandiendo una botella de orujo en su mano derecha y sosteniendo unas pieles de conejo en la siniestra).

· Esta procesión es una especie de vía crucis. A lo largo del recorrido, se hacen paradas en las que se lee algún pasaje de la vida de Genarín. Cada lectura termina siempre con un brindis de orujo, precedido del consabido ritornelo que reza así: “Y siguiendo sus costumbres / que nunca fueron un lujo, / bebamos en su memoria / una copina de orujo”. Llegados a la última estación, el cubo de la muralla donde Genarín encontró la muerte, el “hermano trepador” la escala para depositar, en lo alto de la misma, las ofrendas para Genarín: la botella de orujo, el pan, el queso, la naranja y la corona de laurel.

· La procesión del “Entierro de Genarín” —por su carácter alucinante, delirante, surrealista, irreverente, laico,…— no deja indiferente a nadie. Para unos, esta procesión pagana leonesa es una herejía y una burla de las procesiones tradicionales. Para otros, cada vez más numerosos, es una manifestación más de la libertad de expresión y una tradición con mayúsculas y en toda regla, ya que se celebra desde 1930. Para otros es el pretexto para salir de fiesta por las calles de León y una gran concentración de fieles de Genarín con dos orujines de más. Los de más allá ven en ella una manifestación de la rivalidad  entre las procesiones al uso y la procesión pagana e irreverente de “Nuestro Santo Padre Genarín”, como le llaman sus seguidores y “homenajeadotes”. Según las malas lenguas (o las buenas), la de Genarín fue prohibida, en 1957 y durante algunos años, porque precisamente tenía más seguidores que la ortodoxa y tradicional. Por haber asistido, en una ocasión, a la procesión de Genarín, puedo aseverar que es un poco todo esto o, incluso, podría decirse que es mucho más.

· Según Julio Llamazares, el hagiógrafo de Genarín, la procesión y el mensaje de este “santo laico” “es una religión que va a más, no a menos, como otras”. Sin embargo, lamenta la deriva de la misma. Según él, “al principio, todo iba muy en serio. La gente iba de rodillas, leyendo sus poemas con devoción. Lo corrosivo era el fervor que se ponía en todo. Y convivía mejor con otras tradiciones. Ahora es un desmadre y, al final, siempre hay alguien que lo convierte en un macro botellón”. Por eso, si no se vuelve a las raíces, puede degenerar aún más y morir de éxito. A pesar de esto, la procesión del “entierro de Genarín” bien vale, en Jueves Santo, una visita a León.

© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en Diario 16, Bembibre Digital, Fuerteventura Digital, Noticanarias, El Obrero, El Diestro, InfoHispania, Tribuna del País Vasco, Diari del Vallès y Periodista Digital.
20 de marzo de 2019

viernes, 1 de marzo de 2019

¿LOS CANDIDATOS CATALANES HABRÁN PROGRESADO ADECUADAMENTE?

 
J. Bargalló, Consejero de Educación de Cataluña 
  
· En octubre de 2018, publiqué un texto en el que daba cuenta de los resultados muy deficientes obtenidos por los candidatos a profesores en los niveles no universitarios de la mayor parte de las CC. AA. de España. En efecto, en las oposiciones celebradas en junio-julio de 2018, el 85% de los aspirantes  demostraron que no habían progresado adecuadamente. Por eso, sufrieron una escabechina histórica y nunca vista.

· A finales de junio y durante el mes de julio de 2019, las mismas oposiciones tendrán lugar en Cataluña. Según la RESOLUCIÓN EDU/1/2019, de 2 de enero, salen a concurso 5.005 plazas para educación infantil y primaria, formación profesional y enseñanza secundaria (ESO y Bachillerato). Con esta oferta de empleo público, se inicia la guerra contra la interinidad de buena parte del profesorado catalán: 50%, en FP; 43%, en enseñanza secundaria; 27%, en infantil y primaria. En el proceso de selección, los futuros profesores deben recorrer tres etapas: primero, la “fase de oposición”; luego, la “fase de concurso”; y, finalmente, “la fase de prácticas”.

· En la “fase de oposición”, hay dos partes. En la primera, se evalúan la aptitud pedagógica y las técnicas docentes del candidato, mediante dos ejercicios eliminatorios. En el primero, los candidatos deben presentar y defender, ante un tribunal, la programación didáctica de un curso escolar de uno de los niveles de enseñanza o de una de las etapas educativas.  En el segundo, deben hacer la presentación y defensa de una unidad didáctica. Estos dos ejercicios se superan si la nota es superior a 5 puntos sobre 10 en cada uno de ellos. La superación de estos dos ejercicios da acceso a la segunda parte de la fase de oposición. En esta segunda parte, se evalúan los conocimientos específicos de la especialidad, mediante dos nuevos ejercicios. En el primero, se evalúa la formación científica y las habilidades relacionadas con la especialidad (70%). En el segundo, los candidatos deben desarrollar un tema (30%). Para superar los dos ejercicios de esta segunda parte de la fase oposición, hay que alcanzar, como mínimo, 2,5 puntos sobre 10 en cada uno.

· La superación de los 4 ejercicios de la “fase oposición” da acceso a la “fase de concurso”. En ésta, los candidatos deben acreditar los méritos profesionales (servicios prestados, formaciones complementarias, autoevaluación, etc.). Superadas estas dos fases (60% de la nota, la “fase oposición”; 40%, la “fase concurso”), los candidatos pasan a la “fase de prácticas”: prácticas tuteladas, durante 6 meses, en destinos provisionales y mediante el ejercicio docente con validez académica. Si las prácticas son satisfactorias, los candidatos reciben la calificación final de “apto” o de “no apto” y se convierten o no en funcionarios.

