¿LA GENERACIÓN JASP?
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En los años 90 del siglo XX, una conocida marca de automóviles forjó
el acrónimo JASP para publicitar el Renault Clio, el modelo de los “jóvenes, aunque sobradamente preparados” (JASP), según rezaba el mensaje publicitario. De este lema surge la
etiqueta “generación JASP”, para caracterizar y designar a los jóvenes de
principios de los 90. Y los medios de comunicación y ciertos pedagogos y
sociólogos empezaron a utilizar este neologismo para designar a la “generación más y mejor formada de la
historia de España”. En efecto, se repitió, hasta la saciedad y sin hacer
distingos, que los miembros de esa generación eran jóvenes universitarios, con
licenciatura(s), máster(s) e idiomas.
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En 2012, veinte años después, la sigla JASP ha desaparecido del lenguaje cotidiano. Sin embargo, muchos de
esos “todólogos” que pululan por
tertulias radio-televisivas y de esos columnistas que pontifican desde sus
columnas-púlpito, así como ciertos pedagogos y sociólogos de vía estrecha,
siguen afirmando, sin fundamento, que la juventud española actual es la más y
mejor formada en la historia de las Españas. Y
repiten siempre la misma cantinela: poseen licenciatura(s), máster(s),
idiomas y, añaden, son unos virtuosos en tecnología de la información y de la
comunicación (TIC).
· Los propios jóvenes
también se lo creen y hacen alarde de ello poniendo el acento en el infortunio
de su situación laboral, siendo detentadores de una formación envidiable y sin
igual. Y no dudan en utilizar la ironía para denunciar el estado en el que se
encuentran. Para ello, juegan con la polisemia o la metamorfosis de la letra P
de la sigla JASP (Jóvenes, Aunque Sobradamente Parados; Jóvenes, Aunque Sobradamente Puteados; Jóvenes, Aunque Sobradamente Pre-Parados (JASPP); Jóvenes, Aunque
Sobradamente Hipotecados (JASH); Jóvenes, Aunque Sobradamente Infravalorados
(JASI);… Sin embargo, algunos no se ven tan positivamente y
se incluyen, más bien, en la “generación JASI” (Jóvenes, Aunque Sobradamente Idiotizados;
Jóvenes, Aunque Sobradamente Indocumentados,…)
o en la “generación HASH”, que no es precisamente una sigla.
· La tan cacareada
formación de los jóvenes españoles de hoy (los más y mejor formados de la
historia de España) es simplemente una leyenda urbana y no resiste el más
mínimo análisis. En efecto, se podría afirmar que una pequeña minoría de
jóvenes ha adquirido o está adquiriendo una sólida, esmerada, cuidada y
funcional formación. Ahora bien, no creo que se pueda predicar lo mismo de la
gran mayoría de ellos. Los datos son tozudos y están ahí para ratificarlo. Sin
ánimo de ser exhaustivo, he aquí algunas cifras que permiten poner los puntos
sobre las íes, en relación con la afirmación gratuita de que los jóvenes
españoles de hoy son “la generación más y
mejor formada de la historia de España”.
· En la
enseñanza secundaria obligatoria (ESO), el 26%
de los jóvenes no terminan la escolaridad obligatoria y no consiguen la
titulación básica. Además, el 28,4% de los que obtienen el título de Secundaria
abandonan definitivamente el sistema educativo a los 16 años, sin ninguna
formación profesional. Por otro lado, el 36% de estos alumnos son repetidores.
Y, finalmente, reciben muchas menos horas de clase de matemáticas y lengua, dos
aprendizajes fundamentales, que los alumnos de los otros países de la UE. Sólo
con estos datos, podemos constatar que la mayoría de los jóvenes españoles (un
63,3%) o no ha terminado la ESO o ha
sido repetidor o no ha ido más allá de la ESO;
y, además, todos los alumnos de la ESO han recibido una formación
deficiente en dos aprendizajes instrumentales básicos. Con estas alforjas no se
puede ir muy lejos, ni tampoco a la universidad; con este equipaje sólo se
puede llegar a trabajos, que no demandan mucha materia gris (construcción y
sector servicios).
