jueves, 6 de octubre de 2016

DE LA ENSEÑANZA BILINGÜE


· Un nuevo curso escolar acaba de empezar y, con él, se inicia una nueva etapa expansiva de la “enseñanza bilingüe” en las diferentes CC. AA. y, en particular, en la de Madrid. Y ante los resultados insatisfactorios que se están obteniendo con esta enseñanza, los padres, informados y responsables, se habrán preguntado, una vez más, qué enseñanza es la mejor para sus hijos: ¿la bilingüe o la tradicional monolingüe (en español)? Algunos, como Javier Marías (2015), ya han afirmado categóricamente que la publicitada “enseñanza bilingüe” (español/inglés), impartida en España, no es “ni bilingüe ni enseñanza”. Por eso, se puede decir que, a pesar de la etiqueta de esta enseñanza, no es oro todo lo que reluce.

· En España, con la enseñanza bilingüe “español/inglés” se pretende que el español y el inglés sean, al mismo tiempo, objetos de estudio e instrumentos de enseñanza-aprendizaje de contenidos no lingüísticos. Empezó su andadura, en el curso 2004-2005, en 26 colegios públicos de la Comunidad de Madrid. Hasta esta fecha sólo se impartía en ciertos colegios privados. Y desde entonces, esta enseñanza se ha ido generalizando poco a poco en esta comunidad,  hasta el punto de que, en 2016, ya es ofrecida por casi la mitad de los colegios (359 de los casi 800 centros) y por más de un tercio de los institutos (135 de los 315). Además, este tipo de enseñanza también se ha ido implantando, progresiva y paulatinamente, en los centros públicos y concertados de las otras CC. AA. de España, que han seguido el ejemplo de Madrid.  

· Esta enseñanza bilingüe fue el resultado de una ocurrencia-promesa de Esperanza Aguirre durante la campaña electoral de 2003, que la catapultó a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Con esta promesa, la Sra. Aguirre pretendió ganar votos, al tiempo que terció en el debate sobre la inmersión lingüística de la Generalidad de Cataluña, que seguía implantado la enseñanza monolingüe en catalán, eliminando todo rastro de “enseñanza bilingüe español/catalán” e incumpliendo, para más inri, tanto la legislación en vigor como una serie de sentencias judiciales. Por otro lado, ofreció a los catalanohablantes, residentes en Madrid, la enseñanza bilingüe español/catalán, que era y es negada a los hispanohablantes en Cataluña. Y, finalmente, con la propuesta bilingüe (español/inglés), la Sra. Aguirre pretendió hacer frente al fracaso secular de la enseñanza tradicional de las lenguas extranjeras y, en particular, del inglés, en España. ¡Loable objetivo, digno de ser apoyado!

· Al ganar las elecciones, la Sra. Aguirre se vio obligada a improvisar la enseñanza bilingüe, al no disponer de los medios necesarios, en particular de los humanos, para llevarla a cabo. En efecto, no se disponía y aún no se dispone de un profesorado formado y competente para impartir una enseñanza del inglés y, sobre todo, de contenidos no lingüísticos en inglés. Éste fue, desde un principio, el talón de Aquiles de la enseñanza bilingüe en la Comunidad de Madrid. Se ha pretendido conquistar Troya (convertir a los jóvenes madrileños en bilingües y poner fin al tradicional analfabetismo lingüístico en lenguas extranjeras), sin disponer de los docentes para conseguirlo.

· La conquista de Troya fue precedida por 10 años de cerco, que acabaron cuando los griegos utilizaron la estratagema del “caballo de Troya”. La enseñanza bilingüe en la Comunidad de Madrid lleva en marcha también un poco más de 10 años y los resultados positivos se resisten, tanto en lo que se refiere a la competencia en inglés como en lo relativo al aprendizaje de conocimientos curriculares por parte de los alumnos. Es decir, no es “ni bilingüe, ni enseñanza”, Javier Marías dixit. Es evidente que no se puede enseñar aquello que no se conoce o se conoce mal o se conoce a medias; o, como dice el refrán, no se pueden pedir peras al olmo. Por eso, o se construye un nuevo “caballo de Troya”, henchido de profesores formados (tanto desde el punto de vista lingüístico y didáctico como en las materias que van a enseñar en inglés) o la conquista del bilingüismo español/inglés tendrá que esperar aún durante mucho tiempo o se alcanzará ad calendas graecas.

