· Hace
algunos meses, mientras desayunaba en el club social del campo de golf Sant
Joan (Sant Cugat), mis oídos captaron el timbre de una voz conocida e
inconfundible. Correspondía a Fernando
San Agustín Farlete, experto en seguridad y espionaje, invitado con mucha
frecuencia por Javier Sardá a sus Crónicas Marcianas.
·
Lo saludé, confraternicé con él e iniciamos una animada, fecunda e interesante conversación. En un momento de la
misma, le pregunté por qué no había utilizado el tirón y la popularidad que
alcanzó en Crónicas Marcianas para participar en tertulias de radio o de TV. Me
confesó que había recibido muchas ofertas, pero que las había rechazado todas
por una simple razón: “Yo estoy dispuesto
a ir a cualquier tertulia, pero sólo para hablar de lo que sé: seguridad y
espionaje. Del resto de cosas, sé poco o no sé nada”.
·
Esta vivencia personal me ha traído a las mientes la respuesta, llena
de cordura, de sentido común y de modestia, que José Saramago dio a una periodista, unos meses antes de su muerte.
Ésta le preguntó: “Maestro, tras su primera novela, dejó de escribir
durante 20 años, ¿por qué?”. A lo
que el autodidacta premio Nobel portugués respondió: “No tenía nada que decir”.
· He traído a colación estas dos anécdotas, para contrastarlas
someramente con el comportamiento de esa fauna que pulula en los medios de
comunicación de España y a los que ha colonizado. En mis textos de los últimos
meses, me he referido puntual y reiteradamente a ella, utilizando el término de
“todólogos”. Otros sufridores y
víctimas de esta plaga los han denominado con nombres diferentes, pero casi
sinónimos y siempre con connotaciones peyorativas. Mi amigo Paúl de Bilbao los llama “tolosas”; otros los tildan de “tolosabe”; otros los denominan “sábelotodo”; otros hablan de “pitonisos”,… Que sais-je encore?
· Como denotan todas estas denominaciones, los “todólogos” constituyen una raza de individuos que presumen de que
saben de todo, que creen que lo saben todo y que opinan sobre todo (economía,
política, arte, energía nuclear, etc.) “any
time any where”. Le hincan el diente a cualquier tema, como si fueran
charlatanes de mercadillo. Por
ejemplo, no son padres, pero son los que más saben sobre cómo criar a un hijo;
no tienen pareja, pero son quienes más conocimientos tienen de noviazgo, de
vida en común o matrimonio; son obesos, pero no tienen empacho en dar consejos
sobre dietas y actividades físicas; no distinguen visualmente el vino tinto del blanco,
pero disertan sobre los caldos como si fueran consumados catadores o “sommeliers”. Son osados, atrevidos, que es lo propio de
los indocumentados e ignorantes, y sientan cátedra sobre lo divino y lo humano,
sin tener ni idea de lo que hablan o escriben y, además, lo hacen sin
ruborizarse.
· Estos “sabelotodo” han
plantado sus reales y ofician en los medios de comunicación (radio, TV,
publicaciones periódicas), donde juegan el papel de “tertulianos” o “columnistas”,
con la pretensión de ser creadores de opinión. Éstos son los “todólogos por excelencia”. Por su
comportamiento y actitudes, estos tertulianos-todólogos han convertido las
tertulias o debates radiofónicos o televisivos en “shows”, que es lo que da “audiencia”,
y no en fuentes de información ni de formación. Son los sofistas del siglo XXI.
· Y
en este circo moderno, los todólogos son, según Raúl del Pozo, “gladiadores”
mediáticos, que han sustituido la información
por la opinión pura y dura y sin
fundamento, en aras del espectáculo. Son productores de “mensajes fáticos”, que no comunican ni vehiculan ninguna
información. Y, para producir estos mensajes sin contenido, interrumpen a los otros
todólogos-tertulianos para impedirles expresarse; y vociferan como descosidos,
desgañitándose y olvidando aquel aforismo atribuido a Leonardo da Vinci, que reza así: “Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar
la voz”. Por eso, los todólogos son dignos epígonos de Esténtor, aquel héroe de la mitología griega, citado por Homero en la Ilíada, “que tenía vozarrón
de bronce y gritaba tanto como cincuenta hombres juntos”.
