martes, 26 de mayo de 2015

MAYOR FRAGMENTACIÓN, COMPLICADA GOBERNABILIDAD




PP y PSOE llegan al 24M malparados por la recesión económica, la corrupción política y la falta de firmeza ante el independentismo catalán

Las elecciones del 24-M han despertado una expectación muy superior a la que corresponde a su relativamente modesto fin de elegir concejales y alcaldes, representantes en las asambleas de trece CCAA, Ceuta y Melilla, y miembros de Cabildos y Consejos insulares y Juntas Generales vascas.

Dos razones justificaban tanto interés. Primera, despejar la incógnita de si Podemos y Ciudadanos, dos formaciones de aluvión con aires regeneradores con las que nadie contaba hace un año, resultarán decisivas para gobernar. Segunda, calibrar la fuerza de los partidos independentistas catalanes y ver si algunos de sus alcaldables cumplen la promesa de proclamar la independencia.

Fin del bipartidismo 

 

Los dos partidos que han protagonizado la vida política desde 1982, PSOE y PP, han llegado a estas elecciones malparados por las difíciles circunstancias que han condicionado la acción política (recesión económica y crisis financiera, aumento del paro y la pobreza), sus propios errores (corrupción política y financiación ilegal) y su falta de firmeza ante el independentismo catalán. El descontento ha calado en algunos segmentos de la sociedad que como náufragos se aferran a los nuevos partidos, cuyos jóvenes líderes nadan libres de hipotecas y repiten frases que suenan bien. Iglesias, profesor universitario 'interino' y ahora eurodiputado, promete iniciar un proceso constituyente para hablar de todo y liquidar el 'régimen' de 1978, el período, quiero recordar, de mayor libertad, concordia y prosperidad de la Historia Moderna de España. Rivera, diputado en el Parlament de Cataluña desde 2006, propone también algunas medidas para regenerar los partidos -limitación de mandatos, financiación transparente y celebración de primarias- que debería aplicar en su propio partido.

Los partidos nacional-independentistas catalanes también habían otorgado a estas elecciones un carácter casi épico. Trias, candidato de CDC a la alcaldía Barcelona, firmó dos semanas antes de las elecciones el manifiesto "Ayuntamientos para la independencia" que lo compromete a apoyar la lista independentista más votada. Junqueras, líder de ERC, comparó estos comicios con las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 que llevaron a Macià a proclamar el Estat Català dos días después. Los líderes de la Candidatura de Unitat Popular (CUP) han ido un paso más allá al considerar estas elecciones plebiscitarias, y algunos de sus alcaldes se han comprometido a tomar "control efectivo del territorio" si ganan. Aunque CiU no se ha manifestado al respecto, la posición de la CUP resulta coherente con el plan expuesto por Mas para desconectar Cataluña de España.

Parrilla de salida y resultados

 

El PP ganó con amplio margen las elecciones en 2011. Obtuvo mayorías absolutas en sus feudos tradicionales de Madrid, Baleares, Castilla-León, Comunidad Valenciana (CV), Murcia y La Rioja, así como en Cantabria y Castilla-La Mancha; ganó en Aragón, Extremadura y Navarra (UPN-PP) y empató a escaños en Canarias; el PSOE sólo fue el partido más votado en Asturias. En las municipales, el PP logró 8,5 millones de votos (37,53%) y 26.499 concejales, con un holgado margen sobre los 6,3 millones (27,79%) y 21.769 concejales del PSOE. El listón estaba pues muy alto y la principal incógnita, atendiendo a las encuestas, residía en conocer el alcance de su caída y sus potenciales beneficiarios: el PSOE, las plataformas de Podemos o Ciudadanos. 

Con los datos disponibles a esta hora, se puede afirmar que el PP ha ganado las elecciones autonómicas por muy escaso margen. Aunque sigue siendo la fuerza más votada en ocho CCAA, pierde Madrid y tendrá que pactar con Ciudadanos y otros partidos regionales para gobernar en varias CCAA. El PSOE revalida su victoria en Asturias, recupera Extremadura y como partido más votado y podría formar gobierno en Aragón, Valencia y Canarias. Podemos emerge como la tercera fuerza política y Ciudadanos como la cuarta mientras IU y UPyD se disuelven en la marginalidad. UPN revalida su victoria en Navarra.

Con el 96,17% de los votos escrutados, el PP gana a los puntos las elecciones municipales pero pierde 11,5 puntos porcentuales, 4.400 concejales y la mayoría absoluta en numerosas ciudades. El PSC cae 2,5 puntos porcentuales y obtiene la mayoría en las provincias de Extremadura y Andalucía occidental. En Madrid, Carmena (AhoraMadrid) obtiene 20 concejales y podría pactar con Carmona (PSOE) para arrebatar la alcaldía al PP que obtiene 21. El PP sigue siendo la fuerza más votada en Valencia y Málaga pero sufre un revolcón estrepitoso en Sevilla y Cádiz. 