· Ahora bien, un profesorado capaz de enseñar el inglés y contenidos curriculares en inglés no se consigue de la noche a la mañana, ni con estancias de tres meses en Irlanda o con cursos intensivos de inglés de tres meses o con unas jornadas de formación de fin de semana. Estos medios no parecen proporcionados ni adecuados a los ambiciosos objetivos perseguidos. Con estos medios no se puede dotar a los profesores de unos “savoirs” lingüísticos y curriculares en inglés; de unos “savoir-faire” didácticos, para impartir una enseñanza del y en inglés; y de unos “savoir-être”, para interactuar en inglés en unas clases, donde hay alumnos que dominan el inglés mejor que el profesor.

· La deficiente enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras no es un problema exclusivo de España. Interesa, ocupa y preocupa tanto a los distintos países de la Unión Europea como a las autoridades europeas. Por eso, la “enseñanza bilingüe” o “multilingüe” debería ser un proyecto y un objetivo europeos, para poder pasar de la “Europa de los mercaderes” a la “Europa de los ciudadanos” y, así, hacer avanzar la construcción de los futuros Estados Unidos de Europa y dotarla de cimientos sólidos. Es una verdad de Perogrullo que el ciudadano europeo y la Unión Europea serán multilingües o no serán. En efecto, la tan cacareada libertad de circulación de mercancías, de productos financieros y de personas es sólo una realidad cuando nos referimos a las mercancías y al dinero, pero no a las personas.

· La libertad de circulación y de establecimiento en cualquier país de la U.E. es, por el momento, un simple derecho retórico, que no puede ser ejercido por los europeos. En efecto, al final de la etapa de formación, si los jóvenes titulados y/o los profesionales no son “plurilingües” o al menos “bilingües” y, por lo tanto, no dominan la lengua del país donde quieren echar raíces profesionales, laborales o familiares, no podrán ejercer este derecho. En los años 70 del siglo pasado, las autoridades comunitarias tomaron conciencia del hecho de que todo nuevo progreso en la integración y la construcción europeas estaba condicionado por el aprendizaje de las lenguas de los distintos países que la componen. Pero, a pesar de esto, no han hecho nada determinante ni eficaz para conseguirlo. Por eso, no es una casualidad que la construcción de la U.E. esté empantanada y en peligro de descomposición (cf. el  Brexit, el renacimiento de los nacionalismos, etc.), a causa de los numerosos problemas que arrastra, entre otros motivos, también debido a la falta de comunicación entre los que deberían ser ciudadanos de los EE. UU. de Europa.

· Ante la importancia de la política lingüística en la construcción de la “Europa de los Ciudadanos” y ante las expectativas creadas por la enseñanza bilingüe en España, no quiero contentarme sólo con levantar acta del fracaso de esta enseñanza, tanto en España como en los distintos países de la Unión. Hay soluciones para conseguir una enseñanza bilingüe o multilingüe eficaz, que sirva de argamasa y de cimiento sólido en la construcción de la Europa Unida . Entre ellas, quiero apuntar sólo una, sugerida, en 1996, por el lingüista francés Claude Hagège*.

