PP y PSOE llegan al 24M malparados
por la recesión económica, la corrupción política y la falta de firmeza ante el
independentismo catalán.
Las elecciones
del 24-M han despertado una expectación muy superior a la que corresponde a su
relativamente modesto fin de elegir concejales y alcaldes, representantes en
las asambleas de trece CCAA, Ceuta y Melilla, y miembros de Cabildos y Consejos
insulares y Juntas Generales vascas.
Dos razones
justificaban tanto interés. Primera, despejar la incógnita de si Podemos y
Ciudadanos, dos formaciones de aluvión con aires regeneradores con las que
nadie contaba hace un año, resultarán decisivas para gobernar. Segunda,
calibrar la fuerza de los partidos independentistas catalanes y ver si algunos
de sus alcaldables cumplen la promesa de proclamar la independencia.
Fin del bipartidismo
Los dos partidos que han protagonizado la vida política desde 1982, PSOE y PP, han llegado a estas elecciones malparados por las difíciles circunstancias que han condicionado la acción política (recesión económica y crisis financiera, aumento del paro y la pobreza), sus propios errores (corrupción política y financiación ilegal) y su falta de firmeza ante el independentismo catalán. El descontento ha calado en algunos segmentos de la sociedad que como náufragos se aferran a los nuevos partidos, cuyos jóvenes líderes nadan libres de hipotecas y repiten frases que suenan bien. Iglesias, profesor universitario 'interino' y ahora eurodiputado, promete iniciar un proceso constituyente para hablar de todo y liquidar el 'régimen' de 1978, el período, quiero recordar, de mayor libertad, concordia y prosperidad de la Historia Moderna de España. Rivera, diputado en el Parlament de Cataluña desde 2006, propone también algunas medidas para regenerar los partidos -limitación de mandatos, financiación transparente y celebración de primarias- que debería aplicar en su propio partido.
Los partidos
nacional-independentistas catalanes también habían otorgado a estas elecciones
un carácter casi épico. Trias, candidato de CDC a la alcaldía Barcelona, firmó
dos semanas antes de las elecciones el manifiesto "Ayuntamientos para la
independencia" que lo compromete a apoyar la lista independentista más
votada. Junqueras, líder de ERC, comparó estos comicios con las elecciones
municipales del 12 de abril de 1931 que llevaron a Macià a proclamar el Estat
Català dos días después. Los líderes de la Candidatura de Unitat Popular (CUP)
han ido un paso más allá al considerar estas elecciones plebiscitarias, y
algunos de sus alcaldes se han comprometido a tomar "control efectivo del
territorio" si ganan. Aunque CiU no se ha manifestado al respecto, la
posición de la CUP resulta coherente con el plan expuesto por Mas para desconectar
Cataluña de España.
Parrilla de salida y resultados
El PP ganó con
amplio margen las elecciones en 2011. Obtuvo mayorías absolutas en sus feudos
tradicionales de Madrid, Baleares, Castilla-León, Comunidad Valenciana (CV),
Murcia y La Rioja, así como en Cantabria y Castilla-La Mancha; ganó en Aragón,
Extremadura y Navarra (UPN-PP) y empató a escaños en Canarias; el PSOE sólo fue
el partido más votado en Asturias. En las municipales, el PP logró 8,5 millones
de votos (37,53%) y 26.499 concejales, con un holgado margen sobre los 6,3
millones (27,79%) y 21.769 concejales del PSOE. El listón estaba pues muy alto
y la principal incógnita, atendiendo a las encuestas, residía en conocer el
alcance de su caída y sus potenciales beneficiarios: el PSOE, las plataformas
de Podemos o Ciudadanos.
Con los datos
disponibles a esta hora, se puede afirmar que el PP ha ganado las elecciones
autonómicas por muy escaso margen. Aunque sigue siendo la fuerza más votada en
ocho CCAA, pierde Madrid y tendrá que pactar con Ciudadanos y otros partidos
regionales para gobernar en varias CCAA. El PSOE revalida su victoria en
Asturias, recupera Extremadura y como partido más votado y podría formar
gobierno en Aragón, Valencia y Canarias. Podemos emerge como la tercera fuerza
política y Ciudadanos como la cuarta mientras IU y UPyD se disuelven en la
marginalidad. UPN revalida su victoria en Navarra.
Con el 96,17%
de los votos escrutados, el PP gana a los puntos las elecciones municipales
pero pierde 11,5 puntos porcentuales, 4.400 concejales y la mayoría absoluta en
numerosas ciudades. El PSC cae 2,5 puntos porcentuales y obtiene la mayoría en
las provincias de Extremadura y Andalucía occidental. En Madrid, Carmena
(AhoraMadrid) obtiene 20 concejales y podría pactar con Carmona (PSOE) para arrebatar
la alcaldía al PP que obtiene 21. El PP sigue siendo la fuerza más votada en Valencia
y Málaga pero sufre un revolcón estrepitoso en Sevilla y Cádiz.
En Cataluña, el
PSC se desploma en Barcelona, donde obtiene 4 concejales y pasa a ser la
cuarta fuerza política, superada incluso por C's. En Lérida y Tarragona, el PSC
gana las elecciones. Colau (BComú-Podemos) con 11 concejales supera a CiU, que
obtiene 9 y pierde 6. CiU, ERC y la CUP suman en total 18 concejales, muy lejos
de la mayoría absoluta (25). Para el conjunto de Cataluña se observa, no
obstante, un gran avance de ERC y la CUP (400.000 votos), que compensa
sobradamente la caída de CiU (100.000).
Con la mirada puesta en el otoño
Aunque resulta
arriesgado extrapolar estos resultados a las generales de otoño, todo apunta a
que el Congreso estará más fragmentado y habrá mayor inestabilidad política en
las instituciones centrales del Estado. No augura nada bueno. ¡Imagínense por
un momento cómo habría sido esta legislatura si el PP no hubiera tenido mayoría
absoluta! Al PSOE, le va a resultar muy difícil ganar el terreno perdido en
Andalucía y en otras CCAA como Madrid y Cataluña. Podemos, superado el caso
Monedero, seguirá haciendo mella en el PSOE e IU mientras que Ciudadanos
perderá gas si el PP actúa con inteligencia.
El partido de
Rajoy tiene que renovar ideas y rostros para afrontar el reto de los emergentes
'adanitas', mostrar mayor firmeza ante los independentistas catalanes y
administrar sin alharacas la bonanza económica procurando paliar la situación
de los colectivos sociales más desfavorecidos. Hay políticas educativas y
sociales más urgentes y menos costosas que el Plan Pive 8.
©
Clemente Polo (firma invitada en Honestidad
Radical)
Doctor
en Ciencias Económicas
Catedrático
de Fundamentos del Análisis Económico (UAB)
Vocal
Asesor de la Presidencia del Gobierno presidido por Felipe González
Texto publicado también
en Expansión
y en el bloc de Clemente Polo