En Cataluña, el PSC se desploma en Barcelona, donde obtiene 4 concejales y pasa a ser la cuarta fuerza política, superada incluso por C's. En Lérida y Tarragona, el PSC gana las elecciones. Colau (BComú-Podemos) con 11 concejales supera a CiU, que obtiene 9 y pierde 6. CiU, ERC y la CUP suman en total 18 concejales, muy lejos de la mayoría absoluta (25). Para el conjunto de Cataluña se observa, no obstante, un gran avance de ERC y la CUP (400.000 votos), que compensa sobradamente la caída de CiU (100.000). 

Con la mirada puesta en el otoño

 

Aunque resulta arriesgado extrapolar estos resultados a las generales de otoño, todo apunta a que el Congreso estará más fragmentado y habrá mayor inestabilidad política en las instituciones centrales del Estado. No augura nada bueno. ¡Imagínense por un momento cómo habría sido esta legislatura si el PP no hubiera tenido mayoría absoluta! Al PSOE, le va a resultar muy difícil ganar el terreno perdido en Andalucía y en otras CCAA como Madrid y Cataluña. Podemos, superado el caso Monedero, seguirá haciendo mella en el PSOE e IU mientras que Ciudadanos perderá gas si el PP actúa con inteligencia. 

El partido de Rajoy tiene que renovar ideas y rostros para afrontar el reto de los emergentes 'adanitas', mostrar mayor firmeza ante los independentistas catalanes y administrar sin alharacas la bonanza económica procurando paliar la situación de los colectivos sociales más desfavorecidos. Hay políticas educativas y sociales más urgentes y menos costosas que el Plan Pive 8. 

© Clemente Polo (firma invitada en Honestidad Radical)
Doctor en Ciencias Económicas
Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico (UAB) 
Vocal Asesor de la Presidencia del Gobierno presidido por Felipe González

Texto publicado también en Expansión y en el bloc de Clemente Polo

lunes, 11 de mayo de 2015

FACTA, NON VERBA



(Escudo y lema del Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès)


· El año en curso es un año preñado de elecciones. Con las andaluzas del pasado 22 de marzo de 2015, se abrió la veda. El próximo 24 de mayo, tendrán lugar las elecciones municipales así como las autonómicas en todas las CC.AA., excepto en Cataluña, Galicia y el País Vasco. Para el 27 de septiembre, están planificadas las plebiscitarias, secesionistas y autonómicas catalanas. Y entre el 20 de noviembre y el 20 de diciembre, tendrán lugar las elecciones generales para el Congreso y el Senado.

· Ante la inminencia de esta sobredosis de “democracia formal” (que no real), no está de más que reflexionemos y dejemos constancia de alguno de los elementos de juicio que los electores deberíamos tener en cuenta para elegir a nuestros representantes y, de esta forma, poder depositar o no nuestra confianza en los candidatos más idóneos y honestos. Así seríamos menos engañados, estafados y decepcionados o, simplemente, no seríamos engañados, estafados y decepcionados por esas sanguijuelas de la casta política, que se presentan a las elecciones, no para servir a la ciudadanía sino para servirse de la política en beneficio propio.

· Según una expresión políticamente correcta y al uso en España, la víspera de cualquier elección es denominada “día de reflexión”. Ahora bien, para poder reflexionar, es necesario haber alimentado adecuadamente nuestro cerebro con datos fiables y objetivos, con informaciones veraces y con argumentos sólidos. Si tenemos en cuenta la anorexia informativa a la que todos los partidos someten a la ciudadanía española (y no sólo durante la campaña electoral), no parece que tengamos materia adecuada y suficiente para rumiar el día de reflexión. Y luego pasa lo que expresó magistralmente Ramón y Cajal cuando escribió aquello de que “el cerebro es como una máquina de acuñar moneda. Si echas en ella un metal impuro, obtendrás escoria. Si echas oro, obtendrás moneda de ley”. Por eso, “como el silencio es, a veces, la peor de las mentiras” (Unamuno), me permito romperlo para poner negro sobre blanco algunas ideas que podrían contribuir a alimentar nuestra reflexión para participar o no en eso que la casta política denomina, interesadamente, “la fiesta de la democracia”. ¿Cómo elegir a nuestros representantes? ¿A quién votar?