· Además, los todólogos gozan del don de ubicuidad: saltan de un
debate/tertulia al otro, de un circo mediático al otro y de una jaula mediática
a otra, ocupando o usurpando los espacios o las tribunas de los medios las 24h.
del día. Y no son contratados en virtud de su capacidad para razonar, analizar,
discernir, i.e. en calidad de expertos. Más bien, lo son por su sectarismo, por
su capacidad para gritar y para agredir verbalmente a los demás, para reventar
tertulias, para provocar espectáculo y ser “la
voz de su amo”. Y si los “todólogos” son, al mismo tiempo, militantes de
cualquier partido político o simples “compañeros
de viaje”, entonces llegamos al todólogo redomado: síntesis y quintaesencia
del ser indocumentado, sectario, irreflexivo, papagayo y agente de la agitprop.
· Los “todólogos” son como
los “arbitristas” de los siglos
XVI-XVII: aquellos personajes que se dirigían al rey de turno para
proponerle medidas y planes disparatados para hacer frente a los problemas
económicos de la hacienda pública. Como cualquier plaga, la de los todólogos es
un grave problema para la sociedad española actual. Pastichando ese mensaje que
puede leerse en las cajetillas de tabaco, podría afirmarse que los
todólogos no perjudican seriamente la incultura de los ciudadanos; más bien, la acrecientan y la consolidan. Además,
la incontinencia verbal de estos personajes parece dar la razón, por un lado, a
Albert Einstein, cuando escribió: “Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y
la estupidez humana y carezco de certeza sobre la primera”; y por otro
lado, a Santiago Ramón y Cajal, para
el cual “no deben preocuparnos las
arrugas del rostro, sino las del cerebro”. ¡Qué contraste con Fernando San Agustín y José Saramago, ejemplos y modelos de
antitodólogos! ¿Dónde han quedado los “intelectuales”
o “sabios” del pasado o de hoy, que
poseían o poseen una “auctoritas”,
socialmente reconocida, por su conocimiento,
su independencia, su valentía y su opinión
fundamentada?
© Manuel I. Cabezas González
Publicado en Crónica Global-El Español, Bottup, Periódico El Buscador y Crónica Popular.
15 de febrero de 2014
Sí, aquí en el Pais Vasco como dice su amigo Paul los llamamos TOLOSAS!. Hay una en un programa de las tarde que se presenta como EMPRESARIA HOSTELERA y no veas que portento: entiende de todo. Lo mismo habla de preferentes que de la ley del aborto que del calentamiento de la tierra. Lo malo es que esto ocurre en una televisión pública pagada con dinero público. Y no es la única ni mucho menos, es un solo ejemplo que a mi es el que más me llama la atención. que me llama mucho la atención.
ResponderEliminarHidalga leonesa.
Estimada Hidalga Leonesa,
Eliminar• ¡¡Felices los ojos que te leen!!!
• Hace ya muchísimos años que, en León, se repite aquel refrán que reza así: “en todos los sitios cuecen habas y en… a calderadas”. No iba a ser menos con la fauna de los “TODÓLOGOS”, esa pandemia española, y en las Vascongadas.
• Este fin de semana he estado redactando una carta abierta a la que aquí, en Cataluña, los medios denominan la “iaia de las preferentes” (la abuela de las preferentes). Nunca podrá leerla. Ya ha pasado a mejor vida, a la edad de 91 años, sin haber recuperado los ahorros, que le estafó CATALUNYA CAIXA. Sin embargo, cuando sea publicada en los medios en los que tengo púlpito y cátedra, servirá para denunciar, una vez más, el latrocinio cometido por CATALUNYA CAIXA y todas las demás entidades financieras.
