A
Tale from Decameron (J. W. Waterhouse)
· Ante la
pandemia del Covid-19 que asola a España, si los de la casta política
gobernante fueran personas informadas, documentadas y políticamente
incorrectas, no nos hubieran conducido a donde nos encontramos hoy, 21 de abril
de 2020: por un lado, 204.178 contagiados (de los cuales más de 31.000 es
personal sanitario) y 25.571 muertos, la cifra más alta por millón de
habitantes de todos los países del mundo; y, por el otro, el nigérrimo futuro
económico, social y laboral, que nos espera.
·
En el combate contra el coronavirus estamos perdiendo por goleada. En
efecto, hay que reconocer que los de la casta política gobernante no han sabido
planificar o no han querido planificar y llevar a cabo la lucha contra la pandemia y han
estado dando y siguen dando palos de ciego. Si fuesen personas leídas y armadas
intelectual y culturalmente, habrían encontrado, en El Decamerón (s. XIV), el relato detallado de lo que estamos
sufriendo desde primeros de marzo y lo que te rondaré, morena; y, además, las
precauciones a tomar y el camino a seguir.
La
cuarentena de Boccaccio
·
En El Decamerón, Boccaccio narra cómo 10 jóvenes
florentinos (7 damiselas y 3 mozalbetes) pasaron una cuarentena, para escapar
de la “peste bubónica” o “peste negra”, que asoló Europa y que se
cebó, en particular, en la ciudad de Florencia, entre marzo y julio de 1348.
Fue esta mortífera plaga la que empujó a los 10 jóvenes a huir de la ciudad y a
refugiarse en una villa, sita a unas dos millas de Florencia, durante 10 (“déka”)
días (“heméra”). El relato de El
Decamerón comienza con un breve introito sobre el origen, los modos de
contagio, la evolución, los efectos de esta letal plaga y las armas para
combatirla y ganarle la batalla.
· Esta
mortífera peste, según la exposición liminar de Boccaccio, llegó de Oriente,
donde se había manifestado unos años antes, por las “rutas de la seda”. Se
contagiaba entre humanos al hablar y tratar con los enfermos o al tocar sus
ropas o sus objetos personales. Se manifestaba, primero, en las ingles y en las
axilas, donde aparecían unas hinchazones (“bubas”);
y, luego, se extendían, por todo el cuerpo, unas manchas negras, premonitorias
de una segura muerte futura. Ni la limpieza de la ciudad de Florencia, ni la
prohibición de entrar en la ciudad a los enfermos, ni los consejos sobre
salubridad e higiene, ni las rogativas, ni las procesiones, ni la medicina,…
nada consiguió parar la peste. Además, ante tamaña mortandad (“más de 100.000” muertos, de marzo
a julio de 1348; sólo sobrevivió 1 de cada 5 habitantes), no hubo ataúdes ni
velatorios para tanto muerto; ni curas
para tanto sepelio; ni tierra sagrada para tanta inhumación; y, por eso,
tuvieron que hacerse entierros colectivos en fosas comunes.
·
Ante esta hecatombe, las personas sanas huyeron de la ciudad,
abandonando a sus seres queridos (mujer, marido, padres, hijos, familiares, vecinos,
amigos), dejando atrás la ciudad, sus casas y sus posesiones, e instalándose en
el campo. Fue el “sálvese quien pueda”. Y éste fue también el caso de los 10
jóvenes, que abandonaron Florencia para esperar el fin de la peste. Para matar
el tiempo durante el confinamiento, estos jóvenes se dedicaron a bailar, a
tocar instrumentos de música, a cantar, a jugar, a pasear, etc. y se fueron
turnando para contarse los 100 cuentos o relatos que Boccaccio recoge en El
Decamerón.
La
cuarentena de Pedro Sánchez
·
Entre la cuarentena, por peste bubónica, del Decamerón de Boccaccio y
la de Pedro Sánchez, por Covid-19, el paralelismo es claro y contundente: son dos
situaciones muy parecidas o parejas. En efecto, el coronavirus procede también
de China y se está extendiendo por todo
el mundo. Y el vector de propagación es ahora esa nueva ruta de la seda que es
la globalización: desplazamientos masivos de bienes, de servicios y de gentes a
lo largo y ancho del mundo, en un breve espacio de tiempo. Las formas de
contagio coinciden también: cercanía y contacto con personas y objetos
contaminados. Las medidas de protección y de defensa contra la pandemia son
fundamentalmente las mismas: cuarentena, con cierre de ciudades, de puertos,
aeropuertos y fronteras, para evitar la difusión del virus. Incluso coinciden
las fechas de la pandemia: en los dos casos, todo empezó en el mes de marzo; ahora
bien, la peste bubónica terminó en julio, pero no hay noticias ciertas de
cuándo terminará la pesadilla del Covid-19 en España. Ante la muy deficiente y
desgraciada gestión de la crisis, ¡Dios dirá!