· Según J. Joubert, ensayista francés (s. XVIII-XIX), “como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de los gobernantes pide una reflexión profunda y reposada”. Por eso, en las elecciones que se avecinan y en particular en las municipales, los ciudadanos deberíamos regirnos por el “principio de la racionalidad” y por el de “lo políticamente incorrecto”; y no por el de la “oportunidad” y el de lo “políticamente correcto”, que son el santo y seña de los “políticos profesionales”, preocupados sólo por llegar al poder, sin hacer ascos a ningún medio. El primer ministro británico W. Churchill tenía esto muy claro cuando escribió aquello de que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Y también E. Kennedy cuando aseveraba que “en política pasa como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto está mal”.

· Estas citas de autoridad exigen mucho, tanto a los candidatos (permiten distinguir a aquellos que vienen a servir a los ciudadanos de aquellos que vienen a servirse del poder en beneficio propio) como a los electores. En efecto, los electores deberíamos juzgar o valorar a los candidatos no por lo que dicen que han hecho o van a hacer (“verba”) sino por lo que han hecho y hacen (“facta”). Además, no deberíamos olvidar esa verdad de Perogrullo (aquel que a la mano cerrada llamaba puño), que reza así: los políticos, una vez elegidos, sufren una amnesia, que hace que olviden lo prometido durante la campaña y que sus “facta” estén a mil años luz de las promesas (“verba”) que hicieron a la ciudadanía. Y, por este motivo, los electores somos siempre, cuando las cosas vienen mal dadas, como es el caso desde hace bastantes años y en la actualidad, los que pagamos los platos rotos por la casta política, elegida por nosotros mismos, pero mal elegida. Estos rasgos descriptivos de la casta política muestran que ésta, en general, carece de músculo ético, de honestidad y de vergüenza; y está obsesionada y preocupada únicamente por la conquista del poder y por la permanencia en él, para disfrutar, sine die, de un pesebre bien provisto y un cubil bien mullido.

· Por lo tanto, los electores sólo seremos libres al votar y votaremos con conocimiento de causa por una u otra opción política o podremos decidir no votar a nadie, si estamos debidamente informados, si hemos dedicado un tiempo a “rumiar” nuestro voto, si tenemos en cuenta, sobre todo, lo hecho por los candidatos (“facta”) y si nuestra elección ha sido hecha sobre la base delprincipio de la racionalidad”, que creo que es el único correcto. Además, deberíamos poder votar a las personas y no a las siglas de los partidos que se presentan a las elecciones. Y, para poder hacerlo, se deberían ofrecer a los electores listas abiertas y desbloqueadas, que están en las antípodas de las listas de estómagos agradecidos (las cerradas y bloqueadas), para votar no a partidos sino a aquellas personas concretas, que consideramos más justas, más honestas, mejor preparadas y más eficaces en la gestión de los asuntos públicos. Ante esto, alguno podría decirme que esto sería pedir peras al olmo. Sin embargo, no debemos olvidar, como escribió Victor Hugo en Los Miserables, que “la utopia de hoy es la realidad de mañana”.

· La casta política española tiene muy mala prensa, desde hace muchos años: constituye uno de los problemas más importantes para los españoles, según el CIS; sale del “todo a cien de los partidos”, según el verbo certero  de la “todólogaPilar Rahola, a la que, por una vez, le sonó la flauta por casualidad; y además no es la solución de los problemas de España, sino parte de sus problemas. Esta evaluación negativa de nuestra casta política es compartida por el premio Nobel José Saramago, que no es sospechoso de ser antidemócrata ni de tirarse al monte, cuando escribió que “sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de los políticos”. Por eso, en el día de reflexión y en el día de la votación, los electores deberíamos tener en cuenta el lema del Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) —mi segunda patria chica, después de Almagarinos (El Bierzo)— que reza así: “facta, non verba” (“hechos, no palabras”). Y deberíamos mirar la luna (“Facta” —los hechos—,  es decir al candidato o candidatos concretos), que nos señala el dedo del sabio, y dejar de mirar el dedo (“verba” —las palabras—, es decir las siglas de los partidos), que sólo busca distraer nuestra atención y embaucarnos una vez más. Aplicando este aforismo clásico, a lo mejor los votantes nos preguntamos, como lo hacía, muy atinadamente, hace algún tiempo, J.J. Millás: “¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?”. Y actuamos en consecuencia, guiados por los “facta, non verba”.

© Manuel I. Cabezas González
Publicado también en Periodista Digital, Bembibre Digital, Tribuna del País Vasco, Las Voces del Pueblo, Cerdanyola Informa, web de España y Catalanes, Periódico El Buscador y Bierzo7.
www.honrad.blogspot.com
m.ignacio.cabezas@gmail.com