· Esto es lo preceptivo, según la resolución precitada. Ahora bien, lo expuesto merece más de una glosa. Por un lado, en las oposiciones de Cataluña se ha modificado el orden tradicional de las pruebas de la primera fase, así como el valor atribuido a cada una de ellas. En efecto, en Cataluña, en primer lugar, se harán las pruebas relativas a la práctica docente (metodología y didáctica), que representan el 70% de la nota; y, luego, las pruebas temáticas o de contenidos curriculares, que representan el 30% de la nota global de la “fase oposición”.

· El orden de las pruebas y el porcentaje atribuido a cada una de ellas privilegian y dan más importancia a los aspectos didácticos y metodológicos que a los contenidos curriculares en la formación de los profesores. Esta propuesta, como dice una paremia popular, no sólo coloca el carro delante de los bueyes. Además, devalúa y margina la formación académica en relación con la pedagógica. Por otro lado, esta devaluación, esta marginación y este desprecio hacia los conocimientos curriculares son corroborados por el hecho de que se pueda obtener una evaluación positiva obteniendo sólo 2,5 puntos sobre 10 en cada uno de los dos ejercicios sobre estos contenidos. Ahora bien, un 2,5 ha sido siempre un suspenso y, para más inri, un suspenso bajo.

· Según la lógica y el sentido común, el cambio en el orden de las pruebas es absurdo, ilógico e irracional, y está en contradicción con el abecé de la pedagogía. En efecto, parece lógico y racional que, primero, habrá que saber “lo que se va a enseñar” (contenidos) para, después, poder planificar, prever y preparar “cómo se va a enseñar” (metodología). Hacer lo contrario es empezar la casa por el tejado. ¿Cómo se puede planificar y organizar una enseñanza si, previamente, no se sabe lo que hay que enseñar? Para ilustrar lo que acabo de aseverar, basta con analizar la organización de la formación inicial de los futuros profesores en la universidad: a lo largo de los cursos del “grado” correspondiente, los estudiantes adquieren conocimientos o saberes (teóricos y prácticos) sobre la especialidad elegida (¿Qué enseñar?); y, después y sólo después, adquieren la formación pedagógica con los denominados “másteres habilitantes” (¿Cómo enseñar?).

· Por lo que respecta al peso de cada una de las pruebas de la “fase oposición” y al hecho de que se puedan superar los dos ejercicios sobre contenidos curriculares con un 2,5 (i.e. con un suspenso en los dos), hay que reconocer que tanto lo uno como lo otro es un auténtico despropósito. No se puede enseñar lo que no se sabe. Además, los contenidos curriculares (los “savoirs”) y el saber enseñarlos (los “savoir-faire”) son indisociables en la actividad docente y son tan importantes los unos como los otros. Por lo tanto, un profesor con una formación completa y funcional es aquel que ha adquirido unos sólidos conocimientos curriculares en su especialidad y, posteriormente, unos conocimientos metodológicos o didácticos para enseñarlos. Sin un equilibrio entre estas dos patas de su formación, el profesor va irremediablemente a renquear.

· Por lo que se refiere a la “fase de prácticas”, ¿qué sentido tiene esta tercera fase, si el 90% de los candidatos son profesores interinos, que ya imparten docencia desde hace muchos años? Por este motivo, estas prácticas son también un sinsentido o un puro trámite burocrático y formal, sin ninguna funcionalidad. Además, la práctica docente ya ha sido tomada en consideración y evaluada en la “fase de concurso”. Por lo tanto, ¿Qué sentido tiene esta fase? ¿O acaso, como interinos, los candidatos aseguraron una actividad docente para la que no estaban ni están preparados?

· Y lo más grave del asunto es que, en rueda de prensa, el Sr. Bargalló haya vendido estos cambios genuinos y singulares como algo muy positivo y como sinónimos de calidad y de equidad para los candidatos, si lo comparamos con lo que se hizo el año pasado en las otras CC. AA. Según Bargalló, si las oposiciones dependieran sólo de la Generalidad de Cataluña, se hubiera privilegiado aún más la formación didáctica y metodológica en detrimento de la formación en contenidos curriculares. No queremos a la persona que sabe más matemáticas, sino al profesor que mejor pueda enseñar matemáticas. No nos toca evaluar los contenidos, sino cómo se transmitirán a los alumnos”, Bargalló dixit. ¡Sin comentarios! Ante las facilidades que se van a dar a los candidatos y ante el “cordón lingüístico” para que los candidatos de otras CC. AA. no puedan concursar y competir con los candidatos catalanes, se les podría recordar a estos aquello de que “así se las ponían a Fernando VII”.

· Este posicionamiento de la autoridad educativa de Cataluña denota, como en muchas otras decisiones en otros campos, el deseo de singularizarse por singularizarse y de hacer lo contrario que las demás CC. AA., aunque lo que se decida sea contraproducente, insensato y criticable.  Por eso, el proceso de selección del profesorado en Cataluña, como hubiera dicho Michel de Montaigne, no permitirá seleccionar ni “têtes bien faites”, ni “têtes bien pleines”, i.e. a los mejores candidatos. Y esto va a degradar y devaluar, nuevamente y durante muchos años, la calidad de la enseñanza pública catalana.

© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en Diario 16, Press Digital, InfoHispania, Catalunya Press, Liverdades, Bembibre Digital, Contrainformación, Crónica Popular, Las Voces del Pueblo, Red de Blogs Comprometidos, e-noticies, La Trinuna del País Vasco, El Confidencial Digital, mil21.es y El Diestro.
28 de febrero de 2019