· Ante la penuria de profesorado formado para impartir una enseñanza bilingüe, este profesor del Collège de France propuso una solución novedosa y radical, para ser aplicada inmediatamente en el conjunto de la Unión Europea. Según él, si el multilingüismo debe estar en la base de la consolidación de la Unión Europea, la iniciativa que hay que tomar es clara: impulsar y llevar a cabo “una política paneuropea de intercambios temporales masivos de maestros [y profesores], de una país de Europa a otro”, para que enseñen tanto su lengua materna como contenidos curriculares en dicha lengua. Esta estancia temporal en otro país convertiría a los profesores en bilingües y, entonces sí, podrían enseñar una lengua y en una lengua extranjera al regresar a casa. Se trata de una medida revolucionaria, pero muy operativa y funcional, y no más onerosa que la solución actual. Así, a corto o medio plazo, todos los sistemas educativos europeos podrían disponer de un profesorado dominando la lengua que enseñan y en la que enseñan. Para algunos esta medida puede ser tildada de utópica aunque, como escribió Víctor Hugo, no debemos olvidar que “la utopia de hoy será la realidad de mañana”.

· Hasta ahora, los “maestros Ciruela” de la casta política española y europea han hecho oídos sordos a la razonable y razonada propuesta de Cl. Hagège. Esto denota que gestionan la “res publica” y toman decisiones sin saber lo que se traen entre manos y, lo que es más grave, sin rodearse de especialistas y profesionales que les asesoren sobre las medidas que se deberían tomar.

© Manuel I. Cabezas González
www.honrad.blogspot.com
Publicado también en Fuerteventura Digital, Noticanarias, Bierzo Diario, XurnaldeGalicia, La Tribuna del País Vasco, Bembibre Digital, La Voces del Pueblo, L'Independent de Barberà, Cerdanyola Informa, Blog de Espanya i Catalans, A Fons Vallès y Periodista Digital.
6 de octubre de 2016

(*) Cl. Hagège (1996), L’enfant aux deux langues”, Éditions Odile Jacob, Paris (cf. « Chapitre VII. L’immersion par échanges massifs de maîtres à travers l’Europe », pp. 109-138.

6 comentarios:

  1. Hincar más los codos suele ser la solución cuando no se ha alcanzado el nivel deseado.
    Su artículo, con apariencia de razonado, es claramente radical.

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    1. Sr. Chico Ortega:

      • No me han chirriado las neuronas al leer, en su lacónico comentario, que mi “artículo […] es claramente radical”, pero sí cuando he leído su evaluación del mismo: “con apariencia de razonado” (sic).

      1. “Su artículo es claramente radical”

      • El calificativo de “RADICAL”, no es, para mí, nada negativo ni ninguna crítica o insulto. Más bien, es todo lo contrario: algo positivo, una alabanza y un halago. Tildarme de radical es un mérito, una seña de identidad y una medalla, que cuelgo en mi pechera, como hacía el mago Andreu después de cada acto de ilusionismo.

      • No es una casualidad que yo haya bautizado mi blog precisamente con el nombre de HONESTIDAD RADICAL y que haya elegido, como lema del mismo, una cita del gran maestro de periodistas, Mariano José de Larra, que reza así: “Mi vida está dedicada a decir aquello que los demás no quieren oír". Por lo tanto, afirmar que mi último artículo es “claramente radical” es constatar que mi escritura es coherente tanto con el nombre dado a mi blog como con el lema del mismo y la declaración de principios hecha en uno de los primeros textos colgados (cf. “De la honestidad radical”).

      2. “Su texto, con apariencia de razonado” (sic)

      • No sé de dónde saca usted esta otra conclusión. En mi texto, como lo ha subrayado Ramón Fanés, doy una serie de informaciones o narro una serie de hechos, que pueden ser contrastados y que, como “escribidor”, he ido hilvanado para poner el dedo en la llaga de la estafa de la ENSEÑANZA BILINGÜE española que —como ha afirmado el académico de la Rae y escritor, Javier Marías— no es “NI BILINGÜE NI ENSEÑANZA”. El comentario de Cristina, basado en sus vivencias personales, confirma la conclusión de J. Marías y lleva el agua a mi molino.