· Además, la
pandemia cogió sesteando y desprevenido al Gobierno de Pedro Sánchez. A pesar
de los avisos de la OMS y de lo sucedido en China e Italia, aquél no preparó un
plan de acción, ni previó los instrumentos básicos necesarios para luchar contra
el coronavirus: ni EPIs (mascarillas, guantes, gafas, batas), ni instrumental
médico (tests, respiradores), ni medicación, ni infraestructuras suficientes (camas
en UCIs y en planta). Por otro lado, el goteo constante de contaminados y de
muertos provocó y está provocando miedo, desasosiego y zozobra ante la crisis
sanitaria aguada y la crisis económica, laboral y social que se avecina. Y esta
sensación de inseguridad se ve incrementada por la falta de coordinación entre
CC.AA. y el Gobierno de España y por la incompetencia de este último en la gestión
de la crisis sanitaria; y, también, por el abandono
de una parte de los contagiados (nuestros mayores), que se están yendo al
más allá, en la más absoluta soledad.
·
Para matar el tiempo y hacer más soportable el aislamiento, los
confinados por Pedro Sánchez, en general, pasan las horas ante la TV, zapeando
de tertulia en tertulia, donde los “todólogos”
de servicio, sin criterio y sin tener nada que decir, parlotean y pontifican
sobre la pandemia, haciendo el caldo gordo al Gobierno de Sánchez. Y, además, utilizan
también profusamente las redes sociales para reenviar las majaderías de las “fake news”, que soliviantan a los
confinados, y para jugar a la guerra, al mus, al ajedrez, etc. Y, todos los
días, a las 20h., debidamente amaestrados por la “caja tonta”, tienen una cita
en los balcones para hacer un homenaje a esos esforzados “liquidadores” sanitarios, enviados al matadero del coronavirus
completamente desarmados.
Moraleja
·
Esta descripción contrastiva demuestra que no hay nada nuevo en 2020
en relación con lo sucedido en 1348 en Florencia. Se ha repetido la misma
historia. Ahora bien, como dice el acervo popular, “los pueblos
que olvidan su historia están condenados a repetirla”. En efecto, no hemos
aprendido nada o muy poco con lo que sucedió en Florencia en 1348 o, hace unos
meses o semanas, en China y en nuestra vecina y hermana Italia. Y, aquí, en
España, el Gobierno de Pedro Sánchez no sólo ha estado tropezando en las mismas
piedras que florentinos, chinos e italianos, sino que además, cuando acomete
algo, comete error tras error.
·
Po eso, les digo a Sánchez y a su Gobierno: hay que leer, hay que
informarse, hay que documentarse para poder actuar con conocimiento de causa y
no a la buena de Dios. Y, hecho esto, hay que tomar decisiones pensado sólo en
los ciudadanos y mirando sólo a la pandemia del Covid 19 y no a las encuestas y
a las próximas elecciones. Sólo así se puede realmente “gobernar”, que consiste en gestionar el presente poliédrico y en
prever y planificar el futuro. Ahora bien, esto sólo es posible si se han hecho
muchas y variadas lecturas y mucha, mucha,… reflexión; y si sólo se piensa en
las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. No hacer lo uno ni
lo otro es estar en política por oportunismo, por interés personal, para poder
comer, aunque sea a costa del sudor de los de enfrente (los miles de contagiados
y las miles de víctimas mortales).
© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en ABC.es, Catalunya Press, Diario 16, Press Digital, Las Voces del Pueblo, Kaos en la Red, El Obrero, Bembibre Digital, Liverdades, Cerdanyola Info, InfoHispania, El Correo de España, Alerta Digital, Revista Rambla, Correo Gallego, La Tribuna del País Vasco, La Paseata, La Voz de Cádiz y El Confidencial Digital.
Publicado también en ABC.es, Catalunya Press, Diario 16, Press Digital, Las Voces del Pueblo, Kaos en la Red, El Obrero, Bembibre Digital, Liverdades, Cerdanyola Info, InfoHispania, El Correo de España, Alerta Digital, Revista Rambla, Correo Gallego, La Tribuna del País Vasco, La Paseata, La Voz de Cádiz y El Confidencial Digital.
21 de abril de 2020