CONTACTO
DE LENGUAS. Como hemos analizado en otro lugar, el contacto
de lenguas consiste en la presencia simultánea de dos o más lenguas en un
individuo (muchos de los ciudadanos de Cataluña) o en una sociedad determinada
(Cataluña, por ejemplo). Ahora bien, esta cohabitación lingüística individual o
social tiene consecuencias para las lenguas implicadas, consecuencias que
pueden ser analizadas y explicadas en el marco de la “teoría del aprendizaje por transferencia”: influencia de un
aprendizaje sobre otros aprendizajes anteriores o posteriores.
LAS
TRANSFERENCIAS. Se suelen distinguir dos tipos de transferencias o
influencias entre dos aprendizajes: “las
transferencias proactivos” (influencia de un aprendizaje A sobre un
aprendizaje B, posterior) y los “transferencias
retroactivos” (influencia de un aprendizaje B sobre un aprendizaje A,
anterior). Y tanto unas transferencias como otras pueden ser “positivas” o “negativas”, según que un aprendizaje facilite o consolide otro
aprendizaje; o, por el contrario, lo dificulte o lo degrade. Cuando un locutor
o una comunidad utilizan una lengua A y tienen la oportunidad de aprender o utilizar
una lengua B, nos encontramos ante una situación de “lenguas en contacto”, fruto de dos aprendizajes sucesivos o
simultáneos. ¿Qué puede suceder a las lenguas en contacto? Pueden presentarse
tres consecuencias o soluciones. Basta con observar y analizar las
manifestaciones de la etología lingüística del homo loquens.
LA
SUSTITUCIÓN DE LENGUAS. Según esta primera consecuencia del contacto de
lenguas, una lengua puede ser abandonada en beneficio de otra. Se trata del
resultado más radical, producto de una “transferencia
retroactiva y negativa” (cf. ci-dessus).
Hay muchos casos históricos de sustitución colectiva de una lengua por otra.
Por ejemplo, con la invasión y la conquista de la Península Ibérica por los
romanos, las lenguas autóctonas (pre-románicas), excepto el vasco, fueron
reemplazadas progresivamente por el latín vulgar, la lengua de los invasores.
En estos casos se produce, durante un tiempo más o menos largo, una
coexistencia de dos lenguas o bilingüismo. Hay también numerosos ejemplos de
biografías individuales, recogidos en la literatura sobre el contacto de
lenguas. Es el caso de los hijos de los emigrantes españoles en diferentes
países de Europa, que dominan la lengua de los países donde viven y que la
pierden, si no continúan utilizándola, cuando vuelven a España, a una edad
temprana, para continuar la escolaridad aquí. Esta consecuencia (sustitución de
una lengua por otra) es el resultado del desarrollo de un “bilingüismo sustractivo o regresivo
extremo o radial”.
ALTERNANCIA
DE LENGUAS. Esta segunda consecuencia consiste en utilizar
alternativamente dos o más lenguas, en función de los interlocutores, de los
temas abordados y de las situaciones de comunicación en las que se puede
encontrar e interactuar un locutor bilingüe o multilingüe. Para que esta
solución sea factible, el locutor debe haber adquirido un cierto grado de
bilingüismo: un bilingüismo maximalista o
funcional o productivo o progresivo.
AMALGAMA
DE LENGUAS. En este caso, las lenguas en contacto se combinan y se funden-amalgaman
o se influencian y contaminan mutuamente. Por eso, se suelen diferenciar dos
tipos o grados de amalgama. Por un lado, está la “amalgama extrema”, que es un fenómeno social y colectivo. Aquí, varias
lenguas se combinan y se funden para dar lugar a una sola y nueva lengua. Éste es
el origen de nuevas lenguas que aparecieron a lo largo del siglo XIX y que
funcionaron como “lenguas francas” en
ciertos contextos: los “sabirs”, los “pidgins” y las “lenguas criollas”. Hoy, ejemplos ilustrativos son el “espanglish” de los hispanos en EE.UU. y
las lenguas híbridas habladas por los emigrantes españoles de los años 60 en
los distintos países europeos. Esta amalgama extrema es la consecuencia de una
competencia lingüística insegura, incierta e inestable, en las lenguas en
presencia, por parte de locutores seudobilingües, que los lingüistas
denominamos “semilingüismo”.
