· Los neuropsicólogos afirman que buena parte de nuestros
comportamientos son actos reflejos, automatizados. Los ejecutamos
inconscientemente, sin prestarles atención y sin fijarnos en los detalles.
Según parece, nuestro cerebro aplica, en su funcionamiento, el principio del
mínimo esfuerzo. Basta con reflexionar sobre lo que hacemos a lo largo del día
para corroborar esta aseveración. Así, por ejemplo, en nuestras relaciones
contractuales, en las que interviene el dinero, hacemos cotidianamente uso de
los billetes de curso legal, sin prestar atención al contenido iconográfico de
los mismos.
· Un día del pasado mes de agosto, mientras esperaba para pagar unas
consumiciones en el bar Golçalves de Almagarinos (Bierzo Alto), regentado sabia
y eficazmente por la hacendosa Deolinda,
posé mi mirada en los mensajes icónicos del billete de 20€, que tenía en las
manos. Y lo que vi me llevó a observar detenidamente, más tarde y ya en casa,
un billete de 5, otro de 10 y otro de 50€. Y ante las coincidencias
constatadas, examiné, vía Internet, el resto de la serie de los billetes de
curso legal de la Eurozona (los de 100, 200 y 500€, que nunca he tenido en mis
manos). He aquí lo que observé y las reflexiones que me inspiraron mis
observaciones.
· Todos los billetes, de tamaño y de colores diferentes, conformando un
ortodoxo arco iris (metáfora de un futuro esplendoroso), contienen el mismo
mensaje icónico. En el anverso de todos ellos podemos observar ventanas y
puertas; mientras que en el reverso, nos topamos siempre con puentes. Tanto
unos como otros, todos los mensajes icónicos presentan ejemplos de la
arquitectura europea de distintas épocas y de diferentes estilos, pero sin
referir a ningún monumento concreto. Así, en el billete de 5€ (gris), la
ventana, la puerta y el puente son de estilo clásico; en el de 10€ (rojo), de
estilo románico; en el de 20 (azul), de
estilo gótico; en el 50€ (naranja), de estilo renacentista; en el de 100€
(verde), de estilo barroco y rococó; en el 200€, (amarillo), de estilo
modernista (hierro y cristal); y en el de 500€ (morado), de arquitectura
moderna.
·
En todos los billetes, aparecen también otros elementos comunes. Entre ellos:
el nombre de la moneda, en caracteres
latinos (EURO), griegos (EYPΩ) y, en la nueva serie de billetes, cirílicos
(EBPO); además, la sigla del Banco Central Europeo (BCE), en cinco variantes
lingüísticas, que representan las 11 lenguas que, en 2002, eran las lenguas
oficiales de la UE (en los nuevos billetes, aparecen 9 variantes lingüísticas);
por otro lado, la bandera de la UE; y, finalmente, el mapa de los países que
conforman la Europa unida.
·
En la constitución de un estado o de una unidad política supranacional o de una
simple empresa, juega un papel fundamental la “iconografía” (i.e. los símbolos-mensajes
icónicos). La iconografía, en general, transmite mensajes muy claros y pretende
crear conciencia de pertenencia, de grupo, de orgullo, de identidad, de lealtad
y de imagen de marca. Y con la iconografía se refuerzan las fuerzas centrípetas
contra las centrífugas, al tiempo que se transmiten mensajes de inclusión en
vez de exclusión. La iconografía es como una argamasa o un adhesivo que contribuye
a reforzar los lazos de solidaridad y de unidad. Por eso, la nueva realidad
política, conocida como Unión Europea (UE), se ha dotado de una iconografía
propia, entre cuyos elementos, además de la bandera, del himno,… está la unidad
de pago, el euro, que ha adoptadazo la forma de la serie de billetes de curso
legal, que hemos descrito ut supra.
· En la UE, la iconografía de los billetes de curso legal, además de
otros símbolos, juega todas estas funciones y persiguen estos objetivos. En
efecto, en ella hay una simbología
cargada semánticamente y que sintetiza algunos de los valores fundamentales de
la Europa de los 27; entre ellos, el de la libertad, el de la cooperación, el
de la apertura, el de la solidaridad, el de la comunicación. En todos ellos,
hay puentes, que permiten salvar dificultades orográficas y que
facilitan el transito, la comunicación, la cooperación, el desplazamiento de
personas, el comercio de mercancías y la unidad entre los diferentes Estados
europeos; y puertas y ventanas,
que dan acceso a otras realidades, a otras formas de vivir, de sentir y de ser,
a otros mundos. Esto es corroborado, desde el punto de vista lingüístico, por
la utilización de tres alfabetos
diferentes y la toma en consideración de nueve
variantes lingüísticas de todas las lenguas de la Europa de los 27.
· Ahora bien, el mensaje explícito vehiculado por la
iconografía de los billetes de curso legal de la UE contrasta con las
prácticas, las formas y los objetivos de los Gobiernos de ciertas CC. AA.
españolas: entre ellas, Cataluña. En ésta, desde el inicio de la Transición,
los sucesivos gobiernos se han ocupado y preocupado de alimentar y fortalecer
las “fuerzas centrífugas”, poniendo
el acento en lo poco que nos separa de las otras CC. AA.; y no, en lo mucho que
nos une. Así se ha llegado a la situación actual de crispación, a propósito del
cual Clemente Polo (2013) ha escrito que el
movimiento actual de “secesión de
Cataluña va contra el espíritu que ha animado a la UE desde la fundación de la
CEE, a saber, la cesión de competencias nacionales y potenciación de las
instituciones comunes”.
· Un ejemplo paradigmático de estas fuerzas
centrífugas es la gestión de la cuestión lingüística, impuesta con el modelo de
la “inmersión
precoz, total y obligatoria”. Con esta política discriminatoria y
excluyente, la casta política catalana se aparta de los valores vehiculados por
los billetes de euro de la UE. Y ha estado y está dinamitando el puente, la
ventana y la puerta de la lengua castellana, creando con sus cascotes un nuevo
muro de Berlín, que divide, que separa y que puede llegar a enfrentar a los
ciudadanos catalanes. Con la “inmersión precoz, total y obligatoria”, la casta
política catalana ha convertido las cañas (las lenguas: catalán y español) en
lanzas (armas para alcanzar, disfrutar y abusar del poder) y podría
desencadenar, en el deteriorado oasis lingüístico español, fruto de la
Transición, una “guerra lingüística”, algo que algunos (R.
Obiols, Vidal-Quadras y M.I.
Cabezas) temen y han vaticinado. Por eso, contra el nacionalismo
secesionista, más Europa.
Coda: « Je ne demande pas à être approuvé, mais à
être examiné et, si l’on me condamne, qu’on m’éclaire » (Ch. Nodier).
© Manuel I. Cabezas González
www.honrad.blogspot.com
Publicado en Diálogo Libre, Crónica Popular, Red de Blogs Comprometidos, Bottup, Periodicoelbuscador.com, Cyclopaedia.net, Diario.consellodacultura.org.
1 de septiembre de 2013