• Te informo que, desde hace varios meses, tengo columna semanal o bimensual en LA TRIBUNA DEL PAÍS VASCO”.
Un cordial saludo, Hidalga Leonesa,
Manuel I.
Pues entonces, lo que realmente necesitamos son mas San Agustines, Saramagos, Einsteins, Ramones y Cajales y Cabezas. Cordiales saludos
ResponderEliminarJuanjo,
Eliminar• No lo dudes ni un momento: cuantos más San Agustines, Saramagos, Einsteins, Ramones y Cajales,… (y si además se les da la palabra en los medios), mejor que mejor. Así se pondrá fecha de caducidad a la peste de los “TODÓLOGOS”.
• De tu rosario de nombre puedes eliminar Cabezas (con mayúscula) y lo sustituyes por cabezas (en plural y en minúscula). Los seres humanos pasan, lo importante son las ideas de las que son portadores.
Un cordial saludo,
Manuel I.
¿Se apuntarían a estas tertulias políticas de todo a 100 intelectuales como Ortega y Gasset, María Zambrano, Gregorio Marañon, José Luis Aranguren, o más recientes Julián Marías y otros tantos? Creo que no. No hay sitio `para ellos, la intelectualidad, el debate inteligente, razonado, sobre cuestiones fundamentales que vayan al nudo del asunto y que aporten ideas, que de lo bien planteadas que estén parezcan indiscutibles y a su vez de Perogrullo, no.
ResponderEliminarDiáfano,
Eliminar• Esos intelectuales que citas (Ortega y Gasset, María Zambrano, Gregorio Marañon, José Luis Aranguren, Julián Marías,… o, como diría Michel de Montaigne, esas “têtes bien pleines et bien faites”, nunca hubieran participado y tomado la palabra en esos shows televisivos o radiofónicos.
• En primer lugar, los responsables de los medios nunca los hubieran invitado; a éstos lo único que les interesa es el espectáculo y la audiencia; lo suyo no es informar, formar y abrir los ojos a los ciudadanos, sino anestesiar, manipular y engañar, según los intereses de la “LA VOZ DE SU AMO”. Y por otro lado, a los verdaderos intelectuales no les gusta ser “monos de feria”.
Un cordial saludo,
Manuel I. Cabezas
Yo hace mucho que dejé de ver/escuchar tertulias porque no puedo soportar cómo éstos sabelotodo comentan lo que les conviene y callan o justifican los desmanes de sus correligionarios. Y conozco mucha gente que me dice lo mismo.
ResponderEliminarEn los todólogos que aparecen en los medios y, sobre todo, en la televisión, hay un detalle que no se puede pasar por alto. La mayoría de ellos tiene carné y Moncloa tiene potestad (según parece) para imponerlos o para vetarlos. Eso hace aún más chusca la pretensión de "pluralidad" de que algunas tertulias blasonan.
ResponderEliminarSaludos,
Aguador.
Ah, se me olvidó añadir este artículo de prensa, firmado por Manuel Jabois. Aunque tras despedirle de ABC quitaron su nombre porque al parecer, describía demasiado bien a su jefe de Opinión, Jaime González...
ResponderEliminarhttp://www.abc.es/lasfirmasdeabc/20130615/abci-vida-tertuliano-201306151407.html
Si, politólogos, tertulianos, todólogos...es todo una amalgama. La verdad es que sobran la gran mayoría pero es que supongo que vivirán bastante bien. En cambio, hacen falta fontaneros, electricistas...Claro que, cada uno trabaja en lo que quiere y/o puede. Ya me estoy liando, creo que me han contagiado, estoy hecho un todólogo, últimamente estoy opinando de cualquier tema indistontamente.
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