      Manuel I. Cabezas
      7 de octubre de 2016

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  2. Eduardo José. yo no veo la radicalidad por ninguna parte, más cuando se relatan hechos perfectamente constatables por cualquiera. Que los ciruela y los melones no se preocupan por crear un modelo acorde con nuestras necesidades educativas es un hecho. Al igual que este D.Hagège, preocupado por el problema, propone un intercambio de profesorado. Pienso sinceramente que no se trata de matar al mensajero y mucho menos de tenerlo por radical. La radicalización creo es suya, pues vive de espaldas a la realidad constatada, y por lo que comenta, sin ganas de comprender, entender o participar del problema. Su opinión de que el artículo es "claramente radical" contrasta con su solución: "más codos". Sólo le falta añadir "y más castigos" Por suerte, D. Eduardo José, esos tiempos ya han pasado

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  3. Eduardo José. yo no veo la radicalidad por ninguna parte, más cuando se relatan hechos perfectamente constatables por cualquiera. Que los ciruela y los melones no se preocupan por crear un modelo acorde con nuestras necesidades educativas es un hecho. Al igual que este D.Hagège, preocupado por el problema, propone un intercambio de profesorado. Pienso sinceramente que no se trata de matar al mensajero y mucho menos de tenerlo por radical. La radicalización creo es suya, pues vive de espaldas a la realidad constatada, y por lo que comenta, sin ganas de comprender, entender o participar del problema. Su opinión de que el artículo es "claramente radical" contrasta con su solución: "más codos". Sólo le falta añadir "y más castigos" Por suerte, D. Eduardo José, esos tiempos ya han pasado

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  4. Me ha encantado el articulo, vivo en Madrid, mis hijos estudian en una de esas escuelas bilingues, y lamentablemente en muchas ocasiones son mis hijos (con alto nivel de ingles por otros motivos), los que corrigen al profesorado "su ingles", los cuales se disculpan (por grandes errores gramaticales) con un "es que tengo mucho dolor de garganta".. Menuda excelencia academica bilingue.. Es tronchante, sobre todo porque mis hijos ya son bilingues, porque en caso contrario diria es PARA LLORAR.

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  5. Me alegro por haber leido el artículo, su título me llevaba al engaño, pues de hecho, la enseñanza troncal bilingüe me parece un desafuero.
    Y la trilingüe, mas o menos obligatoria, aun peor.

    He comenzado a leer por cortesía, y al ver que estaba totalmente de acuerdo, lo he leido completo con fruicción.

    Personalmente, me puedo expresar en cuatro lenguas, y sé perfectamente lo que cuesta mantener a un nivel adecuado las lenguas extranjeras. Hay que repasar y refrescar el vocabulario con la mayor frecuencia posible.

    Hay un pequeño porcentaje de personas que están motivados a hacerlo, pero no se puede generalizar, pues los resultados pueden resultar mas negativos que constructivos.

    Por tanto, si se induce a los estudiantes a aprender materias en idiomas que no le son propios yni agradables, muy posiblemente su aprendizaje de la materia sea pobre, y el de la lengua, no lo sostendrán, y perderán lo aprendido irremisiblemente en un alto porcentaje de casos.

    Mi recomendación si se quiere dotar de cierta capacitación en idiomas a la población, lo ideal sería practicar los cursillos de aprendizaje acelerado, incluso por campos sectoriales (hostelería, economía, comercio, transporte,etc), del tipo de los que ya existen actualmente, bajo conceptos como "El ingles en mil palabras" o "Aprenda sueco en un mes mediante frases esenciales".
    Y que quien quiera aprender lenguas extranjeras de modo profundo y académico, que lo pueda hacer, claro, aplicando mas horas, nivel gramatical y continuidad.

    En definitiva, aparte de lo propuesto, soy partidario de una libertad de elección del idioma de enseñanza, tanto por parte de los alumnos como por los centros públicos, privados y concertados. Muy especialmente que se pueda aprender en español en toda españa, si el alumno lo desea. Pero también, que en función de la demanda, puedan surgir centros de enseñanza basados en el chino, el ingles, el ruso, o cualquier idioma del que haya una razonable demanda. Con obligación de una parte en español, por supuesto, ya que estamos en España, y para poder acceder al Cheque Escolar, que sería el sustrato necesario para la libertad de elección.

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