· Sólo el 35,7% de los
jóvenes de 16 años continúa los estudios: una minoría se decanta por la FP de
Grado Medio, tradicionalmente desprestigiada y minusvalorada; y la gran mayoría
por el Bachillerato, que conduce a la Universidad. Ahora bien, la enseñanza
universitaria tampoco es para tirar cohetes: ninguna universidad española está
entre las 150 mejores del mundo; el 30% de los alumnos abandonan sus estudios
universitarios; en primer año de universidad, son muy numerosos los alumnos que
no se presentan a los exámenes o que suspenden muchas asignaturas o que cambian
de estudios; por otro lado, sólo el 33% obtiene un título sin repetir curso.
· Estos datos denotan que
los nuevos estudiantes universitarios llegan desorientados y sin la formación básica para sacar provecho
de la enseñanza universitaria (Blog
Faneca). Y esto constituye un derroche de recursos inaceptable, que pone en
entredicho las pruebas de acceso a la universidad (PAU). Ahora bien, siendo
grave, lo preocupante no son las lagunas con las que llegan a la universidad
los bachilleres, sino la mentalidad con la que llegan. Están obsesionados con
aprobar, con terminar lo antes posible y con acumular el mayor número posible
de títulos; luego, pasa lo que pasa: “Y,
a parte del doctorado en derecho, en empresariales, en biología, en
telecomunicaciones y en bellas artes, ¿qué sabe usted hacer?”, verba que El Roto (2011) pone en boca de un empresario. Por eso, ¿qué
futuro espera a los neófitos diplomados, víctimas de la titulitis? La respuesta
la tenemos en un graffiti reciente, que reza así: “Si acabas la carrera en España, tienes tres salidas: por tierra, mar y
aire”. Además, están obsesionados con poner numerosas lenguas en sus
abanicos lingüísticos y luego les pasa lo que a un personaje de J.L. Borges, que “se manejaba con fluidez e ignorancia en diversas lenguas”.
· Este comportamiento
puede parecer lógico, si tenemos en cuenta la mentalidad de los jóvenes, pero
no es razonable. Éstos no se dan cuenta ni quieren enterarse de que lo
importante es formarse y aprender; aprender a aprender; fajarse con el estudio;
invertir tiempo, energía, esfuerzo, dedicación, sudor y lágrimas en su
formación. “Ni casas ni coches ni…:
invierta en usted mismo, en aprender”, aconseja Joichi Ito. Por eso, se puede afirmar que muchos de los mal
llamados JASP actuales se parecen
más a cigarras jaraneras que a hormigas hacendosas; y que padecen el “síndrome de Oblómov”, personaje de una
novela de Goncharov, prototipo de
personaje gandul, dedicado a pensar en las musarañas y en el “dolce far niente”.
© Manuel I.
Cabezas González
30 de mayo de 2012 Publicado en La Voz de Barcelona, Cerdanyola.Info, periodicoelbuscador.com, Tot Cerdanyola nº 1.252 y Bierzo7, nº 1.447.
A ese Señor que ha hecho el análisis le habrán dicho de todo... Facha, seguro... Es tan cierto lo que afirma, como que si hoy día haces un examen de 1º de BUP a un aula de 2º de Bachillerato no aprueba nadie. Nadie.
ResponderEliminarNo olvides que si se lo haces a los profesores el resultado sería muy inferior.
EliminarYo ahora tengo 32 años. Veo muchas semejanzas en los chavales de 18 a 25 años, de cuando yo tenía esa edad, sin embargo, veo, de forma generalizada, así que pagarán justos por pecadores, mucha falta de civismo, respeto, humildad... Pondré un ejemplo gráfico: cuando yo me saqué el carnet de conducir, mis padres me permitian cojer su coche de vez en cuando. Yo era feliz por ello y me sentía agraciado. La mayoría de jóvenes de hoy, quieren su coche propio y un "señor" coche. No se te ocurra comprarles El Renault Clio Jasp del ´92, porque te dirán que van a ir haciendo el ridículo. Extiendo esto a mas campos como el teléfono móvil, la ropa, los viajes, reloj, etc. Sin embargo, me resulta mas complicado con cada generación, que algún joven me de los buenos días, me ceda el paso o me sujete la puerta, a mi o al resto... Una lástima.
ResponderEliminarSoy yo y mi manera de ver las cosas, o les pasa también a ustedes?
Saludos!
Este gfrupo compuso un tema sobre los Jasp.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=cTPs-HuJjZY