·
Y por el otro, está la “amalgama
parcial”: unidades lingüísticas o estructuras morfosintácticas transitan entre
lenguas diferentes que están en contacto, contaminándose mutuamente. Esta
amalgama parcial denota, en el locutor, un bilingüismo “desequilibrado” o “asimétrico”
o “imperfecto” o “dominante”, que es el único bilingüismo
que existe, como analizaremos en un próximo text0. En esta amalgama parcial es
donde se presentan las “interferencias”
(presencia, en las producciones lingüísticas en una de las lenguas de un locutor
bilingüe, de unidades y/o de estructuras morfosintácticas de otra lengua). Las
interferencias léxicas, por ejemplo, pueden adoptar la forma de “calcos”
[traducción literal de unidades lingüísticas sin cambiar el significado: por
ejemplo, “sky-scraper” (angl.) > “gratte-ciel” (fr.) > “rascacielos” (esp.); autoroute
(fr.) > autostrada (ital.) >
“autopista” (esp.); “cantera” (esp.) > “pedrera” (cat.)] y de “préstamos”
lingüísticos (importación de unidades lingüísticas, con o sin adaptación
formal, de una lengua a otra: stop, sandwich, parking, show, stock, gol, corner, etc.).
CATALÁN
Y ESPAÑOL EN CATALUÑA. Las tres consecuencias del contacto de lenguas,
que acabamos de presentar, pueden ser ilustradas con la realidad
sociolingüística de Cataluña. En una “economía
de mercado”, donde una de las claves es la libertad de emprender, se podría
decir que debería existir también una “economía lingüística de mercado”: cada ciudadano debería
poder invertir su tiempo y sus energías en el aprendizaje de la o de las lengua(s)
que le abren más puertas y que le proporcionan más posibilidades intelectuales,
educativas, profesionales y sociales; y, además, en cualquier situación, debería
ser libre para utilizar aquella lengua que haya elegido.
· En la vida
social, la alternancia de lenguas (catalán/español) es un comportamiento
real, natural y constante de los locutores que vivimos en Cataluña. Los
ciudadanos de a pie consideramos las
lenguas como instrumentos al servicio de la comunicación y subordinamos
cualquier otra consideración (identitaria, política, nacionalista, etc.) al
éxito de la misma. Por eso, la utilización de una lengua u otra no plantea
ningún problema entre los ciudadanos corrientes y molientes.
·
Ahora bien, la política de normalización
lingüística en Cataluña ha perseguido y persigue la primera de las
consecuencias apuntadas: sustitución del español por el catalán
en todas las situaciones de comunicación. Esto se ha conseguido ya en las
situaciones de comunicación formales: medios de comunicación, parlamento
catalán, enseñanza, administración autonómica, etc. Sin embargo, el objetivo es
hacer pasar a los ciudadanos de Cataluña por el aro del monolingüismo en catalán
en las situaciones no formales.
· Por otro
lado, la amalgama parcial del español y del catalán es también una
realidad incontestable. Basta con oír hablar en español a los catalanoparlantes
para constatar que las interferencias del catalán sobre el español aparecen en
sus producciones lingüísticas en español. Esta consecuencia es algo lógico, natural
e inevitable. En efecto, si se margina o se descuida la enseñanza-aprendizaje equilibrada
de las dos lenguas (catalán/español), como es el caso en la actualidad con las
políticas de “inmersión precoz y
total” y la exclusión del español como lengua vehicular, se están
echando las bases no de un bilingüismo equilibrado sino de un “bilingüismo sustractivo regresivo y
castrador”. Y por eso, el español
hablado y escrito por los catalanohablantes es ya y será, cada vez más, un
sucedáneo de español o “spancatalan”, el “spanglish”
catalán.
Coda: « Je ne
demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on
m’éclaire » (Ch. Nodier).
© Manuel I. Cabezas González
Publicado en Diálogo Libre, Periodista Digital y La Tribuna del País Vasco.
20 de febrero de 2014